Cultura

El “cuento” de hadas de Harry Potter, parte dos

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“La globalización hizo de este libro un éxito mundial”

 

 

Luis RIcardo Sandoval / @LuisRSandoval5
luizandcar18@gmail.com 

Empezando esta segunda y última parte de la saga del “mago maravilla”, vamos a retomar lo que J.R.R. Tolkien dijo: “creo que lo que llaman cuentos de hadas es una de las formas más grandes que ha dado la literatura, asociada erróneamente con la niñez”. 

 

Además de esto, se encuentra un asunto de suma importancia y muchas veces menospreciado: los finales felices, motivo del porqué considero que muchos críticos como Harold Bloom tratan a esta saga de libros como si fuera basura. Estamos acostumbrados a los finales infelices, a ver y saborear la derrota del protagonista (o protagonistas). Ejemplos como El castillo de Kafka, La casa tomada de Cortázar. En cambio, con los finales felices de Harry y sus amigos venciendo al enemigo en cuestión, es algo que no se considera bueno para los negocios. Se invierten sumas millonarias para cuidar la imagen de las marcas, en este caso Harry Potter. Nos lo quieren vender como si la saga fuera una especie de compromiso social, como si no lees este libro no estarás a la moda.  

 

No hay un punto medio donde se puedan ver ambos espectros y esto se ve reflejado en aquellos que leen esta saga o han visto las películas que son los llamados Potterheads. Estos utilizan el término muggle, para referirse, de manera despectiva, a las personas que no han leído o no tienen un conocimiento básico de la saga Harry Potter. Como sucedió con la revista Time en su edición del 20 de septiembre de 1999, al poner en su revista tres preguntas: Primero lo primero, para los no iniciados aquí presentamos tres signos infalibles y clínicamente probados de que eres un muggle: 

 

  1. Descubres a un niño o una niña con su frente engalanada por un tatuaje encolado con forma de un rayo morado y no tienes idea de qué es lo que estás viendo. 
  2. Todavía piensas que la lectura es un arte perdido, sobre todo entre los jóvenes, y que los libros se han convertido en algo obsoleto en nuestra era electrónica. 
  3. No sabes lo que son los muggles. 

 

En esta carnavalesca y vida muggle  me lleva a otra pregunta que espero responder ¿Qué fue lo que provocó que Harry Potter tuviera tal popularidad, al grado de convertirse en una especie de canon actual? se podría pensar que el libro va cambiando conforme a lo hace su país de origen, Inglaterra, en los cambios de modelo, la presentación al mundo con su confianza y el futuro brillante que se tenía en ese entonces, a finales del siglo XX con respecto a los cambios del siglo XXI.  

 

La globalización hizo de este libro un éxito mundial. En los cincuenta, las editoriales británicas lanzaban al mercado alrededor de 17,000 títulos nuevos al año; en la actualidad (2002) la cifra supera los 116,000. Esta cita fue sacada del libro La irresistible ascensión de Harry Potter, de Andrew Blake. A su vez, Blake hace mención de una palabra: retrolución. El significado que el autor le da es el siguiente: una combinación de lo nuevo dentro de lo antiguo que se podría calificar de casi mágica. Podría considerarse que la mezcla de lo tradicional, lo antiguo con lo actual es lo que va a guiar nuestras vidas de ahora en adelante. 

 

Pero es bien sabido que hay una especie de guerra entre estos dos términos, que no pueden, según se dice popularmente, coexistir.  ¿Pero por qué se dice que no pueden coexistir cuando, por ejemplo, en la sociedad japonesa lo hacen? Esta dualidad yace dentro de la ciudad de Tokio, en el barrio de Akihabara, famoso por ser el lugar de mayor concentración tecnológica y friki del lejano oriente. A un costado de este lugar se encuentra el santuario Kanda Mioyin, fundado originalmente en el 730 d.C., y el cual ha sido destruido y reconstruido en múltiples ocasiones, siendo la última vez en 1938. Este templo, se ha especializado, por decirlo de alguna manera, en la venta de protecciones para los aparatos tecnológicos. Como el caso de la cultura japonesa, la sociedad inglesa es de los más tradicionalistas dentro de todo el mundo, han logrado compenetrar el avance tecnológico con su historia pero al mismo tiempo se han aislado del mundo, de su concepto de modernidad por seguir sus estándares, valga la repetición, tradicionales.

 

Pero aunque haya similitudes entre ambos países, el japonés la cual se abrió al mercado global después de la segunda guerra mundial y se supo adaptar a lo que quería esta globalización, a diferencia de los ingleses, que en su momento fueron una potencia mundial y ahora están luchando por salir adelante. Y esta lucha se ve reflejada a lo largo de los libros de Harry Potter. Como se mencionó con anterioridad, ya se ha visto que si se pueden coexistir ambos términos. 

 

Un breve ejemplo de ello, es en la tradición de los carnavales. Ya lo dice Mijail Bajtin, en La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento: En suma, durante el carnaval es la vida misma la que interpreta, y durante cierto tiempo el juego se transforma en vida real. Esta es la naturaleza específica del carnaval, su modo particular de existencia. Aunado a eso, no es simplemente cuestión de la mercadotecnia bien aplicada, los gastos millonarios alrededor del mundo con respecto a la salida de los libros, porque se acabarían las preguntas y por ende las respuestas. 

 

¿Será por el hecho de que Rowling refleja la vida inglesa y le da un giro con algo de magia?, ¿se apega a la tradición literaria inglesa, acostumbrada a una forma estricta y cuadrada y la autora lo quiebra? Continuando con el caso de Harry Potter, hay opiniones divididas al respecto. La primera es que se incita a leer a los niños y adolescentes, teniendo la esperanza de que algún día lean a alguno de los autores contemporáneos  históricos, como lo puede ser Jane Austen o James Joyce. 

