#InPerfecciones
-¡No me da vergüenza, me da miedo¡
-Se ve, se nota, aquella también es Jota
-Detrás de los balcones se esconden maricones, detrás de las ventas se ocultan lesbianas…
Consignas de 1968-1978, 1980-1990 y sumando
Alejandra Rivero / @a.n.dra._
rale1706@gmail.com
Nota importante; cada palabra que está escrita en este apartado no tiene intención de ofender y sabe que el lenguaje no es transparente, para evitar alteraciones en sus intenciones me parece prudente señalar que: “puto”, “maricon”, “jotita, jota” no van cargadas de odio, meramente pretendo poder renombrar y re-significar aquellas palabras que se han usado con tanto odio para desacreditar, callar y agredir a otros.
Junio se considera como el mes del pride, el orgullo LGBT+. Se construyó una comunidad basada en la exclusión, poco a poco se abren paso en el mundo que dicta las reglas; no besarse en público, no poder amar o gustar de alguien del mismo sexo, la regla general de que un hombre no podía vestirse de mujer, que los putos no son valientes, el miedo a ser penetrados cuando la regla dice que el rol que te corresponde como hombre es la penetración.
El movimiento que nació por y para aquellos que se ocultaban; por no estar dentro de la norma, paso a ser una moda, un icono para la industria, no cabe duda que lucrar en nombre de una bandera de colores que enuncia inclusión ha sido ocupada como logotipo para algunos famosos, marcas y empresas que se jactan de ser inclusivos quitando la voz a aquellos que buscan la inclusión.
Las marcas no son inclusivas solo por usar la bandera; la inclusión será verdadera cuando se contraten personas que pertenecen a la comunidad sin borrarlos por su color de piel, partencia, nacionalidad, o belleza física; el gay no es aquel hombre musculoso que se preocupa por su apariencia, que viste a la moda y es guapo, aquel que es rubio o amanerado. La comunidad no es un estandarte de belleza, es un espacio de libertad que se busca, aquellos comentarios que rebajan y reducen a quienes son y quieren verse bien o “amanerados” como “jotitas”, decir que aquellas personas ponen en vergüenza a la comunidad solo nos demuestran lo alejados que estamos de poder generar libertad sin etiquetas.
Ser en todas sus palabras representa poder expresar; la comunidad existe todos los días del año, no es un estandarte de marca, ni una mera clasificación. Cada uno de los miembros que conforman las siglas resisten, no solo son brillantes, lentejuelas, maquillaje y colores. Tener la valentía de romper las normas es aquel orgullo del que tanto se habla y poco se reconoce, aquellos procesos internos, gritos, golpeas y rechazos que han recibido e incluso el que su vida corra un constante peligro por amar a otro.
Vivir en un constante rechazo sobre quien eres es una lucha que han ganado al abrirse paso entre la regla general, La comunidad ha demostrado que es posible luchar con gliter, lentejuelas, maquillaje, largas pestañas y una firme convicción de mostrarse al mundo sin la fatiga de ocultarse, besando, bailando y arriesgándose a ser señalados como los desviados. Todo es más colorido fuera del closet, esta gran metáfora que representa el estar encerrado, oculto, con miedo de ser y sentir.
En pleno siglo XXI aún no comprendemos que la ropa y las etiquetas son para los objetos. Esta es una pequeña visión de lo que implica pertenecer, incluso de no sentirte parte del movimiento, y las realidades tan violentas a las que se enfrentan y someten constantemente por parte de una sociedad que no comprende la diversidad.
Escrito con amor para mi hermano que ha roto paradigmas en la familia y se ha mostrado sin miedo.