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Escribiembre

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“Todos los días de noviembre se contarán historias a través de versos”

 

 

Fernanda S. Weffru / @alomosdedragon
fernanda.s.weffru@inperfecto.com.mx

 

Cada año, el mes de octubre es conocido mundialmente como Inktober por toda la comunidad artística. El juego de palabras entre Ink (tinta) y tober (las dos últimas sílabas de October) se ha utilizado como el nombre por excelencia para este movimiento artístico en el cual la tinta es el instrumento que le dará vida a distintas historias contadas a través de dibujos, ilustraciones, poemas, cuentos, microrelatos y muchos otros textos inspirados en alguna palabra o frase del día del mes estipuladas en alguna de las plantillas (véase Figura 1) compartidas por los autores de dicho reto. Existen muchísimas variaciones del reto, en el dibujo y la pintura, por ejemplo, se ponen sólo palabras y el artista es libre de expresar las temáticas como más le acomode; fue hasta el 2016 que se publicaron sugerencias oficiales para el Inktober, pues en años anteriores cada quién presentaba sus propias ideas cada día. 

En el campo de la escritura las plantillas varían, pues no sólo existen listas de palabras; hay desde frases hasta ideas completas, lo que deriva en otros retos como el Taletober y el Plotober. El primero se centra en las temáticas de pequeñas ficciones de distintos géneros, mientras que el segundo ofrece premisas para desarrollar la trama en tu relato. 

El objetivo del Inktober es desarrollar el hábito creativo del artista, sin complicados reglamentos o restricciones, pues no se necesita ningún título universitario, sólo la imaginación y la disposición. Plataformas como Twitter, Instagram y Facebook son los escenarios de estas creaciones.

 

Escribiembre nace en el 2019, por primera vez en México, propuesto por Mariana González Bracho (@mlhornidge) en Instagram, donde se convocó a gente hispanoamericana para compartir sus versos, minificciones o relatos inspirados en una lista de treinta palabras. Este reto, a diferencia del Inktober, se lleva a cabo en noviembre, como es evidente en el juego de palabras entre “escribir” y “noviembre”. Una de sus cualidades distintivas es el premio al mejor escrito, el cual se escogerá por un jurado previamente establecido (el año pasado la poetisa Abbey C. participó como miembro del mismo). Esta compensación consiste en un paquete con artículos de papelería para incentivar al escritor o escritora a seguir creando.

 

 

Este 2020, Escribiembre regresa con más fuerza que nunca e invita a todo amante de las letras a participar en la creación de versos y relatos que contarán historias cuyo origen reside en las palabras del español que no son comunes en el lenguaje coloquial. 

 

A continuación, Mariana nos cuenta un poco del nacimiento de su interés por la literatura, la escritura y la iniciativa de crear este reto para todos aquellos escritores que quieren llegar a más gente con sus letras.

 

¿Cómo fue tu acercamiento a la lectura?

Desde muy pequeña, aproximadamente a los ocho años, quedé cautivada al entrar a una librería y toparme con una portada fantástica; era el libro de C. S. Lewis, Narnia: El león la bruja y el armario y, a pesar de que no culminé ese libro, porque no conectó conmigo, incursioné en la lectura de otras novelas hasta sentirme completa.

¿Cuáles son los libros a los que siempre regresas?

Invariablemente, cada año retomo la lectura de Demian de Herman Hesse. Cada vez que lo vuelvo a leer cosas nuevas me hace pensar. Es aquel libro que no te decepciona y te acompaña hasta en momentos oscuros.

Otro de ellos, y muy diverso en al género anterior, es mi preferido de Laura Gallego, “Dónde los árboles cantan”, podría decir mi libro preferido, tan fantástico e inspirador. Es el primer libro que me hizo cuestionarme sobre el feminismo, a pesar de que está presente de forma indirecta, pero hace reflexionar muchísimo en cómo una mujer puede volverse una guerrera y dejar atrás el mundo de princesas.

¿Tienes algún escritor o escritora predilecta?

Sí. Cada uno de los que mencionaré ha marcado un momento de mi vida. En mi niñez, Andrés Acosta, con su novela juvenil “Olfato” revolvió mi mundo entero. La forma de presentar a los vampiros en la versión de Acosta es fascinante y cómo ellos, a través de los años, se mantienen en la sociedad sin levantar sospechas. Cada vez que él saca un libro trato de conseguirlo y/o leerlo de manera virtual, porque me gustan mucho sus ideas, sólo estoy peleada con la forma en la que cierra sus obras.

Ya de adolescente, Abbey C. marcó un antes y un después en mi vida. Yo estaba inmersa en escribir textos, pequeñas historias e incluso fanfics, y al toparme con ella encontré la poesía. Ella, con su estilo y casi teniendo la misma edad, me enseñó un nuevo mundo para exponer mis escritos en versos. En ese mismo momento es cuando conozco a Virginia Woolf por una exposición en la preparatoria, y al advertir su modo de vida y la manera de expresarse, me orillé a leerla más e introducirme más en sus pensamientos.

