Editorial

La austeridad republicana en tiempos del Nuevo Aeropuerto Internacional

#InPerfecciones

Habrá que ver que significa para algunos la austeridad republicana pagando 150 mil dólares a europeos para que Santa Lucía quede aprobada para el siguiente gobierno.

 

Miguel Angel Millán Cancino

miangel.millan@inperfecto.com.mx

 

A finales de octubre de este mismo año, a días de que el próximo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador tome protesta de su cargo como el titular del Ejecutivo Federal, los esfuerzos por legitimar la propuesta de construir dos pistas aéreas en la base de Santa Lucía se agotan ya que, los mismos ingenieros mexicanos que fueron llamados principalmente por el equipo de transición de AMLO le dijeron que no, pues tienen que recurrir a fuerzas europeas, a organizaciones internacionales que no sólo tienen la tarea de demostrar que Santa Lucía si es una opción viable para poder derribar el actual trabajo que se hace con la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México sino que también, está de manifiesto ante las declaraciones del próximo titular de la secretaría de Comunicaciones y Transportes, Jiménez Espriú que el proyecto no solo costaría de nuevo a todos nosotros como ciudadanos, más bien, ya nos está costando porque solo el análisis de esa organización europea tuvo ya un costo de 150 mil dólares para el análisis y verificación solamente, y que de ganar en el referéndum popular que nos hace a todos expertos en aeronáutica y los “expertos” dando el visto bueno, se construye porque se construye haciendo un nuevo estudio con su respectivo pago de los diseños y observaciones arquitectónicas del proyecto que a veces parece más un berrinche que una necesidad.

 

Es real, quizá la opción del NAIM no es la mejor y sabemos que está llena de favoritismos que nos da el sinónimo de corrupción por parte del actual gobierno y de anteriores incluso, pero la desventaja que México ya tiene es que ya inició y va avanzado el proyecto, cosa que nos ha costado y que lleva a las riendas del país una decisión sumamente difícil porque ante la ignorancia y sólo la mera suposición se puede “votar”  por la alternativa de la nueva administración que aún no toma el poder y ya está gastando mucho dinero en no sólo demostrar que tienen razón, sino en cumplir los sueños, obsesiones o berrinches de Andrés Manuel que quiere por todos los medios demostrar que tiene la mano con las tarjetas correctas en todos los sentidos.

El referéndum de entrada no sabemos cómo vaya a ser a ciencia cierta, aunque en la página oficial de López Obrador nos den una guía fácil para entender lo que conlleva y nos incita a repudiar el NAIM, no sabemos si los resultados que vaya a arrojar sean fidedignos o incluso, si hayan sido resultados realmente pensados al ser éste, un proyecto presentado sólo para acabar con los trabajos realizados por Peña Nieto, sin que se considere la viabilidad sabiendo que uno al ir a emitir su opinión, lo único que haga es hacer un ridículo como el que ya hace el futuro equipo gobernante al hablar de manera incongruente sobre austeridad cuando los pagos que se hacen solo para llevar a cabo los proyectos sociales y técnicos que le darán futuro a la infraestructura nacional cuesta más, incluso sin tener nada claro, o por lo menos pensamos que no se tiene nada claro, porque igual, al dar por ganador a un proyecto sin la validez necesaria del mismo referéndum nos quieran imponer el ambicioso proyecto que se construirá porque se construirá.

 

Gastando miles de dólares en un berrinche, la austeridad queda en tela de juicio, habrá que pensar mejor si eso es lo que México quería al hablar de una república austera o solo es un juego para hacerse ver como los salvadores de la nación, solo dictando que se quiere hacer, aun sin que se pueda hacer.

 

#InPerfecto