Editorial

¿Negocio redondo? 

#InPerfecciones
El nuevo capricho de la FIFA, principalmente de su dirigente Gianni Infantino, es realizar la Copa Mundial de Futbol cada dos años, una decisión que podría parecer irrelevante para algunos resulta todo lo contrario porque varios sectores de la vida se verían afectados por el fallo que provenga de Zúrich.

 

 

Jorge García Vielma
jorge.garcia@inperfecto.com.mx 

Si a un niño o niña se le habla que podría disfrutar de un mundial de futbol cada dos años es probable que su rostro se iluminaría, esto se debe a que perciben al deporte sin lucro y no piensan en el negocio que hay detrás de éste; así como sí lo hacen los dueños del balón. Evolución o explotación, depende de que manera se tome esta noticia en desarrollo porque quiénes están a favor presentan argumentos en pro de los cambios en el balompié mientras que la oposición, que son pocos pero los hay, ponen sobre la mesa sustentos para echar abajo dicha propuesta. El verde de las canchas parece no brillar tanto como el de los billetes, y los manda más en esta disciplina se han inclinado por esta tonalidad. 

Los cambios son inevitables en la vida, algunas veces ocurren de manera natural pero en otras no tanto. Aquí no se busca precisar detalladamente cómo funciona la FIFA, aunque en verdad es toda una maquinaria monumental, sino solo tratar de remarcar ciertos fenómenos que se asemejan a lo que está por venir. Antes de Infantino existieron otros dirigentes muy controvertidos: Josep Blatter y João Havelange; durante la administración del primero se incrementó el número de participantes en los mundiales, y bajo la tutela del brasileño ocurrieron casos inexplicables como inaugurar una copa del mundo mientras a unos kilómetros había miles de muertos, Argentina 78; ambos dirigentes con casos de corrupción en sus espaldas, ¿Infantino pasará a la historia por prostituir más al futbol? Más que una propuesta parece ser un aviso global para que todos estén enterados de lo nuevo que se viene en la industria, no se necesita ninguna aprobación o validez, pero ¿alguien ha pensado en los jugadores?

Son ellos los que frotan la lámpara en el terreno de juego para que los negocios afuera sigan rindiendo frutos, pero a pesar de dicha premisa los principales protagonistas del futbol parecen estar bastante alejados de decisiones tan importantes como la que está próxima a tomarse. Al jugador se le llega a observar como un super héroe de carne y hueso, una persona altamente dotada para realizar casi cualquier actividad; a su vez éstos asumen dicho rol impuesto por los demás agentes sociales y se sienten cómodos con tratos de esta naturaleza, pero ¿es sano? Apegarse a la realidad suele ser una tarea compleja, darse cuenta que el futbolista es mucho más que solo esta figura también es algo complicado de dimensionar. En reiteradas ocasiones se generan argumentos donde se resaltan los altos sueldos de los atletas, una vida llena de lujos y privilegios aunado a que su única función es jugar y por eso no deberían quejarse; la cosa no va por ahí y por eso se debe tener cuidado cuando se encuentran este tipo de expresiones. 

Hasta ahora los encargados de que dicha noticia comience a tomar forma están algo alejados de las canchas, esto abre la oportunidad para aquellos que viven el día a día del futbol se manifiesten en torno a dicha complejidad. Era inevitable que las declaraciones no llegaran, cierto sector de futbolistas manifiesta su descontento y la principal bandera con la que cuentan es la alta explotación a la que se enfrentan: largas concentraciones, traslados de horas, alimentación altamente rigurosa, calendarios súper apretados, múltiples pruebas pcr, poco tiempo libre. Y sí, suelen recibir un sueldo bastante considerable pero ¿ya por eso está permitido que se enfrenten a vicisitudes de tal magnitud? No. A finales del siglo pasado existió un grupo de futbolistas encabezados por Diego Armando Maradona con el objetivo de crear un sindicato que velara por sus derechos y contar con un tipo de blindaje ante situaciones como ésta, si en ese tiempo lucía complicado ahora mucho más porque aquel sueño se transformó en una utopía. 

Como si se tratara de un jefe de Estado, estrella de rock and roll o futbolista famoso, Gianni Infantino ha comenzado a recorrer el mundo para promover su propia idea “brillante”. Los primeros destinos visitados están en la parte sur del continente, el poder del futbol es inmenso que su más alto dirigente puede reunirse con cualquier personaje sin importar ideología política; no es casualidad que la FIFA tenga más afiliados que la misma ONU. En cada nación visitada el sucesor de Blatter declara lo que los aficionados quieren escuchar aunque claramente él no lo sienta así; por menos en América Latina se ha tachado a algunos de populistas. Cada gajo del balón parece estar repartido al mejor postor, todo está planificado para echar andar el proyecto y se vislumbra que países como Arabia Saudita, India y China alcen la mano para hacerse con una de las próximas sedes, haciéndolo bajo el argumento de la globalización y mayor competencia. 

Ojalá algo eche para abajo dicha propuesta y se priorice la mística que genera el futbol a través de su Copa Mundial de cada cuatro años, esa sensación totalmente inexplicable pero disfrutable para quienes viven esta fiesta. Y si el proyecto sigue hacia adelante habrá que acostumbrarse a llenar los álbum de estampitas de manera más continua. 

Rueda el balón, rueda la vida.

 

#InPerfecto