#Cultura
Del monasterio de la Virgen del Curutarán, en el corazón de tierra caliente, nació esta serie de poemas que amalgama el verso contemporáneo con un anhelo metafísico.
Mateo Desant / @mateo.desant
mateo.desant@gmail.com
Fértil
En qué día de piel me quedé perdido,
en el día en que tu boca ya no era más,
solo una brizna de harina sobre tus mejillas,
cernida y firme.
Tengo vuelto el aliento a la cumbre,
desde allá cuesta abajo vienes trotando,
sin dudar se que te conozco,
digo tu nombre.
Florecido el halo que te encubre,
ceñido de sueños, pulpas y semillas,
pétalo tras velo tras velo tras pétalo,
un fruto santo.
Al rocío azucarado de tus labios
lo arrebata un brusco aliento de marzo,
pues llora y pide un pecho y quietud,
y beber a su madre.
Poema IX
Abierto está el abismo de la muerte,
abierto está por siempre,
abiertos están tus brazos
y su pecho
que ignora el abrigo frágil
te recibe
como amante
que sacia su paciencia.
Naranjos
Qué saben del encierro los naranjos
si en un claustro de soles
la soledad y el mediodía
tienen piel de azahar
y corazón de miel
Qué saben de amores los naranjos
si entre ventarrones y capullos
ya esperan preñados
sus dorados vientres
Qué saben del vientre los naranjos
si entre el suelo maldito y el sudor
llevan el pan en las entrañas
una fuente y un panal.
Amanecer
Jacona, Michoacan. 2011
El día va arreciando
lagrimas de justicia.
En los blancos halos
que dejan las campanas
al resonar por el valle
montan guardia
huestes innumerables.
He vuelto al silencio
del que he nacido.
Me hallo distinto
como el mar
que vuelve a mirarse
sin hallar en su rostro
la misma arruga
la misma cresta
o la misma espuma.
De la Visión de Perpetua
Mil diamantes en tus manos
luz de vida
fuente de la llanura
pecho desnudo del cristal
que hiende el cielo
con la risa quebrada
de redención y cicatriz.
Llama dulce, cenizas
boca de oro que me besa
con la frescura del alba
y un nuevo rostro
que a los cielos vierte su alegría.
La dicha de andar
tomado de una mano en flor
que abre la sangre que nos amó primero
y soltar la mano libre a la copa perpetua
a la fuente que nunca merecí.
