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En la obra de arquitectura y diseño,
Carlos Rosas trazaba sin cesar, sin razón,
con planos y sueños, su gran pasión,
mas la Catrina lo esperaba con afán y decisión.
Redacción InPerfecto / @InPerfectoMx
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En la obra de arquitectura y diseño,
Carlos Rosas trazaba sin cesar, sin razón,
con planos y sueños, su gran pasión,
mas la Catrina lo esperaba con afán y decisión.—¡Arquitecto Rosas!— exclamó con emoción,
—vengo a invitarte a mi eterna construcción,
un mausoleo tan fino y preciso,
con toques de humor y un poco de hechizo.“¡Pero, Catrina!”, replicó sin recelo,
“¡aún tengo Disecciones y temas que desvelo!
El Gato Bolsas no puede faltar,
con críticas al sistema que hacen temblar.”La huesuda rió, con sonrisa sin piedad,
—Tranquilo, buen Carlos, que en la eternidad,
los Pumas también jugarán en mi cielo,
y seguirás creando sin perder el anhelo.Así que, arquitecto, a mi reino sombrío,
te llevas tus planos y tu humor bravío.
Diseña en mi mundo sin miedo ni pausa,
que el Gato Bolsas aquí también causa jaqueca y causa.