Editorial

Técnicas rudezas

#InPerfecciones
Hablar de Lucha Libre en este país resulta ser una experiencia única por todo lo que engloba este espectáculo deportivo, a pesar de eso pocas veces se encuentran espacios que den apertura a esta temática. Hay que ir más allá de entre las cuerdas.

 

 

Jorge García Vielma 
jorge.garcia.@inperfecto.com.mx 

Acudir a una función de Lucha Libre mexicana parece estar marcada como una de las actividades que se deben realizar casi de manera obligatoria, ¿por qué? lo que sucede sobre el ring es un espectáculo sin igual en el campo deportivo. La sociedad mexicana ha normalizado el desarrollo de las funciones entre técnicos y rudos, éstas ya no aglomeran miles de aficionados como lo hacían antes, aunque también el COVID-19 vino a golpear fuertemente a esta industria. Yendo un poco más hacia las profundidades en el mundo del pancracio surgen interrogantes relacionadas, quizá, a los hechos fundacionales en este campo, por ejemplo: ¿Por qué batirse uno contra uno a través del uso de la fuerza?, ¿Qué representa apostar la máscara o la cabellera?, ¿Hay un único estilo mexicano a la hora de luchar?, ¿Deporte o espectáculo?; las anteriores son solo algunas dudas que surgen cuando se comienza a pensar en las llaves y contra llaves arriba del cuadrilátero. 

El principal capital con el que disponen quiénes suben al ring es su cuerpo, su herramienta primordial de trabajo es éste y la mayoría de las veces suelen llevarla al límite, ¿por qué? El sociólogo francés Loïc Wacquant habla que los boxeadores usan su figura corporal como arma y escudo, es decir, lo necesitan para atacar y protegerse al mismo tiempo; esto claramente también se puede observar en los luchadores. Aquellos que nutren a este espectáculo deportivo parece que disfrutan recibir golpes y llaves porque saben que también tendrán la oportunidad de aplicar los mismos castigos que reciben, tal sistema parece estar totalmente equilibrado y legitimado. Para poder tener la fortuna de llegar a ser una estrella del pancracio se necesita una figura atlética, acudir al gimnasio para trabajar con y sobre su cuerpo, en ocasiones dichas actividades son llevadas al extremo y es ahí donde nacen preguntas sobre si vale la pena o no. Probar las mieles de la fama mediante el camino de la Lucha Libre es algo muy espontáneo, por ello resultaría una mala inversión forzar el cuerpo a actividades extremadamente complicadas porque la fecha de caducidad es corta y posterior a estos días todo podría empezar a complicarse, y sí, las y los luchadores suelen empezar bien pero terminar mal. 

Enigmático se ha vuelto la figura de la y el luchador mexicano, basta con saber su nombre profesional para comenzar a imaginar infinidad de cosas, y si alguno lleva cubierto el rostro todavía se vuelve más interesante. Leyendas han existido en toda la historia de la Lucha Libre en México: El Perro Aguayo, El Santo, Huracán Ramírez, Irma González, Natalia Vázquez, Mil Máscaras, solo por mencionar algunos y es gracias a su entrega con la disciplina que la gente aún los recuerda de buena manera, el público mexicano parece tener la inherente necesidad de crear ídolos. Este tipo de personajes suelen ser totalmente aceptados en el entramado social, ¿por qué? cuentan con un carisma especial, son vistos como super héroes de carne y hueso, además que cuando se paga un boleto por acudir a una arena se tiene garantizado diversión, adrenalina y olvidar por un momento lo que ocurre en la cotidianidad de la vida. El pancracio mexicano es un baluarte primordial de la cultura mexicana, se ha vuelto una carta de presentación de México para el resto del mundo; en ocasiones parece ser necesario que la sociedad mexicana vea a este espectáculo deportivo con los ojos de turista, quiénes quedan sorprendidos al observar todo lo que envuelve aquello que ocurre arriba del ring.

Es evidente que México no es el único que ha incursionado en la industria de la Lucha Libre, otros países como Estados Unidos y Japón dicen presente en este ramo, ¿qué hace diferente a la nación azteca? Todo, tanto puede haber funciones en las principales arenas del territorio nacional como en las ferias del santo patrono en alguna localidad alejada; hay máscaras que se vuelven emblemáticas y por eso apostarlas se vuelve todo un ritual, al igual que la cabellera; el cine de luchadores también aporta su granito de arena en este campo; muchas más son las cualidades que enriquecen al producto mexicano, el cual se debe resaltar antes de lo extranjero. El país tricolor es pionero pero desde hace unos años parece que la brújula se ha perdido y todo se ha estancado, hecho aprovechado por los otros quiénes han posicionado de gran manera su material. La tradición no debe morir y el respetable público debe seguir emocionándose al escuchar: <lucharán a dos de tres caídas, sin límite de tiempo>. 

Rueda el balón, rueda la vida.

 

#InPerfecto