#InPerfecciones
Una imagen bastante común en los recientes años es protagonizada por ciertos aficionados de futbol en tono de reclamo directamente hacia jugadores y directivos pidiéndoles, y hasta exigiéndoles, una mayor entrega de su parte en el terreno de juego y fuera de éste
Jorge García Vielma
jorge.garcia@inperfecto.com.mx
Exigir parece ser un acto de naturaleza humana, por lo general nunca se está conforme con lo que acontece en la vida social y siempre se trata de buscar alternativas que ayuden a mejorar, aunque sea un poco, aquel camino que se está recorriendo. Pero ponerse en la posición de pedir más, a veces parece ser un alma de doble filo porque a quién se le exige, en otro punto de la vida estará parado en la ubicación de privilegio y tendrá la oportunidad de hacer lo mismo que hicieron antes con el, ¿confuso? Sí, bastante.
¿Para qué exigir? Por lo generar este hecho se ejecuta con la intención de hacerse presente en las conversaciones donde se piensa deben ser tomados en cuenta. El verbo empleado tiene una esencia fuerte y ruda, es decir, antes de llegar a éste se pueden agotar otras instancias caracterizadas por ser más amenas, amigables y menos directas, un espacio para llevar a cabo un diálogo. Todos los días hay sectores que alzan la voz solicitando cuestiones específicas y esperando ser escuchados; en esta ocasión se puede hablar de un caso atípico, aunque en últimos tiempos ya no cabe esta clasificación cuando se habla de aficionados de un equipo de futbol exigiendo a los jugadores y directivos, tal y como está sucediendo en el entorno del Club Futbol Monterrey.
El mundo deportivo ha adoptado regirse meramente por los resultados, el rompimiento de récords y las cifras que pasan a la historia, pero ¿hay algo más? Siempre lo hay y no es un secreto que lo que sucede fuera del ámbito estadístico es aún más interesante, pero de igual manera no todo se puede aplaudir porque existen manifestaciones totalmente deleznables y reprobables. El aficionado es un baluarte fundamental en la industria deportiva, pero por alguna razón el futbol se ha convertido en un escenario donde se han asentado de una forma peculiar; hay expertos que al hincha le otorgan la ambivalencia de pasivo y activo. ¿A qué se refieren con dicha adjetivación? Este personaje cumple su primera función al colocarse meramente como un espectador más que disfruta lo que el futbol le brinda; mientras que la segunda parte es adquirida en el momento que se toman las atribuciones de posicionarse como un agente determinante que le “mete presión” a los artífices del espectáculo: jugadores y directivos.
Los rayados de Monterrey no atraviesan el mejor momento de su historia reciente, su debacle comenzó al otro lado del mundo en los Emiratos Árabes Unidos cuando el club fue eliminado en la primera a ronda por el Al-Ahly de Egipto. ¿Qué pasó después? Una parte de los aficionados que se dieron cita en este certamen para apoyar a su equipo, decidieron poner en marcha su rol de hincha activo, lo hicieron a través de una especie de mantas con mensajes amenazantes hacia quienes conforman la institución, pero también colocaron imágenes de los rostros de ciertos miembros del Club Futbol Monterrey sobre una especie de hieleras de plástico; haciendo alusión a episodios de violencias por los que México atravesó debido a la violencia dejada por el narcotráfico y el crimen organizado, tal y como lo relató Beatriz Pereyra en Proceso.
¿Fue todo? No, el equipo de futbol sigue sin dar resultados favorables, siendo algo que no ha pasado por desapercibido por un grupo de aficionados. Las exigencias ahora se dieron de manera directa, jugadores como Jesús Gallardo y Rodolfo Pizarro fueron interceptados a bordo de sus vehículos afuera de una sesión de entrenamiento y se les cuestionó su accionar en el campo. Una tras otra fueron apareciendo las exigencias, los hombres que realizaron dicha demanda apelaban a su sentimiento de amor hacia el club y sus colores; ¿esto les otorga cierta legitimidad para plantarles cara a los artífices del juego? Para la mayoría de la sociedad esto es un hecho totalmente reprobable, al grado de normalizar el término de “inadaptados” para referirse a quiénes llevan a cabo dichas acciones.
Cuando se realizó la reciente protesta, un aficionado decidió y le pareció propio colocar un par de huevos sobre el cofre de la camioneta de Pizarro, por un segundo esta acción dejó atónitos a todos, tanto a los demandados y demandantes. En el mundo del futbol se ha vuelto común ligar la falta de resultados con falta de “ganas” o compromiso, es por eso preguntarse ¿es cosa de huevos? No, hay que comenzar a desentrañar de manera profunda los elementos que configuran al deporte más emblemático del mundo, si las cosas no van mal existen varias razones que considerar antes que limitar todo el análisis a un par de blanquillos.
Debido a este tipo de manifestaciones es que aquel discurso sobre que el Deporte, en este caso el futbol, es un fiel reflejo de nuestra sociedad vuelve a cobrar fuerza y resucitar siempre; por ende ¿sería válido afirmar que esta es la época de adaptados e inadaptados sociales? Quitarse la venda de los ojos resultaría positivo para no realizar conclusiones a la ligera, y sí, hay que prestar atención a la relación que hoy vive el Monterrey y sus aficionados porque lamentablemente en América Latina hay bastantes casos similares, donde la violencia se salió de las manos al grado de que una misma noche se cantaron goles pero también se lloraron muertes, cuidado.
Rueda el balón, rueda la vida