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Corre el mes de febrero, y conlleva una fecha en particular que al mexicano le ha encantado ya por varias generaciones, pero que últimamente ha entendido que es un producto más de la mercadotecnia: el 14 de febrero
Edgar Vargas |@_EdgarVargas_
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Corre el mes de febrero, y conlleva una fecha en particular que al mexicano le ha encantado ya por varias generaciones, pero que últimamente ha entendido que es un producto más de la mercadotecnia: el 14 de febrero, día del amor y de la amistad; y más amor del de pareja, porque la amistad se celebra todos los días, en la complicidad, en las borracheras, en las relaciones en las que nada se debe. Digamos que la amistad es de las relaciones más sanas que se puede tener. Pero ¿qué es el amor de pareja?
El amor de pareja es una afinidad entre seres humanos. Algunos teóricos comentan que se desarrolló desde años primigenios, para poder ayudarse en la lucha por la sobrevivencia. Cazar especies ferales en pareja, definitivamente era más provechoso que hacerlo solo. Es así, que comenzaron las relaciones unidas a este sentimiento. Según el biólogo evolutivo, Richard Dawkins, los seres humanos somos la primera especie en decidir el tipo de sobrevivencia que deseamos: la conservación de uno mismo (egoísmo), o la de la especie (altruismo). Las relaciones de pareja nos vuelven benévolos al preocuparnos ya no solo por nosotros mismos, sino por alguien más.
Desde el modelo biológico, para que exista el amor entre dos personas, se debe pasar por tres pasos: 1. El impulso sexual desmedido. Es un acto generado por la testosterona y el estrógeno. Su función atávica es la de buscar pareja. Esto nos coloca en igualdad a todos los mamíferos. 2. El enamoramiento. Es causada por la dopamina. En el reino animal, es una fase de apareamiento en la que solemos escoger a una persona con la que pretendemos tener una descendencia. 3. El lazo afectivo. Es la última etapa y en esta desarrollamos sentimientos que nos provocan apego hacia alguien. Nos permite crear vínculos para ayudar a nuestros hijos a crecer, y ni que ellos ni nosotros tengamos daños provocados por el mundo exterior.
Estas razones dan explicación a la parte biológica atávica, que seguimos cargando después de mucho tiempo, porque somos parte natural y parte social. Aquí es donde entran las celebraciones y rituales propios de la construcción en sociedad, que dan, de cierto modo, cabida a nuestras expectativas como seres imbuidos de ficción.
El origen del 14 de febrero se remonta a la antigua Roma, donde el cristianismo deseaba contraponer las fiestas paganas. En esta fecha se conmemoraba a San Valentín de Roma, quien casaba a soldados en las cárceles, en tiempos en los que el cristianismo estaba prohibido por Claudio II. Al enterarse de estos actos, lo mandó a decapitar. Tiempo después, ya que el cristianismo estaba consolidado en Roma, se buscó contraponer la fecha de la lupercalia, fiesta pagana donde se sacrificaban a perros y cabras, para crear látigos con su piel y golpear a las mujeres; con estos actos se aseguraba su fertilidad. Fue de esta manera que se dejaron a un lado las celebraciones lupercales hasta extinguirse, y en su lugar, se recordaba al benévolo San Valentín. Después, se derogó esta fecha en 1969, durante el Concilio Vaticano II, y lo que se permaneció remanente, fue la celebración que conocemos hasta hoy.
Foucault y Deleuze hacen mención del amor en el sistema capitalista. Lo observan totalmente deshumanizado, como una parte de la máquina que nos maneja, que debe trabajar para producir, sin ningún tipo de remordimiento. Enfatizan la alabanza al poder, y por lo tanto, al egoísmo que esto desencadena.
Se han desarrollado varios símbolos para esta celebración de San Valentín. La figura de Cupido es uno de los símbolos por antonomasia en estas fechas. Su origen es romano, aunque ya se visualizaba a Eros, griego, como el dios responsable de la atracción sexual y de la fertilidad. Cupido es un putti (pequeño ángel desnudo y alado), que porta su arco y flechas, dispuesto a flechar a cuanta persona se le cruce, produciéndoles el enamoramiento. Esto a menudo lo hace con los ojos vendados. Por eso se dice que el amor es ciego.
El símbolo del corazón es quizá, el más trillado en estas épocas. Aunque de origen incierto, en Oriente se relacionaba con los chakras, especialmente con el que se encuentra a la altura del corazón humano, y es el que se conecta con el amor y la compasión. Aristóteles pensaba que, en este órgano se recogían todas las pasiones humanas. La forma roja de este símbolo comenzó a popularizarse en la Inglaterra del siglo XVII, con los victorianos, quienes buscaban hacer tarjetas más rebuscadas, debido a la ornamentación despilfarrada que provocaba el gran sistema económico de este reinado. De esta manera nos llegan hasta hoy las notas y cartas de amor, adornadas a la vieja usanza.
Entonces, ¿qué es lo que esta fecha nos depara? Sin duda, es una opción de cada uno de nosotros, y aunque tiene una gran historia, como parte de una celebración latina que nos atañe por el uso del lenguaje y de ciertas costumbres, está en nosotros decidir si lo celebramos o no. El amor de pareja es tan solo una opción que se nos presenta. La monogamia ha parecido ser una excelente manera de vivir con alguien, una tradición en una sociedad conservadora, pero definitivamente, en este siglo que estamos viviendo, ya no es la única opción. Se ha demostrado en terrenos mamíferos, que hay especies polígamas que solamente buscan relaciones sexuales, apareamientos, y conviven en paz con diferentes parejas. Nuestra parte biológica nos brinda diversas opciones. Ya sea que creas o no en el amor de pareja, es una buena fecha para pasarla bien con la o las personas que ames, fuera o dentro de la cama: es tu elección.
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