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NUESTRO HOGAR, UN RECORRIDO POR EL MUNDO Parte 1

#Arquitectura
Una edificación popular siempre es un pozo de sorpresas, además de una iniciativa multidisciplinar.

 

 

 

Carlos Rosas C./ @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

 

 

En la entrega anterior comenzamos ya con el Libro Segundo de los Diez Libros de Arquitectura de Vitruvio. En el capítulo 1 Vitruvio nos pone al tanto de “Las comunidades primitivas y el origen de los edificios”, inevitablemente se tiene que hablar de el elemento primordial de buena razón de ser de la arquitectura, y se trata de dar cobijo al hombre, si, la vivienda, la casa, el hogar, o como gustemos llamarle para identificarla.

 

En este tenor, nos apoyaremos en una excelente publicación “CASAS HECHAS A MANO Y OTROS EDIFICIOS TRADICIONALES” de John May, del cual iremos trayendo a ustedes ejemplos de vivienda tradicional de diferentes lugares del mundo, y que estaremos publicando bajo el título de “NUESTRO HOGAR, UN RECORRIDO POR EL MUNDO”, que esperamos sea de su agrado.

 

INTRODUCCIÓN

 

En el mundo occidental, la planificación urbanística limita las autoconstrucciones, el terreno es caro y las tradiciones de nuestros antepasados ha caído en el olvido, junto con los conocimientos que implican. En otras grandes regiones del mundo, como África, Asia o Latinoamérica, la gente está menos alejada de la arquitectura popular y en muchos casos todavía la practica y habita. Pero la situación está cambiando con rapidez. La imparable carrera hacia la modernización conlleva una marea aún mayor de personas hacia las ciudades donde se instalan en favelas y construyen viviendas a partir de desechos y chatarra. Esa es la arquitectura popular de nuestro tiempo.

 

Entretanto, en todos los rincones del mundo la arquitectura popular tradicional está en vías de extinción. Y no solo los tipos de edificaciones, sino también los conocimientos, habilidades y costumbres que las originan. En ese sentido, China es un magnífico ejemplo de la batalla que se libra por proteger las formas arquitectónicas populares de las palas de las excavadoras. Los académicos y las ONG tratan de transmitir a los responsables políticos del país la enorme importancia y el gran valor que supone conservar la arquitectura tradicional. Pero sus esfuerzos se ven ninguneados por las enormes presiones comerciales que genera la carrera en pos de la modernización. Esto último nos plantea otra pregunta ¿dónde van a alojarse los recién llegados? Al 3 de agosto de 2009, la población mundial estimada mundial estimada, según la Oficina del Censo de Estados Unidos, era de 6,775 millones de personas, y espera que en 2040 alcance los 9,000 millones. No vamos a poder alojar a las futuras generaciones en bloques de hormigón, entre otros motivos, por las predicciones de cambio climático y la necesidad de reducir la emisión a la atmósfera de dióxido de carbono.

 

Una edificación popular siempre es un pozo de sorpresas, además de una iniciativa multidisciplinar. Y es que estos edificios no son manifestaciones aisladas, sino que responden a la forma de vida y a la cultura de sus gentes. Así la forma de estas estructuras no solo se adapta al medio físico y a los materiales disponibles, sino también a las creencias, mitos, costumbres y tradiciones de la tribu, clan o pueblo que los construye. Los refugios populares arcaicos se habían considerado “primitivos”, en si acepción peyorativa; hoy en día se tienden a valorar cada vez más por el ingenio que demostraron sus constructores al crear unas estructuras funcionales a la vez que estéticamente atractivas con herramientas simples.

 

Resulta fascinante contemplar la enorme diversidad de estructuras en las que las personas han elegido vivir, ya sean tiendas o cuevas, palafitos, o casas construidas alrededor de un patio, cabañas de troncos o torres de barro. También cabe destacar el modo en que toda una serie de materiales básicos (tierra, ladrillos, piedra, madera, bambú, palmeras o juncos) pueden utilizarse para distintos fines. Las formas adoptan la expresión de cualquier material que se tenga a la mano. Así pues, una cubierta puede construirse casi con cualquier cosa: hierba, tejas de arcilla, tejas de madera, hierro ondulado.

 

La variedad de las construcciones populares es tal, con torres y cúpulas, casas subterráneas, inmensas fortalezas circulares comunales, casas de reunión, cabañas, barracas o chozas, que la selección realizada resulta inevitablemente parcial y arbitraria.

 

John May

 

EDIFICIOS DE EUROPA Y EURASIA

 

Nuestro recorrido por Europa y Eurasia comienza en el extremo norte, con los distintos con los distintos tipos de refugio utilizados por el pueblo Lapón. Destacamos dos formas de edificaciones en adobe, propias de extremos opuestos de su territorio, y la estructura de madera cruck, de la que la Gran Bretaña posee la mayor concentración del mundo. Después nos adentraremos en las enormes casas-granero del norte de Alemania y las excepcionales iglesias de madera de Ucrania, así como en las numerosas variantes de isba que pueblan grandes áreas de Rusia. Por último, admiraremos los molinos de viento de Holanda, aún en funcionamiento, y los prácticos y elegantes pesebres elevados y colmenas de Eslovenia.

