Editorial

CÓMICOS.

#InPerfecciones
“Lo que debe quedarnos claro es que el interés de los ciudadanos nada tiene que ver con el interés de la clase política”

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

El humor involuntario es propio de la clase política, después de todo estos grandes actores incursionan en todo género de la actuación, personifican extraordinarias escenas llenas de dramatismo, donde se victimizan y se bañan con sus propias lágrimas, también son románticos, soñadores, perspicaces y hasta sarcásticos, pero su vocación se encuentra sin duda en la comedia, para este género en especial son lo mejor de lo mejor, cuentan chistes, se hacen los graciosos, generan ingeniosos manifiestos donde plasman su audaz y cómica retórica que se atreven a bautizar como “Cartillas Morales” o decálogos de bonitas intenciones, sin embargo, la calidad histriónica de la clase política es cosa seria, sobre todo en materia de implementación de políticas enfocadas a seguridad, salud, economía y educación, justo ahí es donde toda la gracia deja de tener sentido y lo que para la clase política es diversión, para la población civil es burla.

 

Lo que debe quedarnos claro es que el interés de los ciudadanos nada tiene que ver con el interés de la clase política, la supuesta representatividad que tienen estos personajes de la población es una tomadura de pelo, el interés de los actores políticos refleja únicamente el interés de sus partidos, unos por mantener el poder y otros por evitar la extinción, aunque sobra señalar que a pesar de que un partido desaparezca las opciones para mantener es estatus personal de los políticos son muy amplias, solo basta con abrazar la bandera ideológica y jurar lealtad a un grupo político para que por arte de magia se encuentren en escena nuevamente, ese chiste lo conocemos de sobra, no importa la calidad del personaje porque lo que sobra es impunidad y cobijo para estos personajes.

 

Así es como las cosas se dan en el “noble oficio” de la política, la lucha por mantener un estatus de credibilidad y confianza nos permite presenciar escenas  de alto calibre cómico, la interpretación de la ley se encuentra atascada en el fango del libre albedrío político en el que el afán por descalificar al adversario deja de manifiesto el interés particular de cada grupo político, no importa si la calidad en los servicios de salud se encuentra en un estado precario, no importa si el poder adquisitivo para surtir la canasta básica es insuficiente, que importa si el alza de la violencia alcanza niveles alarmantes, eso no importa cuando de lo que se trata es de conseguir a toda costa ganar la narrativa, por eso tenemos que soportar las vomitiva campaña sobre los “traidores a la patria” que morena y compañía empujan como retribución por la negativa a la reforma eléctrica que obtuvieron en la cámara, por eso tenemos que soportar la constante perorata presidencial en la que tanto se queja López Obrador de los conservadores neoliberales, sin embargo toda esa paja discursiva no es más que un cómico espectáculo con el que se evade la responsabilidad de rendir cuentas y dar respuesta cabal a los cuestionamientos que cada vez son más severos en materia de seguridad, ese show le permite al presidente incluso hacer malabares para entretener más a la audiencia.

 

Pensar que al Presidente le ofendió o le preocupó mucho que Donald Trump señalara que “nunca había visto a nadie doblarse como se dobló el Gobierno Mexicano” resulta ingenuo, al contrario, el ex mandatario norteamericano le hizo un enorme favor a López Obrador para diluir la narrativa negativa y escandalosa la corrupción que ha caracterizado a su administración –momentáneamente-, incluso se le hizo tan gracioso al grado de señalar que “le cae bien”, ¿dónde está la respuesta incisiva al ex Presiente Trump, como la respuesta que esgrimieron hacia el parlamento europeo? ¿Donde está la defensa de la soberanía?, lo que queda claro es que lo que ocurrió es que solamente quedó confirmado lo que ya todos sabían, es decir, el Presidente López Obrador dobló las manitas, terminó cediendo utilizar a la Guardia Nacional para labores de contención migratoria, terminó aceptando funcionar como tercer país seguro, terminó agradeciendo a Donald Trump el supuesto trato respetuoso para los mexicanos, ¡vaya defensa de la soberanía!.

 

Sin embargo, lo curioso y mas gracioso de este desaguisado es la hipersensibilidad del Presidente cuando le reviran jocosamente que “se la metieron doblada”, de inmediato manotea y se ofende exigiendo una disculpa pública por el agravio a su delicada masculinidad, es decir, al Jefe del ejecutivo le preocupa mucho más el dilatado sentimiento  de inferioridad que le hacen sentir sus críticos que lo vulgar de sus dichos cuando tacha de conservadoras y descalifica  a las mujeres agredidas sexualmente, muertas y desaparecidas, lo vulgar de su dicho cuando tacha de provocadores a quienes le exigen se transparente el ejercicio de los recursos para sus obras insignia.

 

Para chistes, solo el Presidente, para bromas de mal gusto las inauguraciones de obras inacabadas, para espectáculos, la soberana incapacidad de un personaje al que lo vulgar solo le gusta cuando emana de su acomplejada mentalidad.      

 

#InPerfecto