#InPerfecciones
“¿A que Presidente se le revocaría el mandato?… en el mejor de los casos quién está ocupando la silla presidencial sigue siendo un candidato.”
Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx
Quizá nos hemos excedido con el que dicen los fanáticos es el “Señor Presidente”, hemos sido muy críticos y muy duros con el oriundo de Macuspana, no nos hemos dado cuenta que lo único que desea el que dicen los exaltados es el “señor Presidente” es que todos seamos felices, vamos, ¿qué tiene de malo desear que las y los mexicanos vivamos felices?, ¿acaso es mucho pedir que nos limitemos solo a dejarlo hacer lo que mejor sabe hacer?, claro está que muchos se preguntarán –incluyéndome- ¿qué es lo que mejor sabe hacer el que dicen los idólatras es el Presidente? Ahí es donde las opiniones seguramente tomarán un rumbo incierto, sin embargo, lo que no hemos reflexionado con detenimiento es que la vocación del que dicen los apasionados es el Presidente no encaja en el ámbito político, y por eso es que se le ha catalogado de rebelde o con poco apego al institucionalismo, ¡claro!, si el señor viene del pueblo, ¿cómo no se nos ocurrió antes?, ahora podemos respirar tranquilos teniendo claro que la vocación de López Obrador no es la de ser Presidente.
Digamos que por azares del destino la política se encontró con López Obrador y comenzaron un tórrido romance, y bueno, un error lo comete cualquiera, en México es muy común que a cualquier gañan, hablador, manipulador o comediante, se le considere político y si goza de cierto carisma, la ecuación está resuelta, ¡directo a las boletas electorales!, ¿sobre la plataforma de campaña o de gobierno?, pues, es lo de menos, total, cualquier gañan, hablador, manipulador o comediante se puede subir a un estrado a gritonear sobre justicia, bienestar, paz, seguridad o cuanta cosa se le ocurra para enardecer a las multitudes, por eso en realidad es muy fácil convertirse en todo un encumbrado de la política.
Pero resulta que no hemos hablado ni de capacidad ni de credenciales o grados educativos, ¿quién necesita de eso para dirigirse al pueblo?, además, de lo que se trata es que entre menos gente pise la escuela menos problemáticos serán y no andarán de creativos exigiendo lo que la ley dice que son sus derechos, por eso López Obrador habla tanto y tan mal de la clase media, por eso dice que entre más grado de estudios tiene la gente menos apoya a su movimiento, por eso le molesta tanto que las universidades o institutos de investigación se pongan de rebeldes e inconformes a exigir y defender su autonomía, ¡caray! Ese aspiracionismo golpista resultado de la “derechización” de las universidades le causa muchos cólicos al que dicen los alucinados es el Presidente, ¿qué es eso de andar exigiendo calidad en la educación o más recursos para la misma? ¿no estarán enterados que ya existen las becas del bienestar?; es más, para no irnos más lejos y probar que la educación no le interesa al que dicen los pasionales es el Presidente, el ejemplo más claro es la mascota que tiene al frente de la Secretaría de Educación Pública, es decir, en la Cuarta Transformación lo importante no es la capacidad ni el grado académico, ¿por qué nos fijamos tanto en esas nimiedades si de lo que se trata es de ser feliz?.
Insisto, hemos sido muy duros con López Obrador, de entrada porque terca y equivocadamente seguimos llamándolo Presidente, con todo respeto, ese nombramiento pesa mucho para un comediante acostumbrado al aplauso en los actos públicos y parece que se le olvidó que al Presidente se le exigen cuentas claras y no “baratijas” discursivas; no es políticamente correcto insultar de esa manera a alguien tan susceptible a la crítica.
Por eso es tan importante el tema de la “Revocación de Mandato” para López Obrador, por el simple y llano motivo de que es un número más de la puesta en escena llamada “democracia participativa”, es decir, lo más novedoso en materia de montajes cómico-políticos. La pregunta aprobada por la SCJN será “si ¿estás de acuerdo con que al Presidente se le revoque el mandato por la pérdida de confianza o que siga en la presidencia?”, sin embargo, la pregunta que tenemos que responder es ¿a que Presidente se le revocaría el mandato? Porque en el mejor de los casos quién está ocupando la silla presidencial en México sigue siendo un candidato en campaña junto a todo su grupo de propagandistas, de modo que no hay motivo para desembolsar la 3,800 mdp tan solo para inflarle el ego a un maniático tan “delicadito” y obsesionado con su popularidad, resulta un ejercicio sumamente oneroso pensar que por un capricho se tenga que tirar el dinero de ese modo, aunque bajo la lógica “lopezobradorista” claro que podemos hacerlo porque ni hay crisis, ni recesión, ni nada que se le parezca, es decir, estamos en época de bonanza y podemos romper el cochinito para coronar a la “Reina de la Primavera” en abril próximo cuando emocionado hasta las lágrimas el que dicen los fervorosos es el Presidente de las gracias a la confianza de todo el pueblo bueno y les anuncie que seguirán teniendo el honor de continuar gozando las delicias de la militarización, el desabasto de medicamentos, los muertos y desaparecidos, la violencia generada por el narco, el desempleo, la pobreza y demás linduras que les recetará la transformación de la vida pública del país.