#InPerfecciones
Nos han enseñado que entre mujeres hay que competir, pero ya no estamos de acuerdo.
Georgina Valez / @gini_friski
gvt3377@outlook.es
Las personas de por sí nos la pasamos compitiendo unas con otras, pero siendo mujeres, este nivel de competencia se lleva a niveles ridículos, desde pequeñas nos enseñaron que si otra niña no te habla es porque te tiene envidia, porque tú eres más bonita o más inteligente, ni siquiera se contempla que puede ser simple timidez o el hecho de que cuando somos pequeñas es muy fácil que el entorno nos cohíba, solo nos encierran en esa idea de entonces seguir siendo más bonitas, hablar bonito, vestir bonito, peinarnos bonito, y ser niñas de diez, en calificaciones, en comportamiento, en amistades y en la familia, porque eso nos hace mejores que las demás. No pasa nada si no nos hablan o si en vez de eso los que nos comienzan a habar son los hombres, es más, hasta resulta mejor porque si te juntas con niños ellos te “cuidan” y te enseñan. Muchos años estuve con estas ideas e incluso me atrevo a decir que algunas aún las tengo, las estoy trabajando porque si algo me ha demostrado la vida es que las mujeres sí son mis amigas, me cuidan, me enseñan, me escuchan y me quieren tanto como yo a ellas. Esta competencia eterna, que por cierto, conforme vamos creciendo se pone peor, está cruelmente construida para acabarnos unas a otras, pero lo que no nos dijeron es que NO es obligatoria. Entre iguales no competimos, más bien nos acompañamos en momentos difíciles, nos motivamos, nos cedemos el asiento en el transporte público si notamos la necesidad, nos defendemos de las faltas de respeto, nos regalamos toallas sanitarias, chicles o maquillaje si nos encontramos en un baño, aún sin conocernos. No somos rivales, somos compañeras de trabajo, de entreno, de escuela, de familia y de vida.
Sin hacer menos a nadie, entre mis iguales me siento segura, en calma, acompañada y comprendida, elegí dejar de competir con ellas, como ellas están eligiendo dejar de competir conmigo, y me doy cuenta de lo grande que es el problema de tener ideas así de machistas erróneamente arraigadas porque ni siendo consciente lo he logrado del todo, aún tengo pensamientos de que estoy mejor con los hombres o de que solo ellos pueden protegerme, pero no, mis iguales me dan fuerza, valentía, coraje, protección, apoyo, y hasta me inspiran a escribir.