 

Es por esto que, este primer grupo de defensores de Harry Potter indican que estos libros merecen más atención de los adultos. Estas personas consideran también que con tal de que los niños y jóvenes lean algo, no nos importa qué sea, pero que se acerquen por su cuenta a la lectura. Por el contrario, los detractores indican que este tipo de literatura rápida es perjudicial para la educación infantil y juvenil. 

 

Esto es porque se desvaloriza la propia educación además de ser parte del mercado capitalista haciendo de ambas partes una especie de complicidad al mismo tiempo que quieren corromper a la juventud con cosas que no hacen que se conozcan a sí mismos o siquiera critiquen o busquen una opinión propia. 

 

Además de lo anteriormente mencionado, quisiera retomar brevemente la parte del escape de los lectores. Quienes leen Harry Potter buscan ese escape a su realidad y por este motivo es que se les considera como que no tienen imaginación y todo lo que tenga que ver con el pensamiento o una acción interna, les cuesta mucho trabajo desarrollarla. Es decir, al no desarrollar su pensamiento crítico están limitados a lo que ven en las redes sociales o en la televisión y son fácilmente manipulables. 

 

Así lo considera la alta cultura a este tipo de lectores. Aunque ambas partes lleguen a tener razón, la alta cultura y la cultura popular está haciendo hincapié en la división social, porque los que están en la alta cultura niegan y aborrecen todo lo que tenga que ver con el pueblo, porque de esa manera pueden dictaminar qué es y qué no es lo culturalmente aceptado. Sin embargo, la cultura y el canon literario se imponen ante los intereses globales, contradiciéndose, porque al menospreciar a lo popular, al mismo tiempo se aprovechan de este y le dan un significado al canon literario: que tenga su propia aura. 

A su vez, pasamos por  alto algo que puede ser obvio: la capacidad de elección de las personas. Importa y mucho su nivel socioeconómico y por ende su educación, pero una persona de estatus bajo, puede saber e interpretar una obra de arte a diferencia de alguien de alguien de la llamada clase alta y todo por el fácil acceso a la tecnología y a la información.  

 

Ahora con el internet, una obra literaria, en este caso, está en la palma de nuestra mano y no estuvimos horas buscándola dentro de una librería o biblioteca, haciendo de esta algo desechable, porque una vez terminado de leer el libro virtual, lo podemos eliminar del celular o la computadora, en cambio, con un libro físico es más complicado hacer eso. Y es por este motivo que se ha degradado lo que Benjamin nos dijo con esa cita. 

 

Con todas las copias que hay, se le va quitando el brillo inicial aunque se encuentre ya más cerca de nosotros. Y es aquí, en esta capacidad de elección donde cambia todo, porque son las mismas personas las que eligen también qué leer. La influencia es muy fuerte, tanto de los medios electrónicos como de quienes los rodean. Es por esto que Harry Potter tuvo el éxito gracias a los millones de dólares que le apostaron como se mencionó unos párrafos atrás. Harry Potter es algo contemporáneo, no solo por los millones de dólares que la saga sigue dando actualmente, sino porque clásicos como los de Jame Joyce ya menos se están leyendo. Se está abaratando la calidad, lo humano. 

 

Lo polémico atrae y esta saga no es la excepción. Así como lo fue el Quijote de Cervantes, (vaya atrevimiento mío al comparar al Quijote con esta saga), Harry Potter rompe los estereotipos de la literatura clásica infantil y lo coloca en un ambiente moderno de finales del siglo XX, con angustias de los personajes, con una trama sencilla, con una historia que se resuelve al final. Cómo les vamos a decir a los lectores y a los no lectores, (que estos últimos son el principal público para atraer) qué leer y qué no leer si el abanico de posibilidades lo limitamos a solo los clásicos. 

 

Claro, estos nos ayudan a comprender mejor el mundo a no quedarnos solo con memes y demás cosas para burlarnos de los que no leen o dicen no leer, porque ya el simple acto de lectura se encuentra incluso en las revistas del corazón.  Yo estoy a favor de lo que se dice que hay que saber leer, pero no estoy de acuerdo en que sea únicamente a los clásicos. Para eso existen lecturas como las de Harry Potter, El señor de los anillos de J.R.R. Tolkien, por poner un par de ejemplos solo de la literatura británica. Sigo insistiendo en que son una distracción de todo lo que pasa en nuestro mundo, en nuestros alrededores.

 

Está bien ser críticos, pero también, uno de la crítica se cansa y solo quiere disfrutar la lectura sin pensar, tanto, en si está bien estructurada o no, si los personajes son estereotipos. Tampoco fue popular por los grandes dilemas que plantea la trama ni mucho menos esta es profunda. Similar a las novelas de caballerías, donde la acción era la que predominaba, con Harry Potter sucede lo mismo. Además de que hay generaciones que crecieron con las aventuras del mago y sus amigos. 

 

Tanto los personajes del libro como los chicos y chicas que lo leían, se sentían identificados con él.  Por supuesto, lo importante es que sepan leer, que haya crítica constructiva hacia ellos y a sus alrededores, que cuestionen todo. Aunque no todo el tiempo se pueda analizar a los clásicos, porque sería imposible y termine siendo perjudicial para la persona que lo haga y esa es la razón de la existencia de sagas como la de Harry Potter, que a pesar de saber que son creados por el capitalismo, sirven para que la gente se entretenga, descanse un instante de la lectura tradicional, dejen de ser ellos mismos dentro de las páginas del libro. Que se disfracen como lo harían en un carnaval que en lugar de música y desfiles, haya palabras y hojas.

 

¡Hasta la próxima!

 

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