#InPerfecciones
Desde principio de año el mundo se enfrenta a un nuevo enemigo, una que no tiene cara, que es invisible, pero mortífero, más que algunos de sus pares.
Dr. Jaime Del Río
editorial@inperfecto.com.mx
Desde principio de año el mundo se enfrenta a un nuevo enemigo, una que no tiene cara, que es invisible, pero mortífero, más que algunos de sus pares. Me refiero a enfermedades como la influenza u otros virus que causan enfermedades respiratorias tan comunes como la gripe.
Desde que le primer caso de dio a conocer, en la provincia de Hubei, china, el número de casos se han incrementado de manera exponencial, hasta el día de hoy se contabilizan más de 1.8 millones de casos y 117 mil muertes, las cuales irán aumentado día a día.
El problema no es el número, ha habido pandemias que han generado mayor número de casos, recuerdo bien los que no tocó vivir en el 2009, me refiero a la pandemia de influenza H1N1, donde el primer caso reportado fue en una comunidad de Veracruz y que se extendió por todo el mundo. En nuestro país, entre el 30 a 50% padeció la enfermedad, se reportaron más de 1400 muertes confirmadas por laboratorio, aunque se estima que murieron unas 15 mil personas. Tan solo en los EUA (Astados Unidos de América), 60 millones se enfermaron por influenza H1N1 y se reportaron 12 muertes confirmadas por prueba positiva.
Cifras sin duda alarmantes, pero hay un dato que me dejó helado. La organización mundial de la salud reporta que cada año hay más de 1,000 millones de casos nuevos de influenza estacional, alrededor del 15% de la población del mundo se enferma y entre 400 y 500 mil muertes derivadas de esto.
Repito el tema no es el número, si no el volumen tan importante de casos nuevos que se presentan y de la insuficiencia de los recursos sanitarios de cada país para hacerle frente a la pandemia.
Hablemos del número de camas por habitante en nuestro país, que es de 1.4 por mil habitantes, mientras que en España y otros países europeos es de al menos el doble, de la misma manera, existen 2.4 médicos y 2.9 enfermeras por 1000 habitantes, La OCD (La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) sugiere el doble del número de médicos y 9 enfermeras por 1000 habitantes.
El número de camas de terapia intensiva es mucho más baja, antes de la pandemia se contaba con un poco más de 2000, mismas que se lograron incrementar difiriendo cirugías, movilizando pacientes a otras áreas, habilitando nuevos espacios como pabellones y convirtiendo hospitales Covid19. Con todo ello se incrementó a un número cercano a 5 mil sin embargo es insuficiente, de acuerdo con lo previsto por el centro nacional de prevención de desastres, habrá un poco más de 250 mil casos de pacientes con Covid19 y si las matemáticas no nos fallan, el 5% requerirá de acceso a una terapia intensiva y un ventilador, lo que representa más de 12 mil camas. Es aquí donde el sistema de salud quiebra.
El gobierno está haciendo lo imposible para aumentar este número de manera desesperada, hace no más de dos días el presidente hizo un acuerdo con hospitales privados para utilizar sus instalaciones durante un mes, lo que sumó 3 mil camas de hospitalización y un número no definido de camas de terapia.
A todas luces el personal es insuficiente, si a esto le sumamos los recortes que el presente gobierno hizo a todo el sector salud, eliminando las plazas no esenciales, es decir, administrativos, técnicos de laboratorio, farmacéuticos y médicos y enfermeras contratados bajo el esquema de outsourcing, la matemática nos hace menos sentido. Es un hecho que el presupuesto de todo el sector salud se adelgazó en al menos un 30 a 35% de lo que estaba recibiendo previamente. Este atraco, para atender y aumentar la base de personas en los programas sociales del nuevo gobierno fue injusto y ahora entendemos más a los pacientes que protestan por la falta de medicamentos para cáncer, VIH y otros pacientes que no forman parte de estos grupos más afectados.
