#Cultura
“Siendo de Jalisco, uno de los escritores más importantes de la región…”
Luis Ricardo Sandoval / @LuisRSandoval5
luizandcar18@gmail.com
¿Qué diría el mítico escritor jalisciense Juan Rulfo sobre lo que ocurre en la Ciudad de México, con una alcaldesa que quiere ocultar a la “pobreza” al pintar los coloridos puestos callejeros de comida a un tono gris e igualitario, digno de un régimen, que irónicamente se quejan que existe en México?
En lugar de su inicio mítico de Pedro Páramo, en lugar de Comalá vendría siendo algo así: “Vine a la Ciudad de México, a la alcaldía Cuauhtémoc, porque aquí me dijeron que aquí vivía mi madre, una tal Sandra Cuevas. Mi padre me lo dijo. Y le prometí que iría a verla para que me regale una pelota con 500 pesos o en su caso, borrar un mural a la entrada del mercado Juárez”.
Pensar que Pedro Páramo fue escrita y ambientada durante la época post Revolución Mexicana. Ahí retrataba a la muerte, el campo, los pueblos y la pérdida de esperanza en general ante el nacimiento de las grandes ciudades y la migración.
Aunque todo esto me hace preguntarme, ¿qué tanto se ha dicho, se ha investigado, hasta parodiado de Juan Rulfo y su Pedro Páramo?, se ha dicho mucho y tal vez lo expuesto aquí sea repetitivo. Tanto la historia del propio Rulfo, su nacimiento en Apulco, Jalisco y su propia historia como uno de los originales del boom latinoamericano.
Jalisco tiene entre sus escritores más reconocidos a José López Portillo y Rojas. El nombre puede parecer familiar y sí lo es, porque este poeta de finales del siglo XIX es nada más y nada menos que el abuelo del expresidente homónimo, ya saben, aquel que con su poder intentó desaparecer al Instituto Nacional de Bellas Artes (Carlos-Blas Galindo, De uno de nuestros antecedentes: el CIEP, https://www.discursovisual.net/dvweb46/TT_46-02.html)
Cabe agregar que José López Portillo y Rojas, oriundo de Guadalajara, Jalisco, además de abogado, escritor y poeta fue gobernador de su estado en 1911 y director de la Academia Mexicana de la Lengua de 1916 a 1923. Entre sus novelas escritas tenemos a: La Parcela (1898), Los Precursores (1909). Entre sus ensayos y cuentos: Seis Leyendas (1883), Sucesos y Novelas Cortas (1903), Historias, Historietas y Cuentecillos (1918).
Juan José Arreola, nacido en Zapotlán, hoy más conocida como Ciudad Guzmán, Jalisco. Escribió La Fiera (leído con la voz de Raúl Orvañanos) y Confabulario. Fue editor de las revistas: Eos, Revista Jalisciense de Literatura, Pan, Revista de Literatura, Los Presentes, Cuadernos del Unicornio, Mester. Tuvo un breve paso por la televisión mexicana con Televisa, pero irónicamente, no tuvo mucha audiencia. Tras su fracaso en Televisa, pasó a la entonces Imevisión, donde sí tuvo buenos ratings en su programa de televisión cultural, llamado “Aproximaciones”. Fue uno de los comentaristas invitados a narrar partidos del mundial México 86 y como invitado a los Juegos Olímpicos de Barcelona, 1992.
Rebeca Uribe es otra de las poetas y escritoras de origen jalisciense, llevándola al propio Teatro Degollado, de la ciudad de Guadalajara Jalisco desde 1933 hasta 1942. Fue actriz de teatro experimental. Solo que se le conoce más a esta poeta mexicana por su trabajo como la secretaria de la actriz del Cine de Oro, María Félix. Rebeca se destacó por ser maestra de taquigrafía y por ser egresada y alumna importante en la Universidad de Guadalajara (La UDG por sus siglas).
Fue periodista para Alma Femenina (1932-1933) e incluso, publica su primer libro, llamado Efigie en dicho diario, solo que no hay un ejemplar físico. Arte: en Voz Nueva, Cúspide, Vía y en la revista: Revista de Revistas, Todo y Cinema Reporter. Por medio de su poesía, Rebeca Uribe crítica a su sociedad, usa los temas de la muerte y la sensualidad.
Cabe agregar que el poeta, Efraín Huerta, le dedica una composición a Rebeca Uribe, llamada Elegía de verdadera muerte dentro de su libro La rosa blanca. A causa de la extraña muerte de la propia Rebeca Uribe, es que recibe esas palabras.
Dicho esto, retomemos la pregunta del inicio del texto y expandámosla un poco más. ¿Qué dirían los míticos escritores jaliscienses Juan Rulfo, José López Portillo y Rojas, Juan José Arreola y Rebeca Uribe sobre lo que ocurre en la Ciudad de México, con una alcaldesa que quiere ocultar a la “pobreza” al pintar los coloridos puestos callejeros de comida a un tono gris e igualitario? ¿Serían considerados como pro López Obrador?, aunque ya sepamos que López Portillo no lo sería.
Rebeca Uribe y sus conexiones con la UDG me hacen dudar un poco sobre si apoyaría o no a la retórica de “embellecer” una ya, de por sí, bella y caótica Ciudad de México. Se enojarían, eso sí, al saber que un bello mural como lo era “Mujer en diálogo con el progreso”, que se encontraba en la entrada del mercado Juárez, cercano al metro Cuauhtémoc fuera quitado por un dedazo por la alcaldesa Sandra Cuevas.
Y es que la mayoría de los ciudadanos, los habitantes de dicha demarcación, así como los visitantes a la zona, están de acuerdo en que borrar dicho mural le quita la esencia a una ciudad que se diferencia de las demás, del resto del mundo con sus ilustres y afamadas pinturas en los puestos de comida callejera. Le quita la base y la identidad, incluso, la ubicación a las personas que ya tenían identificado su puesto favorito. Ya conocían a Don Pepe el de los jugos o a Doña Juana de las quesadillas.
La cultura es algo muy importante, porque ante tal desfachatez, aquel acto de querer uniformar todo, como si de un régimen se tratase, al borrar la cultura le borran la identidad de un pueblo, cuya única arma que tiene para rebelarse, son más ilustraciones, dibujos, cuentos, obras de teatro, hasta poemas y novelas.
Para terminar, se me hace irónico el asunto de que la oposición al presidente Andrés Manuel López Obrador, diga que vivimos en una dictadura, cuando los del MCPRIAN hacen este tipo de actos, como los mencionados en párrafos anteriores y haciendo pasar a nuestra rica cultura como “Jornada Integral del Mejoramiento del Entorno Urbano”. Quieren que perdamos la esperanza, que seamos como en Pedro Páramo, donde lo perdimos todo y simplemente aceptemos la realidad de los actos, que muera una rica y multifacética Ciudad de México.
¡Hasta la próxima!
