Editorial

TRIUNFALISMO PREMATURO

#InPerfecciones
Ojalá el tiempo de valientes patriotas del que habla Mario Delgado no se convierta en tiempo de pusilánimes demagogos simuladores.

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C  
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

¿Cuantas reformas educativas se necesitan para lograr los resultados tan anhelados en el país?. La aprobación Reforma Educativa y por supuesto la derogación de la otra “mal llamada reforma educativa de Enrique Peña Nieto” la madrugada de éste jueves en el pleno de la Cámara de Diputados, se convierte nuevamente en otra intentona por mejorar el sistema educativo en México, otra intentona que se llena de nuevos conceptos y tecnicismos con los que según el Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán se enriqueció como nunca antes, pero que ha dejado a la dirigencia de la CNTE el control de la plazas magisteriales, dejando sin efecto la instrucción dada por Andrés Manuel López Obrador de acabar con la corrupción y venta de plazas.

 

La negociación con la CNTE tuvo que llegar a un punto que no tuvo cobertura de medios y que se limitó solamente a un amago brabucón de mantenerse en pié de lucha en tanto no fuera satisfactorio el acuerdo, que al parecer es suficiente con el manejo a placer de las plazas sin ningún mecanismo que obligue a transparentar la manera en que otorgarán las plazas, cosa que convierte el acuerdo en un pacto entre simuladores.

 

Si en palabras del coordinador de los diputados de MORENA, Mario Delgado, es tiempo de los valientes patriotas y no de pusilánimes conservadores, podemos admitir esas declaraciones que son en estos momentos meramente aspiracionales sobre una reforma que se considera muy completa pero que tiene un punto flaco que se encuentra fuera de lo académico, o lo laboral, o lo administrativo.

 

Ningún modelo educativo puede tener éxito en tanto no se reduzca la brecha socioeconómica en el país, y si bien es cierto que los programas sociales en teoría buscan reducir las condiciones económicas adversas, éstas dádivas tapan un hueco pero abren otro, y el ejemplo lo tenemos con la cantidad de recursos que se han recortado a otras secretarías dejándolas en la incertidumbre económica. Y la consideración se debe hacer también para el caso de la Secretaría de Educación Pública ya que aunque el rango y derecho de los estudiantes de gozar de una infraestructura adecuada se encuentre incluido en la constitución, el tema presupuestal para alcanzar a dar la cobertura que constitucionalmente se ha otorgado puede convertirse en la némesis de esta reforma, ya que el incumplimiento de la misma sería causal de una falta legal, lo cual podemos pensar que obligaría a cumplir con lo ofrecido o de manera retórica pedir disculpas y heredar a la siguiente administración.

 

El triunfalismo con el que se anuncia la contra reforma educativa se antoja prematuro cuando los pendientes para ver resultados tangibles se encuentran latentes, ese triunfalismo de un discurso estrictamente político pero que le hará falta tiempo para ver el resultado de sus negociaciones.

 

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