Editorial

RELIGIOSAMENTE CONTRADICTORIO.

#InPerfecciones
El tema no es la distribución de la Cartilla Moral, el tema es que lo haga una organización religiosa. Ya tenemos al ejército patrullando y ahora religiosos repartiendo panfletos.

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

La evidencia de la educación recibida  queda de manifiesto todos los días, a pesar de los años, las experiencias y un sin fin de circunstancias, no queda duda del ambiente en el que hemos crecido. Sin embargo, eso no significa que ya no podamos identificar aspectos negativos que afecten nuestra relación con el entorno y los demás para modificar nuestras conductas y sanear la convivencia, estrictamente son aspectos muy básicos a los que cualquier conciencia pudiera atender.Adquirir conciencia sobre el mejoramiento de nuestras conductas es un proceso que se encuentra implícito en el contrato social con el que crecemos, ideológicamente existen elementos básicos que nos permiten operar en la inmensidad de la sociedad.

 

Pero de ahí a que la impartición de la “nueva conducta” emane de un documento de orden panfletario y que se distribuye por una organización religiosa resulta discursivamente inconcebible.

 

La “Cartilla Moral” es un documento escrito por Alfonso Reyes en 1944 que señala preceptos morales, el amor a la naturaleza, la familia, etc. hasta ahí está muy bien que existan documentos que toquen estos temas y que estén al alcance de todos para conocerlos y aplicarlos como un documento enteramente civil, pensando en que vivimos en un estado “laico” –con sus bemoles- y que si cualquier ciudadano tiene a bien difundir bajo su criterio y perspectiva, no tendría ningún resultado negativo –ideológicamente hablando-.

 

El punto es que el contenido de orden moral de un documento que distribuye el gobierno federal no es el problema, como tampoco es el problema la historia oficial que se ha impartido en los contenidos educativos durante décadas, o los otros datos que se manejan por ahí, no, ese no es el problema, el problema es la contradicción en el discurso, el irrespeto a la ley so pretexto del “apoyo” de organizaciones religiosas para “reconstruir” el tejido social.

 

A pesar de que el discurso del Presidente sea el dejar de atender al pasado para mirar al frente –mientras le echa la culpa a las administraciones anteriores-, resulta imprescindible que el tema de la reconstrucción social emane de una conciencia que no se encuentre bajo el sesgo de una visión religiosa, no nos podemos olvidar que religión y gobierno de la mano se transforman en escenarios negativos que suelen ir en contra de esas “libertades” de las que tanto se jacta un gobierno democrático, a la ecuación ya se ha sumado el “patrullaje” del ejército en las calles, y en América latina y el mundo hay suficientes ejemplos donde el adoctrinamiento comienza con discursos llenos de demagogia y aparentemente muy civiles que terminan en toques de queda y abusos bajo la complicidad de organizaciones religiosas beneficiarias del gobierno.

 

#InPerfecto