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Calaverita Literaria al Gato Bolsas

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Caminando el Gato Bolsas estaba
cuando la muerte su Guadaña guardaba
para que el Gato no la cachara
y un retrato de ella le aplicara.

 

 

Redacción InPerfecto / @InPerfectoMx
redaccion@inperfecto.com.mx

Cuando todos en casa se dormían
el Gato Bolsas con tiento se salía
con mucha velocidad el corría
para ver lo que en Palacio Nacional ocurría.

El Gato predilecto de todos
por un escondite se metía
para mirar lo que se hacía
en medio de mucho lodo.

A la clase política él ya conocía
pero ese día en medio de la rutina
la Calaca se le aparecía.

“¡Miau!, buenas tardes difunta,
vienes a ver a la yunta,
que de risa mata a cualquiera,
y ya lo ven por doquiera”.

“No Gato Bolsas yo vengo
porque mucho insomnio yo tengo
La Mañanera me arruya
y esperaré a que hoy no fluya”.

Eso le dijo la Catrina,
mientras se maquillaba de prisa,
“Oye Gato Bolsas ¿te animas
a cubrir mi trabajo pero sin risa?”

Al escuchar esas palabras,
el Gato Bolsas acepto sin excusas,
pues en la mira tenía
a abusivos que ya no contenía.

La Guadaña le dio al Gato
y el miró ese aparato,
pensando con quien estrenarlo,
pensando en el PAN a cada rato.

El Gato Bolsas pronto inició su travesía,
aprovechando sin tiento su membresía,
recorrió los CEN nacionales,
de los partidos políticos oficiales.

Paso por los estados,
y por todos los condados,
al final del día el dijo
que ese es un trabajo muy digno.

Después de su siesta la Catrina le dijo,
que se tumbo muchos a su antojo
pero por el favor que le había hecho
no lo llevaría aún a su techo.

El Gato Bolsas pintaba
los cartones con cosas que él odiaba,
el arquitecto Rosas lo andaba
correteando para que el cartón ya mandara.