Editorial

¡¡EN GUARDIA!! …NACIONAL.

#InPerfecciones

De ahora en adelante por protocolo ¿qué será primero? ¿la lectura de tus derechos humanos o los toletazos? ¿apoco si el mando militar se va a supeditar al civil?.

 

 

Carlos Rosas C

carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Hace un año la discusión que se encontraba sobre la mesa era la “ley de seguridad interior”. En aquel momento los focos rojos se encendieron por la discrecionalidad con la que el jefe del ejecutivo podría hacer uso de las fuerzas armadas sin necesidad de pasar por la aprobación del congreso y mucho menos encontrándose el país bajo un estado de guerra, aspecto que desató las críticas más duras para el entonces gobierno de Enrique Peña Nieto, en un momento en el que el índice de criminalidad y violencia presentó niveles inusitados.

 

En aquel momento la utilización de las fuerzas armadas en labores de seguridad pública protagonizó las discusiones más encendidas por la deficiente actuación del ejercito en materia de derechos humanos; se presentaron estudios, cifras, testimonios, pruebas y por si a alguien ya se le olvido, el reclamo por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y la proximidad del cincuenta aniversario de la masacre en la plaza de las tres culturas en Tlatelolco en 1968, no dejaron lugar a dudas que la experiencia de estudiantes, trabajadores, maestros, campesinos etc. con el ejercito no ha sido para nada positiva cuando en un afán demagogo el gobierno justifica la utilización del ejercito en la búsqueda de salvaguardar la supuesta  “gobernabilidad nacional”.

 

Sin embargo la utilización de las fuerzas armadas en labores de seguridad pública no es algo nuevo por si acaso hay un poco de “desmemoria”, es que nos podemos remitir al sexenio de Vicente Fox y su “extraordinaria” Policía Federal Preventiva que no era mas que un grupo de corte paramilitar que entre sus más heroicas hazañas se encuentra la de haber transgredido la autonomía de la Universidad Nacional Autónoma de México para terminar con la huelga estudiantil, y posteriormente ya con Felipe Calderón y su declaratoria de guerra contra el narco la presencia militar en las calles y en las plazas donde el “crimen súper organizado” operaba, lo único que trajo consigo fue el aumento de casos de abuso de las fuerzas armadas hacia la población, y ya ni hablar del sexenio de las maravillas de Enrique Peña Nieto donde todo fue mejor, nada ocurrió, y tan no ocurrió que las fuerzas armadas continuaron en las calles y los índices de criminalidad y abusos no disminuyeron.

 

Obviamente durante las campañas electorales todos los candidatos se llenan la boca hablando de seguridad y de planes sumamente efectivos para exterminar ese mal que nos carcome como sociedad y nos quita la tranquilidad a las familias etc., etc., etc. y desde luego que el ahora partido en el gobierno con amplia mayoría, en aquel momento pues tenía que oponerse a la militarización del país, ¡¿como era posible que los gobiernos anteriores transgredieran así a nuestra intocable constitución?!. Claro que una de las promesas de campaña del jefe del ejecutivo Andrés Manuel López Obrador y que tuvo mucho eco, fue la del regreso del ejercito a los cuarteles que fue muy celebrada porque ahora si se presentó “alguien que le sabe a eso de la seguridad y nos va a regresar la paz”.

Y como dicen por ahí que “no es lo mismo que lo mesmo”, con el paso del tiempo y el aterrizaje de las ideas a las realidades, pos claro que la situación no se presentó tan “peladita y a la boca” como se pensaba, con una policía totalmente rebasada y corrupta, además de abandonada, poco capacitada, tan carente de conocimiento en materia de derechos humanos como el ejercito pero pues parece que la mejor opción fue buscar el marco jurídico, legal, y constitucional para de una buena vez por todas mantener al ejercito en las calles sin que vengan organizaciones de derechos humanos, o de hijos o estudiantes desaparecidos a estar “chingando la madre” con que el ejercito no debe estar en las calles.

 

El día de ayer por la tarde en la cámara de diputados y después de una ronda de pláticas para hacerle al cuento de escuchar las voces de expertos en la materia y otras opiniones, se aprobó en lo general la reforma constitucional para integrar la Guardia Nacional, que se justificó con la verborrea más nefasta de la que ha hecho gala MORENA y junto con el “can-cerbero” Mario Delgado que ahora si le dejaron de tener asco al partido del que muchos emanaron para nuevamente masturbarse entre ellos y aliarse con el PRI para recetar al país una Guardia Nacional bajo la absurda estructura de un mando civil  -administrativo- y uno militar –operacional- que le da forma en su totalidad a la implementación de una política de seguridad que tal parece no van a sujetar a la medida populista de una “consulta pública” prometida para marzo del año en curso.

 

La simulación es evidente, la militarización de la seguridad y por supuesto la asignación de los recursos correspondientes comenzarán a rendir frutos a esta “victoria” de los nuevos aliados en la cámara que deja un precedente en el incumplimiento de una promesa de campaña que derivó de una falta de dimensionamiento y como siempre de un discurso lleno de demagogia. Habrá que recordarle al presidente y sus cuates que si la implementación de una estrategia de seguridad pública no se acompaña de un sistema de impartición de justicia eficiente, los resultados negativos de la experiencia con los militares en las calles con permiso constitucional nos dejará bonitas experiencias donde a toletazos te leerán tus derechos humanos bajo la displicencia de las autoridades. En definitiva lamentable.

 

#InPerfecto