#InPerfecciones
Quizá una de las más dolorosas expresiones de la sociedad es el descrédito a una demanda social y la falta de empatía.
Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx
La frecuencia con la que ocurren los fenómenos sociales en México tienen en infortunio de ser sacados de contexto además de ser sometidos a toda una narrativa de descalificación que rehúye del diálogo. Manifestarse en México se ha convertido en una actividad de riesgo, enfrentarse a un régimen de Gobierno que por tradición no admite que la población se manifieste para exhibir una problemática que en muchos casos no es nueva, y por otro lado enfrentarse al descrédito de la misma población civil que no comparte la manera en que se dan dichas manifestaciones, ¿el resultado? La represión sistemática del aparato de Gobierno y la represión social basada en el prejuicio.
Quizá una de las más dolorosas expresiones de la sociedad es el descrédito a una demanda social, la falta de empatía y el poco interés por conocer las los motivos y demandas generan una percepción artificial de lo que en muchos casos son demandas que llevan años pendientes. Mejoras laborales, justicia, seguridad, salud, etc. son demandas que muchos grupos han llevado a las calles, que se han diluido y vuelto a surgir cada determinado tiempo como parte de esa gran deuda que las administraciones heredan pero que no están dispuestas a atender y menos a solucionar.
La respuesta de los Gobiernos –local y federal- atiende a un mismo comportamiento, contener, dispersar y desvirtuar a los movimientos, pero nunca el diálogo, nunca al debate, nunca la atención de manera pública para dirimir una problemática, ¿la razón? En realidad es simple, ¿qué político sabe dialogar públicamente con la sociedad civil y ganar un argumento? –si, pensó usted bien- ninguno, porque dialogar con la sociedad civil no es arengar de manera encendida a los asistentes a un mitin, no, eso lo hace cualquier merolico, dialogar requiere un poco más de suspicacia, requiere calidad en el argumento, requiere lejanía de la filiación partidista, y por eso no hay político de Gobierno que se pueda enfrentar a un sector o manifestación para dialogar y dar resultado o ganar en un terreno que lo legitimaría en su totalidad.
Y es que las demandas sociales tienen la característica de exhibir la incapacidad de cualquier administración para resolver problemáticas añejas que solamente han capoteado para evadir la responsabilidad y proteger a los integrantes de una élite política que provocó, solapó e incluso agravó situaciones que han afectado a muchos.
La responsabilidad que descansa en la sociedad civil radica en la forma como se perciben y enfrentan los problemas, no podemos ser ajenos al dolor de perder familiares por deficiencias en la implementación de políticas de seguridad, justicia, salud, laborales, etc. cambiar el paradigma y sumar para exigir lo que por derecho se establece en la ley no debe ser causa de división social, fomentar el diálogo nacional y la organización de la población es una labor que requiere mucha empatía y respeto, fundamentalmente por otros ciudadanos y no por los políticos y sus desvaríos ideológicos partidistas.