 

GAMME Y GOATTE DE LAPONIA

 

Los Lapones son un pueblo indígena que habita disperso en los territorios septentrionales de Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia. Algunos grupos de lapones vivían en forma semipermanente en la costa y en los fiordos, y complementaban los productos agrícolas con caza y pescado obtenidos del bosque y el mar. Los pastores nómadas lapones se han dedicado sobre todo al pastoreo de renos; todavía hoy se desplazan con las reses en invierno y pasan el verano en la costa.

 

Los lapones de la costa construían viviendas revestidas de tepe de distintos tipos, llamadas gathi o gamme , todas ellas basadas en una armadura de varas de madera recubierta de tepe. El tipo más antiguo era de base circular y tenía forma de cúpula. Los lapones seminómadas de la costa construían cabañas más grandes y sólidas de tepe. Otros grupos lapones, que se volvieron sedentarios y se dedicaron a criar ganado lechero, desarrollaron versiones mas grandes: los “gammer unidos”, en los que convivían las personas y los animales. Ya en el siglo XX, muchos lapones adoptaron como vivienda casas de madera pequeñas de dos estancias con edificaciones agrícolas y ganaderas anexas construidas en tepe o troncos.

 

Los lapones empezaban a construir un gamme mediante dos arcos con varas de abedul. Dichos arcos se unían después con un poste de abedul en la parte superior  y otro que discurría junto al arco. Si estaba bien construido, podía durar treinta años o más.

 

Los lapones nómadas del norte de Noruega vivían en una tienda portátil llamada goatte, para la que se usaba un tipo de estructura de arcos de madera parecida a las de las casas de tepe, y que recubrían con una lona en verano y con ruanas dobles en invierno.

 

Los pueblos de Laponia protegían los víveres de animales merodeadores, por ejemplo los glotones, mediante la construcción de almacenes. Eran estructuras muy sólidas  construidas con troncos verticales con muescas en las esquinas, y el conjunto se elevaba del suelo mediante cuatro postes esquineros (aite), o bien sobre uno o dos troncos de árbol con raíces (njallá).

 

CASA NEGRA DE LAS HÉBRIDAS

 

Las casas negras, taigh dubh en gaélico y black house en inglés, en otro tiempo habituales en las islas y tierras altas escocesas, se construyeron sobre todo a mediados del siglo XIX a partir de modelos antiguos; hoy solo sobreviven y se siguen utilizando en las islas Hébridas. Están perfectamente adaptadas a la rigurosa climatología local; son casas de cubierta de paja, alargadas, de un solo piso y escasa altura, y rodeadas de gruesos muros, por lo que apenas presentan resistencia a los fuertes vientos dominantes del Atlántico. El nombre quizá proceda del hecho de que, al carecer  de chimenea, el interior se ennegrecía con cierta rapidez.

 

La construcción de una casa negra se iniciaba levantando dos muros de mampostería en seco, que eran tan anchos como altos (de hasta dos metros) y se inclinaban progresivamente en la parte superior. Eran paralelos, y tenían un espacio hueco en el medio y formaban un rectángulo de esquinas redondeadas.

 

El hueco intermedio se rellenaba de guijarros, escombros y tierra, y se recubría de tepe para crear una especie de camino cubierto de hierba al que las ovejas trepaban para pastar. Estos muros resistentes y duraderos garantizaban el correcto aislamiento de las viviendas y también las protegían frente al constante ruido del viento y las olas.

 

Al no haber árboles en las Hébridas, los maderos que sustentaban la cubierta de paja eran básicamente madera llevada por el mar, a menudo por acción de la Corriente del Golfo desde Norteamérica o el Caribe. Se disponían de forma transversal sobre el muro interior y se revestían con una cubierta de dos capas de tepe recubiertas de paja de cereales, que luego se sujetaban con redes de pesca viejas atadas entre si con cuerdas de brezo y se anclaban con pesadas rocas.

 

Según Donald John Maciennan, que nació en una casa negra “a causa de la escasez de madera y el fatigoso trabajo que suponía recoger las piedras, las familias a menudo las construían de forma contigua, por lo que compartían el muro”. En el interior de las casas negras, las familias vivían en un extremo y los animales (por lo general reses), en el otro. Algunas casas negras tradicionales permanecieron habitadas nada menos que hasta la década de 1970.  

 

 

#InPerfecto

 

FUENTE

CASAS HECHAS A MANO Y OTROS EDIFICIOS TRADICIONALES
ARQUITECTURA POPULAR
AUTOR: JOHN MAY
EDITORIAL: BLUME
PRIMERA EDICIÓN 2011
ISBN: 978-84-9801-523-2