Actualmente, tengo un amor muy grande por Rosario Castellanos. Para llegar a ella pasé por los autores de poesía más conocidos, como Jaime Sabines, Mario Benedetti y Octavio Paz, pero no sentía tanto los versos de estos. Al toparme con Castellanos e investigar sobre su vida, sobre el origen de sus versos y el talento tan puro y pulcro para expresar, me sentí muy identificada. Siento que una parte de mí es como ella al negar rotundamente que las mujeres aspiremos a ciertas actividades. Y no sólo se ha vuelto un modelo para mí en la poesía, sino también en su lucha con el feminismo.

¿Cuándo sentiste la necesidad de plasmar tus pensamientos y sentimientos en versos y compartirlos con el mundo?

A partir de un concurso de escritura a los ocho años. En mi primaria, una pequeña editorial acudió con un proyecto para fomentar la escritura y literatura. Todos los alumnos debíamos escribir lo que quisiéramos a no más de doscientas cincuenta palabras y yo escribí la historia de un gato y una nube que se vuelven amigos, titulada “La lluvia”. Ahí escribí mi primera moraleja, en donde si ves llover quiere decir que es el inicio de la amistad entre un gato y una nube. Fue en ese momento que no quise detener mis letras; el momento crucial del destino de mi vida.

¿Quiénes son tus inspiraciones literarias?

Evidentemente, en mi primer puesto está Rosario Castellanos, por plasmar su vida a través de sus versos, de lo que sentía y de lo que le causaba mal. La mayoría de mis versos son prácticamente lo mismo, mis dolencias o mis vivencias.

Yendo a un punto más actual, Abbey C. es de las poetisas que más me inspiran por todo lo que ha logrado a tan corta edad. Ya ha publicado dos libros, ha hecho recitales tanto en España como en México, donde tuve fortuna de conocerla y leerle unos poemas, y encontrar una persona que tiene las mismas aspiraciones que uno es decirte a ti mismo que puedes hacerlo también, que puedes ir más allá de tus metas.

¿Cómo fue tu proceso creativo esta cuarentena?

Al inicio fue complicado. En ese inter escribí mucho sobre cómo me sentía al estar encerrada. Tengo un poema justamente que se llama así, “Cuarentena”, y me encasillé en que la vida sigue fuera y yo sigo viviendo dentro de mí. Ha sido un proceso difícil el encierro, incluso solté mis letras un par de meses y en junio retomé mis ganas de seguir expresando mis pensamientos, cosas que nunca había escrito antes; me reté a mí misma a explorar tópicos que jamás había tocado y/o experimentado antes. Esta cuarentena ha servido para mucha introspección personal y artística, en no limitarme sobre qué escribir.

¿De dónde surgió la idea del Escribiembre?

Surge a raíz del “Escapril”, de Savannah Brown, otro reto de escritura, pero en vez de palabras son tópicos, temas en particular para escribir. Siendo franca, los tópicos en su primera edición fueron decepcionantes, porque utilizaba frases de canciones o títulos de éstas y eso le quita el chiste de escribir sobre lo que una palabra o una serie de palabras provoca en uno, automáticamente piensas en esas canciones.

A partir de ello, decidí hacer mi propio reto utilizando palabras no tan comunes en el vocabulario español e inspirar a los participantes a escribir sobre qué les hace pensar o sentir estas palabras. Es un reto con doble finalidad, escribir sobre emociones y conocer palabras nunca escuchadas o leídas.

¿Crees que las temáticas que se tocarán en este Escribiembre se verán afectadas por la situación del 2020?

Al contrario, las considero benéficas para sacar toda la rabia, angustia, desilusión y dolores en los que este año nos ha envuelto a todos, tanto en cuestiones de resguardo como con las injusticias sociales. Las palabras las he elegido con esa intención: soltar todo lo que emocionalmente guardamos por las situaciones actuales.

¿Cómo es la selección de palabras para el Escribiembre?

Tal como el año pasado, nada es color de rosa. Las palabras, en su mayoría, son fuertes, con emociones intensas de por medio. Me enfoqué en desprendernos de todo mal, de toda cólera en nuestro cuerpo, en nuestra mente y en lo que nos rodea. Son palabras que, personalmente, se asemejan con todo lo vivido en este año, en la pesadez, amargura y ciertos momentos de tranquilidad. Palabras que espero ayuden a todo participante a soltar los males y que encuentren su paz. Palabras que les den la confianza necesaria para explotar.

 

Espero que, como dice Mariana, explotes tu creatividad y utilices las palabras del Escribiembre para plasmar tu pensamiento y tu sentir respecto al 2020. Recuerda que, si te interesa saber más sobre el reto, puedes visitar el Instagram oficial (@escribiembre) donde ya se encuentran las bases del reto y la lista de palabras. ¡Sólo faltas tú!

 

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