Editorial

UN PUÑO APRETADO GRITANDO POR ARGENTINA.

#InPerfecciones
“La revancha deportiva deja de manifiesto que lo que se juega en un partido es algo más que una estadística.”

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

Jorge García Vielma / @7Vielma7
jorge.garcia@inperfecto.com.mx

 

Remontemos el tiempo, en principio, porque recordar es volver a vivir, pero también porque es necesario reflexionar sobre lo que nuestros ojos han visto, cuantos recuerdos y sentimientos pueden experimentarse nuevamente cuando volteamos a mirar el televisor del pasado, ese que a colores o en blanco y negro nos evoca momentos extraordinarios de los que somos testigos.

 

Los eventos deportivos suelen marcar un ritmo en el tiempo y el espacio, se vuelven referentes a lo largo de nuestra vida: equipos, personajes y situaciones nutren las experiencias propias, se convierten en anécdotas que se construyen a partir de un bagaje amplio, que va desde lo deportivo, pasando por lo económico y llegando a lo político. 

 

El escenario era perfecto, parecía que se había preparado para lo que habría de venir en instantes: domingo 22 de junio de 1986, Estadio Azteca 12:00 hrs, Ciudad de México; cuartos de final de la Copa del Mundo de México. Argentinos e ingleses de nueva cuenta se verían las caras, ya lo habían hecho en otro campeonato mundial pero también en un campo de batalla donde corrió sangre, la “Guerra de las Malvinas”, el saldo siempre favorecía a los europeos. Pero aquella tarde la historia habría de presenciar uno de los eventos más representativos en la historia de los Mundiales, el protagonista sería Diego Armando Maradona, sus pies y su mano serían sus armas principales.

 

Dos momentos convirtieron aquel 22 de junio en un instante mágico, que se quedó tatuado en la memoria de propios y extraños, la “Mano de Dios” y el “Barrilete Cósmico”, Diego Armando Maradona le pasó factura a los ingleses y les impartió cátedra en la cancha del Azteca a los creadores del futbol moderno; la revancha deportiva deja de manifiesto que lo que se juega en un partido es algo más que una estadística o un marcador, se exaltan sentimientos como el patriotismo y la dignidad nacional frente a los poderosos, la lucha de clases corre detrás del balón, ricos contra pobres no se dan tregua ni en las tribunas ni en la cancha.

 

La década de los 80 fue una crisis económica que tuvo pinceladas de alegría para algunos países como Argentina que trataba de recuperarse de los “Videlas”, los “Galtieris”, y la Junta Militar de un régimen dictatorial que organizó una Copa del Mundo mientras muertos y desaparecidos quedaban sepultados bajo el griterío de gol que silenció la infame represión en 1978, la herencia de aquel régimen fue el conflicto de las Malvinas, una añeja disputa que se rescató para velar la complicada situación económica argentina, sin embargo, la historia que se cuenta en las canchas de una Copa del Mundo, trasciende no solo por el resultado, sino por el contexto que circunda a un enfrentamiento; los números, los pronósticos y los análisis que acuden a la lógica deportiva deben acompañarse de un análisis mucho más profundo, no solo son 22 jugadores, es el cuerpo técnico, son los representantes diplomáticos, son los aficionados, es el país sede, es el momento político, económico y social.

 

El 10, Diego Armando Maradona, dejó claro que la lógica deportiva se reduce a nada cuando se juega algo más que un partido, es ideología, es voluntad, es orgullo; el contexto es un rompecabezas que se debe armar con la visión de muchos; claro que la historia la escriben los vencedores, y en esta ocasión la historia tocó ser escrita por el arrojo de un equipo que se atrevió a faltarle al respeto a la Corona Inglesa en terreno neutral y en el futbol la diplomacia no encuentra un reducto amistoso cuando esos 22 en la cancha son iguales y la diferencia la hacen las circunstancias y la habilidad para demostrar que la superioridad deportiva tiene muchas aristas, en ese momento el gol fantasma de los ingleses frente a la escuadra alemana en la final de 1966 hizo las veces de karma para la escuadra inglesa que se deshizo en reclamos para el arbitro después de la “Mano de Dios”, nadie podría imaginar que minutos después, la icónica evolución futbolística de Maradona se convertiría en una estampa que hizo retumbar al Estadio Azteca.

 

Dimensionar lo ocurrido aquella tarde de junio de 1986 en la cancha del Estadio Azteca adquiere una relevancia que le quita todo lo banal que puede parecer el futbol como espectáculo, porque como fenómeno social, el futbol se juega antes durante y después de los encuentros; los países sede se preparan, crean infraestructura, construyen una narrativa y una imagen alrededor del la justa mundialista, se trabaja a marchas forzadas para cumplir con los programas y requerimientos que exige la FIFA, la economía, juega su propio partido, políticos y diplomáticos se montan sobre el trabajo de otros para presumir un esfuerzo que le ha costado a la clase trabajadora soportar infamias laborales y abusos que son invisibilizados, corrupción y desplazados no forman parte del espectáculo, por eso el simbolismo de una victoria que abraza la sociedad como si el esfuerzo de los jugadores fuera el suyo, representa una de las expresiones más majestuosas que pueden apreciarse en un mundial de futbol. 

 

Por eso recordar es volver a vivir, recordar a los protagonistas de la Copa del Mundo, a los que nos acompañaron durante los partidos, las situaciones que se sortearon durante aquellos eventos, las leyendas urbanas, las imágenes, las risas y las lágrimas, el momento en que nuestra emoción vuelve a vibrar, por eso el Mundial de Futbol es tan importante, los aficionados se apropian del evento porque el sentimiento no se los puede arrebatar nadie, los protagonistas son sus iguales porque hablan por ellos en la cancha, no prometen, actúan y entregan algo más que un resultado, entregan orgullo, dignidad y felicidad. 

 

… “barrilete cósmico ¿de qué planeta viniste? Para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina, Argentina dos, Inglaterra cero”…

 

Gracias a Jorge García Vielma por las aportaciones a esta columna.

 

#InPerfecto