Editorial

NO, NO ESTAMOS LISTOS.

#InPerfecciones
Los políticos no son amigos de los ciudadanos, no son guardianes de sus derechos ni vigilantes de la certeza jurídica.

 

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

De cara a la jornada electoral del próximo 6 de junio en México, la pregunta obligada –nuevamente- es ¿estamos listos?. Esta pregunta, desde luego, no es nueva ni será la última vez que se realice antes de las elecciones intermedias que serán –en esta ocasión- algo más que un termómetro para imaginar lo que viene para el 2024, es decir, la suspicacia radica en si estamos listos para enfrentar el desafío que representa acudir a las urnas en franca desventaja política.

 

Como ciudadanos, debe quedarnos muy claro que el ejercicio electoral sirve para apuntalar un sistema democrático que debe ser representativo de todos los sectores de la población, aspecto que implicaría poseer un conocimiento muy claro del funcionamiento y alcance de las tareas que desempeña el Gobierno Federal, que, sin duda dotaría de elementos suficientes para poder cuestionar al poder sobre las implementaciones que dispone o no para el beneficio del país, es decir, el escrutinio constante al Gobierno debería ser una práctica común y generalizada.

 

Sin embargo, la política mexicana ha representado un éxito solo para la clase que ejerce el poder, y el ejercicio democrático de votar se ha convertido en “actos de fe” respaldados tibiamente por discursos que señalan que el bienestar del pueblo es el único interés de partidos políticos y personajes que se presentan como amigos de la población repartiendo dádivas, promesas y proyectos fuera de la realidad pintando un futuro extraordinario que no termina de llegar. 

 

Los políticos no son amigos de los ciudadanos, no son guardianes de sus derechos ni vigilantes de la certeza jurídica, el poder solo es una estructura anquilosada que se soporta en la población y vive como un gran parásito legitimado por una serie de leyes y reglamentos que ajusta según la corriente política e ideológica que se encuentre en turno y que aprovecha la falta de interés, la ignorancia y la necesidad de la población para presentarse como beneficiarios del pueblo al que le hacen el favor de gobernar porque ese pueblo es incapaz de tomar las riendas del país. Efectivamente, el ejercicio del poder radica en la sumisión de fanáticos y en la anulación de los inconformes, y no, los políticos no son “Teresas de Calcuta”, solo son un coto de alegres cretinos pactando entre ellos para controlar gobiernos locales o territorios al más puro estilo del crimen organizado.

 

No, desafortunadamente no estamos listos para la elección intermedia, el infortunio del electorado se encuentra en la calidad de la oferta política a elegir, quienes gozan de una amplia mayoría recitan una doctrina que les terminará otorgando más poder, y la oposición solo recogerá las migajas de la supuesta reyerta electoral. No, no estamos listos, estamos polarizados, enfrentados, sin certeza jurídica, económica, política, educativa y social, el partido oficial se frota las manos mientras la población se debate entre elegir a ladrones demagogos de un color u otro creyendo que la democracia es un juego ininteligible que solo pueden jugar los “profesionales de la política”.

 

#InPerfecto