Editorial

Colombia en un vilo para conseguir la paz.

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Uno de los países con una guerra eterna es Colombia, el pasado 7 de agosto será recordado por la promesa de la paz eterna en un territorio que no conoce la calma ni la tregua.

 

 

Roehinics / @roehinics
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Uno de los países con una guerra eterna es Colombia, el pasado 7 de agosto será recordado por la promesa de la paz eterna en un territorio que no conoce la calma ni la tregua.

Todos hablan de Gustavo Petro, pero para muchos colombianos no es un personaje nuevo, es un antagonista que hoy se convierte en el protagonista de la historia actual del país sudamericano.

 Un exguerrillero que confronto a sus compañeros de lucha en la guerrilla con gobiernos que habían pasado ignorando las demandas de la guerrilla dividendo más y más al país.

En fin todo una era se podría concluir en la histórica victoria de Petro y Francia su vicepresidenta.

En un decálogo que principia por la paz y la construcción de ella Petro centra sus aspiraciones y toda su capacidad en lograrla, difícil es el reto pero no imposible la distancia con las fuerzas armadas es notoria, unas fuerzas armadas que habían luchado en contra de todos los exguerrilleros y que hoy reciben órdenes de uno de ellos.

Es crucial conocer el privilegio y la capacidad que tienen las fuerzas armadas colombianas en imprescindible conocer la dimensión del problema.

Así como México, Colombia enfrenta una lucha interminable con los carteles de droga la disidencia y la libertad de expresión flagelos inequívocos de una falta completa de estado de derecho, sin embargo el principal problema no es la corrupción como en 2018 fue el slogan de campaña del presidente de México López Obrador, si no el verdadero problema de nuestros Estados, es la impunidad dicho problema lo han enmarcado no solo el presidente Petro si no el nuevo secretario de la Defensa colombiana el ex magistrado Iván Velásquez, el reto será conciliar y gobernar para todos, los que confían y los que no.

Desde el exterior se estrenan presidentes.

No cabe duda que esta fotografía no puede estar completa sin una panorámica de los extremos y en efecto a la toma de posesión del presidente Petro, asistió la mayor parte de los jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica, como lo es el Rey Felipe VI de España y los presidentes de Chile, Gabriel Boric, que por cierto será la primero con el que sostenga una reunión bilateral, en suma los presidentes de Bolivia, Paraguay el de República Dominicana, la presidenta de Honduras, la vicepresidenta del Perú,  de Ecuador y la delegación estadounidense encabezada por la directora de USAID; Samantha Power

La sorpresa es de las dos economías más grandes de la región; México y Brasil que enviaron a sus cancilleres, empezando por el de Brasil Alberto França, y del lado mexicano el presidente López Obrador envió a su esposa la Dra. Beatriz Gutiérrez Müller y al canciller Marcelo Ebrard, la importancia de la investidura del presidente colombiano para los dos grandes de la región pareciera pasar desapercibida.

Y en el otro extremo se encuentra Nicolás Maduro y la relación espinosa de la vecindad, Colombia y Venezuela no tienen una relación diplomática, ambas administraciones anunciaron su decisión e tener una puerta abierta a lo que podría convertirse en la armonización de la vuelta a las relaciones diplomáticas y a la continuación de la relación bilateral.

En pocas palabras.

Colombia es un país de música y colores, diverso, cansado de la guerra, fatigado y muy harto de la corrupción, la impunidad y la pobreza, el slogan de campaña y de gobierno de esta administración se ha convertido en la esperanza de que el gobierno podrá escuchar a la gente de a pie y no en mayor parte a la elite.

Sin embargo es la primera vez que ocurre este gran cambio en la política colombiana, es una oportunidad que el presidente Petro no puede desperdiciar, para pacificar al país en primer término en segundo es la economía una tasa de desempleo de 11,3% y una inflación de efectos globales que día a día en este 2022 encarecerá la vida en todas sus formas, y la pobreza que se ha extendido por todo el país.

No es la tarea de un hombre no es la tarea de Petro, es tarea de las y los colombianos, sin embargo es un reto que acepto desde hace ya varios años y hoy que es el líder del país deberá guiarlo en estos próximos 4 años, Colombia y América Latina viran a la Izquierda progresista y parecería que la marea roja se extiende desde la pampa hasta Tijuana.

 

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