Editorial

LO QUE YA SE SABÍA.

#InPerfecciones
“El desaguisado de 2019 parecía un capítulo enterrado en el anecdotario de la Cancillería, pero éste se levantó de entre los muertos para confirmar lo que ya todos sabían”

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

En su momento las especulaciones fueron causa de un sin fin de bromas –muy serias por cierto- sobre el tenor de aquellas negociaciones entre el Gobierno mexicano y el Gobierno de los Estados Unidos, en materia de aranceles que el entonces Presidente Donald Trump lanzó como amenaza por la débil política migratoria que México aplicaba para contener las caravanas migrantes; en realidad todo lo que se especuló en broma o no tenía sustento por las acciones y compromisos adquiridos por la cancillería mexicana encabezada por Marcelo Ebrard, que derivó en el despliegue de algo así como 50,000 efectivos de la recién creada Guardia Nacional a la frontera sur del país para contener el sueño americano de miles de migrantes. 

 

Las escenas hablaron por si mismas ante el uso excesivo de la fuerza para perseguir y capturar migrantes que buscaron evadirse de las autoridades migratorias mexicanas mientras el sin fin de justificaciones y actos buscaron diluir la grave situación en materia de violación a los derechos humanos. Lo que se dijo en aquel momento fue que el Gobierno mexicano había doblado las manitas ante la agresiva presión de Trump, desde luego que la narrativa “patriotera” del Gobierno fue que se actuó con apego al respeto y la dignidad nacional, es decir, un clásico de la 4T, la soberanía exaltada, el cerco ideológico en torno al Presidente, además del mitin por la dignidad nacional organizado en una de las localidades mexicanas donde la violación a los derechos humanos es el pan de cada día por la trata de personas, el asesinato, la desaparición forzada y las condiciones infrahumanas en las que se encuentran los migrantes varados, nos referimos a Tijuana Baja California aquel 8 de junio de 2019. 

 

Sin embargo, tristemente para la administración de López Obrador, las amenazas, las presiones y los deseos del vecino del norte son la “monserga” que tiene que soportar con buena cara tragándose toda la narrativa utilizada en su exquisita obra de la literatura propagandista “oye Trump”, el desaguisado de 2019 parecía un capítulo enterrado en el anecdotario de la Cancillería, pero éste se levantó de entre los muertos para confirmar lo que ya todos sabían sobre la actuación de México en aquellas negociaciones de las que Marcelo Ebrard ya ni se acordaba o ni se quería acordar, y que al final resultó cierto; Donald Trump como el buen maestro de las artes mediáticas señaló que “nunca había visto a nadie doblarse de la forma en que se dobló el Gobierno mexicano” al recordar las negociaciones que le redituaron a su entonces gobierno poder desplegar gratis a soldados mexicanos para recorrer figuradamente la frontera norte.

 

La respuesta nerviosa pero muy patriota de Marcelo Ebrard en redes sociales y la sonrisa –también nerviosa- de López Obrado confirmaron no solo lo que era un secreto a voces, sino que la supuesta dignidad nacional que dicen defender “con uñas y dientes” no es más que un cuento “patriotero” “engañabobos”; la nula respuesta del Gobierno mexicano que evita emitir un enérgico pronunciamiento en contra de la declaración del ex Presidente Trump revela una contradicción en el discurso, es decir, la postura no es la de un Gobierno pacífico sino la de un Gobierno sumiso que se vio al descubierto y que no tiene cara para reclamar algo que es cierto a todas luces –el que calla otorga-,  quizá Jesús Ramírez Cuevas –vocero presidencial- no estaba tan inspirado como cuando participó en la respuesta a los integrantes del Parlamento Europeo en marzo pasado de manera por demás enérgica –por no decir vulgar- ante lo que consideró el Gobierno mexicano un acto de intromisión, no, ahora se reservó la toda verborrea nacionalista al igual que López Obrador que solamente atinó a decir que “Donald Trump le cae bien”, y como se dice coloquialmente “lo que se ve, no se juzga” y el cariño se nota.

 

Después de todo, ésta incómoda situación le viene como anillo al dedo al Presidente mexicano, para vacilar y hacerle al “payasito”,  total, ¿qué importa si lo exhiben en su verdadera y doblada magnitud? Siempre y cuando pueda evadir el tema de la violencia de género en México para la que no tiene ni le interesa tener una respuesta, al fin que las muertas ya no votan y si eran conservadoras y golpistas menos, ¿qué le puede importar si se la pasa masturbándose con sus “elevadísimos” niveles de aprobación?, en fin, las cosas caen por su propio peso, desafortunadamente si de lo que catastróficamente se ha especulado se van confirmando una a una las sospechas, a los defensores más recalcitrantes de la 4T no les quedará más remedio que doblarse dócilmente ante la cruda realidad que hoy niegan y justifican.

 

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