#InPerfecciones
No hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla, por fin después de un largo peregrinar comenzará la mayor justa deportiva del mundo. La capital de Japón será la encargada de recibir a miles de deportistas, los cuáles serán vistos por millones de personas alrededor del planeta, pero ¿y la pandemia?
Jorge García Vielma
jorge.garcia@inperfecto.com.mx
Hoy existe la amenaza latente del arribo de una nueva ola del COVID-19 pero también se contempla en el horizonte un bálsamo proveniente de oriente, especialmente de Japón; los Juegos Olímpicos Tokio 2020, sí, en pleno 2021, llegan como un respiro ante todas las adversidades que ha traído consigo esta pandemia. Por ahora no se alcanza a dimensionar el hecho de que se desarrolle una justa olímpica a la par de que el mundo trata de sobrevivir a una nueva crisis, los altos jerarcas del Deporte a nivel mundial buscaron de una y mil maneras que los estragos repercutieran lo menos posible: no lo lograron, tan solo basta ver que la inauguración se pospuso un año.
¿Qué esperar de Tokio 2020? Hazañas, una tras otra se irá fraguando para dejar a todo el mundo atónito por tales hechos. La primera, y al parecer una de las principales es observar como la llama olímpica se encenderá en el estadio nacional de Tokio: el fuego vivo como señal de triunfo ante el COVID-19. Si se observa con detenimiento a cualquier evento deportivo siempre existen múltiples opiniones que giran en torno a éstos pero sin ni siquiera haber comenzado, y estos Juegos Olímpicos no son la excepción. Múltiples pruebas anti SARS-coV-2, camas anti sexo, estado de emergencia en Tokio, han sido solo algunos temas que han orbitado alrededor de la fiesta mundial del Deporte, pero entonces ¿dónde queda lo deportivo? Dicha situación es la clara muestra que este campo no actúa de manera aislada sino que hay un constante acompañamiento con otras áreas de la vida social. Algunas personas a nivel mundial meramente se preparan para disfrutar del mayor número de competencias, cuentan con una visión de aficionado meramente; pero también están quienes a parte de gozar de la justa olímpica tratan de realizar un análisis más profundo sobre el impacto político, social y económico que ocurrirá a causa de dicho evento.
Sí, los Juegos Olímpicos son la más grande fiesta deportiva que conecta al mundo cada cuatro años, o cinco como en esta ocasión, pero siempre hay algo más que de inmediato llama la atención, en esta oportunidad es la pandemia por COVID-19, y probablemente sea quién se robe el show a lo largo de lo Juegos. ¿Y la afición? Brillarán por su ausencia, volverán a estar presentes de la manera tradicional hasta París 2024, mientras que en tierras japonesas se tendrá que conformarse con escuchar el sonido ambiente en los recintos deportivos evocando al ruido generado por los asistentes. La apuesta de Tokio 2020 recaerá principalmente en los recursos tecnológicos, Japón es una nación líder en este rubro y no dejarán pasar la oportunidad para mostrar al mundo todo su potencial; aunque por más que se dispongan de los últimos avances en este campo el papel del ser humano bajo la categoría de aficionado siempre será esencial para darle color a este tipo de ocasiones.
De este lado del mundo las competencias se llevarán a cabo en un horario poco cómodo para sintonizar deportes, las madrugadas mexicanas estarán cargadas de múltiples eventos; occidente deberá adaptarse a oriente, esto no ocurre diario ni en el campo deportivo ni en la vida por eso hay que darse la oportunidad de hacerlo. Cuando todo termine, el medallero será el parámetro para marcar a los ganadores de esta nueva edición, pero si se ahonda más en dicha cuestión se vislumbrarán que naciones ocupan los puestos más altos, son las mismas potencias de la vida en general, pocas son las sorpresas al igual que los lugares ocupados por naciones de América Latina. Históricamente los países que encabezan esta lista son quiénes verdaderamente apoyan al sector deportivo y cuentan con políticas públicas bastante fuertes en torno al Deporte; algo lejano en naciones como la mexicana.
¿Y México? Una nutrida delegación mexicana ha comenzado a aterrizar en la capital japonesa, van pasando los años e incrementa el número de connacionales que compiten en unos Juegos Olímpicos, eso es un logro. Las expectativas de medallas no son muy altas a comparación de otras naciones, se tiene un estimado de diez preseas para la nación azteca, el número es bajo y el aficionado siempre exige más pero pocas veces se piensa en todo lo que hay detrás de ver la bandera mexicana izando las arenas y en ocasiones escuchar el himno nacional, no es nada sencillo. Los encargados de encaminar el Deporte en este país son magos: desaparecen recursos y solo aparecen cuando hay que colgarse de un triunfo; claramente con acciones de esta índole poco se puede hacer para destacar. A pesar de las adversidades siempre hay deportistas que salen a flote y ven todo su esfuerzo capitalizado en el momento que una medalla cuelga de su cuello. Solo queda seguir de cerca el actuar de las y los mexicanos en tierras niponas, de aquí surgirán nuevas heroínas y héroes para la infancia de México que sueñan con fraguar una carrera igual de exitosa.
Rueda el balón, rueda la vida.