Editorial

RECONOCIMIENTO

#InPerfecciones
Como lo importante era “presumir”, pues el presidente se fue como hilo de media dando cátedra de políticas económicas populistas y electoreras que “inundaron” de envidia la reunión del G-20 .

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Siendo muy críticos las reuniones entre mandatarios no dejan de ser eso, reuniones de mandatarios, también se les puede decir líderes o tildarlos de cualquier adjetivo que les venga bien, al final, para lo que se reúnen termina siendo un misterio, independientemente que el anuncio de dichas reuniones señale para que serán,  lo que es definitivamente claro es que quienes saldrán más raspados de dichas reuniones son los países cuyas economías se consideran emergentes, sería “antinatural” que en este mundo los débiles ganaran algo, después de todo hablar de economía en el último siglo en el mundo es hablar de desigualdad.

 

Pero como la pandemia de COVID-19 agarró parejo –dicho de manera coloquial- pues ahí si hay que reunirse para buscar soluciones juntos, ahí los egoísmos no tienen cabida, ya del negocio de las vacunas hablamos luego, por el momento es hora de tomar decisiones que “ayuden a la humanidad”, entonces, ahora si, tenemos el “gusto” de ser testigos de dichas reuniones donde “todo el mundo” presume sus vergüenzas no solo porque puede sino porque nadie le criticará, al contrario, habrá sonrisas y mucha solemnidad diplomática, en fin, cosas de esas que evitan un conflicto armado entre naciones.

 

Y volviendo al tema de la exhibición de las vergüenzas, lo interesante es el esfuerzo por sintetizar en pocas palabras y explicarle al mundo como no hacer las cosas con tono de éxito, ese esfuerzo si que debe de aplaudirse, y como en México tenemos al “segundo mejor presidente del mundo”, pues el “segundo mejor presidente del mundo” vaya que se esforzó por llevar a la reunión del G-20 una síntesis de su mañanera, y yo no se, pero es digno de un aplauso de pie por el despliegue de capacidad que el presidente demostró para reducir a seis minutos una mañanera de dos hora –o más- ¡bravo señor Presidente! 

 

Como no le vamos a aplaudir al Presidente si no es lo mismo 7,200 que 360 segundos de discurso, que, dicho sea de paso, el esfuerzo por no hacer mención de los conservadores o lloriquear por las “ofensas” recibidas por parte de los medios, es digno de un muy merecido reconocimiento porque la tentación era mucha y el tiempo poco, de modo que lo importante era centrase en lo vital, es decir, la estrategia para combatir la pandemia.

 

Y como lo importante era “presumir”, pues el presidente se fue como hilo de media dando cátedra de políticas económicas populistas y electoreras que “inundaron” de envidia la reunión del G-20 por tan interesante y novedosa propuesta que fomenta la informalidad y llama “milagro” al envío de remesas a un país en el que su gestión no tiene la capacidad de generar empleo, en fin, para lo que se haya reunido el G-20 es indistinto, lo importante es que el Presidente de México se lució, que al final del día también es indistinto porque eso no cambia la realidad de que en materia de gestión de la pandemia, México, es un desastre. 

 

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