Editorial

Poder en un grito

#InPerfecciones
Selección mexicana varonil de futbol más Estadio Azteca es una combinación bastante potente y temida para el resto de los rivales, hoy en día se ha vuelto peligrosa hasta para el cuadro tricolor.

 

 

Jorge García Vielma 
jorge.garcia@inperfecto.com.mx 

Nacido un 22 de agosto de 1961 en Buenos Aires, Argentina: Andrés Calamaro, autor encargado de titular a una de sus tantas canciones con el nombre Estadio Azteca. Dicha pieza musical da para múltiples estudios, y éste será uno de ellos; hay una parte de la melodía donde se narra a la perfección aquello que ocurre la primera vez que se conoce al ‘Coloso de Santa Úrsula’, dice así: “Cuando era niño y conocí el Estadio Azteca me quedé duro, me aplastó ver al gigante. De grande, me volvió a pasar lo mismo pero ya estaba duro mucho antes”. Propios y extraños han vivido esta sensación, la cual no solo se experimenta con este recinto sino también ocurre con algunos otros, aunque esta cancha cuenta con bastante simbolismo a nivel mundial; uno de los templos del balompié. 

¿Por qué citar esta canción? Hace algunos días el combinado tricolor de futbol volvió a fungir de local, y con público en las gradas del Estadio Azteca; tal hecho parece bastante normal que pocas veces se tiene en mente ponerlo bajo la lupa pero ahora es diferente por múltiples factores: pandemia del COVID-19 y la sanción al equipo mexicano por el mal comportamiento de su afición; principalmente. Acudir a un estadio de futbol es todo un ritual, el hincha asiste con la firme convicción de no dejar de alentar a su escuadra y gritar los goles de ésta; el sentido de pertenencia se observa de una manera muy clara y fuerte. Pero cuando los encuentros ocurren entre seleccionados nacionales existen más catalizadores que alteran la situación, resaltan el nacionalismo y poner en tela de juicio qué hay de importante en noventa y tantos minutos de ver correr a veintidós personas tras un balón con el objetivo de anotar un gol; simple pero complejo. 

Para abrir boca la afición mexicana es demasiado exigente con su selección, ¿válido? Totalmente, y pasa con todos los simpatizantes de cualquier equipo en el mundo que creen tener un derecho sobre el equipo que está en el terreno de juego, además en América Latina la inercia a exigir a los futbolistas está totalmente patentada, son pocas cosas donde se da este comportamiento y el futbol parece llevar ventaja al resto en la región. Resulta complicado definir de manera detallada al hincha, aún hay rasgos que no se logran comprender del todo, y en el caso mexicano hay un tema que al pasar de los años se ha convertido en una situación bastante compleja, ésta es el ya famoso grito hacia el portero rival.

Las puertas del estadio Guillermo Cañedo se abrieron para el público en el inicio de la pasada fecha triple de eliminatorias de CONCACAF para Catar 2022, ¿qué de extraordinario puede haber en un partido de futbol? Todo. La mayoría de los aficionados no hace mayor análisis que la decisión de elegir el mejor lugar en el recinto para ver a su selección, pero para llegar a este punto tuvieron que sortearse varios obstáculos. Algún sector de la afición mexicana ha dejado mucho que desear, los altos dirigentes del futbol en México han tratado por muchos medios de invitar a los y las mexicanas que asisten a un estadio para apoyar al combinado nacional de abstenerse de gritar a la hora que el portero rival hace un despeje, hasta el momento se han registrado múltiples fracasos. 

Canadá y Honduras fueron los equipos que enfrentó México la semana pasada en la cancha del Estadio Azteca, cada partido contó con sus particularidades a partir del desarrollo de los encuentros. La ecuación es sencilla: si el cuadro tricolor va ganando no aparece el grito, pero si el partido se torna denso y difícil para la selección de inmediato se activan las alertas; en pocos minutos el árbitro central activará el ya recurrente “protocolo antidiscriminatorio”. Los debates sobre la palabra “puto” en el futbol son robustos, hay quiénes defienden a capa y espada esta postura pero también están aquellos que se mantienen totalmente en contra; este escrito dista un poco de contar con estas características como elemento fundamental sino la intención está en visibilizar cómo las cosas en la platea han cambiado a partir de dicho fenómeno. 

Mientras el representativo nacional de México cuente con buenas actuaciones en el terreno de juego poca son las posibilidades para el aficionado de recurrir al grito. Aunque los directivos muestren su preocupación en cuanto al veto de los estadios a la afición mexicana también existen razones económicas de fondo, a nadie le conviene que la gran maquinaria comercial que representa la selección de futbol interrumpa su mecanismo, al final del día todos ganan. Por ahora la carta fuerte viene de la mano de Adidas, la marca alemana que viste al cuadro azteca comenzó una campaña para “concientizar” al aficionado y pujar por dejar de lado el “eh … puto” y posicionar la palabra “México”, habrá que esperar cuanto dura el encanto entre todos los actores del juego. 

Bien dice Calamaro en su obra: “Dicen que hay algo que tener y no muchos tenemos”, cuando el equipo mexicano juega en el Azteca conecta con su afición y tiene una relación especial; así que por ahora hay que seguir aprovechando esto y no caer en el mundo de tentaciones del que también habla el cantante argentino. 

Rueda el balón, rueda la vida.

 

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