El problema no es que se reparta recursos y se atienda a este otro grupo vulnerable, es que le quiten otros grupos que ya gozaban de este beneficio, todos merecen atención, pero el gobierno debe crear más recursos para repartirlos y no solo transferirlos.
Cada país está aplicando la mejor estrategia de mitigación que cree pertinente para su población, la cual depende de varios factores, podemos mencionar entre los más importantes los sociales y culturales y no menos importante el económico. El éxito envidiable de países como China y Corea, son tan solo unos ejemplos de cómo el oriente enfrentó de manera diferente la pandemia, mientras que de manera casi militar los chinos lograron disminuir en algunas semanas los contagios, con un estricto aislamiento, los coreanos, sin afectar su movilidad, integrando tecnologías de punta, localizan casos, avisaban sobre los lugares visitados por el sujeto positivo y realizaban pruebas masivas de detección.
En México se está realizando un esquema hibrido, desde mi punto de vista y es que no podemos tener acceso a esas tecnologías, ni tampoco podemos paralizar a toda la población, ya que esto implica altísimos costos en la economía. Hablando de un país en donde millones de mexicanos viven al día y se dedican al sector informal. Adicionalmente las presiones de los mercados, independientemente del COVID19, sobre los precios del petróleo, las malas notas que han hecho las calificadoras sobre la economía mexicana y la falta clara de un programa adecuado de desarrollo hacen que el golpe sea casi mortal.
Es por ello que mientras los médicos estamos cuidado el aumento de la curva de casos nuevos, la curva de defunciones y de letalidad del virus, los encargados del sector económico deberían de estar haciéndose cargo de la curva de crecimiento económico, de la creación de nuevos empleos, se anunció que se han perdido en este primer trimestre del año cerca de 350 mil empleos, lo cual hace impensable que el gobierno de nuestro país pueda generar los 2 millones de empleos que prometía hace una semana el presidente en este 2020.
Ya lo dijo el subsecretario de Salud Hugo López Gatell, hay que prepararnos para una epidemia larga, el virus estará circulando al menos lo que resta del año. ¿entonces que nos depara el futuro?, A menudo me preguntan ¿cuándo podremos salir de casa?, ¿cuándo se levantará la cuarentena?
La respuesta es incierta, si las medidas de mitigación funcionan, las próximas 2 semanas veremos en México el pico más acelerado de casos nuevos y quizá la cima, lo que nos lleva a predecir que durante el mes de mayo de manera paulatina estaremos volviendo a nuestras actividades. Esto será regionalizado, quizá por rangos de edad, de cualquier forma, los cambios se darán con forme se muestren las curvas.
¿Cuál es el punto exacto para no ahorcar la economía y no convertirnos en una fosa sin fondo de cadáveres?
Es una respuesta difícil de dar, no creo que nadie tenga la clave y solo el tipo responderá, lo que si se, es que no queremos vivir escenas como en Italia, donde los médicos deben decidir ¿qué paciente recibirá el tratamiento? y tendrá acceso a un respirador y ¿qué paciente deberá ir a su casa bien morir con su familia? No somos dioses y no tendríamos por qué tener esa carga.
No importa el país, en todo el mundo la queja es la misma, no hay camas disponibles, no hay equipo de protección, no hay respiradores para los pacientes intubados. Nunca pensé que lo vería en la primera potencia del mundo; lo cual me lleva a la siguiente reflexión:
“la pandemias de Covid19 ha llegado para quedarse, es un virus que nos ha enseñado la fragilidad de la especie, que nos muestra lo mejor y peor de los seres humanos y que lo único que podemos hacer es aferrarnos a nuestras creencias, realizar lo mejor posible nuestro trabajo ayudando a los otros, desde nuestra trinchera, no tienes que ser médico para ello, siempre habrá un amigo o un desconocido en situación de pobreza mental o económica, apoyémonos los unos a los otros”.