Editorial

¿QUIÉN SERÁ?

#InPerfecciones
El proceso de renovación de la dirigencia de MORENA tiene el reto de demostrar solidez de partido y congruencia con su discurso, si es que lo tiene.

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

 

En estos tiempos donde se supone que en México se han dado pasos “agigantados” en materia de democracia, podemos darnos cuenta que si bien el precedente de las pasadas elecciones federales donde la voluntad popular se vio expresada de manera contundente en las urnas, lo que se ha venido observando después de aquel ejercicio en materia política responde a la manera tradicional del comportamiento político de parte de los que se consideran “profesionales” en esta materia.

 

La “lucha” por el control de la dirigencia del Movimiento de Regeneración Nacional da cuenta de ese costumbrismo heredado de otras épocas y otros partidos. El rompecabezas que representa MORENA en el que la forma de hacer política tiene en cada integrante de ese partido una concepción e ideología diferentes no es más que el resultado del brinco que muchos dieron en torno al llamado del un personaje que aglutinó a propios y extraños como parte de un mensaje donde hubiera cabida para todos, aunque ello representase un costo político muy alto a la postre, lo que en lenguaje coloquial podría decirse que llevó a muchos políticos a perderse el asco para no hundirse con los partidos que vieron nacer sus carreras.

 

Si bien MORENA está conformado ante la ley como un partido político que debe contar con estatutos y acuerdos donde los apetitos políticos se encuentren bien controlados para demostrar civilidad y apego a la democracia, resulta que la certidumbre para llevar a cabo un proceso de renovación de su dirigencia se encuentra entrampado entre denuncias de “manoseo del padrón” y división de ideas. Si bien la propuesta del Presidente Andrés Manuel López Obrador de llevar a cabo una encuesta para definir la dirigencia del partido tiene congruencia con su discurso de resolver a “mano alzada” temas de relevancia para el Gobierno, ¿por qué no hacerlo con el partido?, aunque ese método no se encuentre incluido en los estatutos del MORENA, lo cual obligaría a reformar las reglas internas para solventar un proceso que ante la urgencia se antoja adecuado –y muy priista, por cierto- .

 

La urgencia de MORENA radica desde luego en dar un mensaje de solidez de partido aunque exista división al interior porque ésta la pueden justificar como un ejercicio democrático en el que disentir es muy sano, sin embargo, olvidan que el jaloneo político y los rencores al interior van permeando la imagen y ante el escenario de las elecciones intermedias del 2021 los partidos en picada actúan como carroñeros del voto, y aunque la familia política en las fotos y reuniones siempre salga sonriente y abrazándose, el poder es el poder.

 

Es probable que el exceso de confianza de MORENA radique en la presencia constante del Presidente que todos los día dicta la plana, regaña, descalifica a los opositores y denuncia a los “conservadores”, lo cual de facto posiciona a Regeneración Nacional en la mente de los votantes y/o simpatizantes, sin embargo, habrá que ver esa madurez política que tanto presumen cuando la renovación de su dirigencia se encuentre en manos del mas lopezobradorista que tienen en sus filas. ¿quién será?

#InPerfecto