Cultura

Ensayo: La disputa cultural, literaria y política no crítica de la derecha mexicana

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“Es decir, que haya un acuerdo de “explotación” en la sociedad”

 

 

Luis Ricardo Sandoval / @LuisRSandoval5
luizandcar18@gmail.com 

 

Advertencia y disculpa: este ensayo refleja mis opiniones políticas. Aunado al hecho de que, como he dicho en varios escritos anteriores, los ensayos sirven para criticar a la sociedad/gobierno en que se vive, siempre y cuando no estén llenas de fake news. Considero que este ejercicio es una manera de acercarnos a la lectura. La disculpa viene por dos razones: la primera es que este texto puede herir algunas susceptibilidades y la segunda de mi ausencia la semana pasada. Tuve un problema familiar muy fuerte que me impidió, tanto mandar mi cápsula literaria, como la columna de esa semana. 

 

Para empezar este texto, quisiera decir que los opositores al gobierno de López Obrador están utilizando tácticas que la izquierda mexicana y mundial utilizaron durante las épocas del PRI-cámbrico temprano y demás. Esto es decir que el gobierno es represor; de ahí que se justifiquen sus acciones para las manifestaciones y el odio, que ahora con el internet se han multiplicado fácilmente. ¿Esto quiere decir que está funcionando utilizar las tácticas de la izquierda contra un gobierno que es de izquierda?, la verdad es que no. 

 

Impulsan, hacen sus movimientos, alianzas en contra del gobierno, pero no está funcionando porque no son de izquierda los opositores. Se les considera que son conservadores, que solo buscan un beneficio propio y no del pueblo.

 

Esa ideología, ese pensamiento cuyo significado que le da el escritor venezolano Ludovico Silva, en su libro Teoria y práctica de la ideología.  Y cito: finalmente, la ideología es un fenómeno histórico y en modo alguno perteneciente a la “naturaleza” o “esencia” del hombre; lo mismo que la alienación, es un fenómeno históricamente superable. Y continúa más adelante: toda ideología es justificación de una explotación. Al desaparecer esta desaparecerá la ideología.

 

Es decir, que haya un acuerdo de “explotación” en la sociedad. Esa parte que siempre ha existido y que va a existir, porque si desaparece, se convierte en una utopía y hay que recordar que las utopías solo existen en los libros, en la ficción y no de manera completa porque siempre habrá alguien que esté en desacuerdo con dicha utopía.

 

Ahora, ¿a qué me refiero con que la derecha mexicana, en este caso particular, está actuando como la izquierda de la década de los 60 y 70´s?, ya saben, aquellas épocas donde casi se arma una guerra civil aquí en México, donde la lucha eterna lucha entre estudiantes universitarios, principalmente, contra el gobierno en turno. Están utilizando tácticas de intimidación, de golpeteo político y mediático, bajo el pretexto de un “régimen”, una supuesta dictadura (la cual lleva 3 años en el poder). Jalisco y Monterrey fueron dos de los estados principales en oponerse, en los setentas, a inicios de esa década, al gobierno centralista del PRI. Los universitarios fueron el motor principal para decir que la represión estaba a la orden del día. Era una lucha ideológica entre el comunismo y el capitalismo, que como vimos hace un momento, son dos caras de una misma moneda. 

 

Ya se ve en Monterrey con su “Gobernatore” Tiktokero, que si no hablan bien de él, aquella persona que lo critique va a pasar unas cuantas horas tras las rejas, mientras el estado del norte de México se queda sin agua. Pero no fuera la Casa del Poeta del Bienestar y “todo el mundo pierde la cabeza”.

 

Se unen a los diferentes grupos opositores contra un mal común. En ese entonces sí se vivía una fuerte represión sobre todo a los estudiantes universitarios. Hechos lamentables como el sucedido en San Miguel Canoa, en septiembre de 1968, que luego en 1975 fue inmortalizada en una gran película, que si no la han visto, véanla, se las recomiendo por lo cruda que es, dirigida por Felipe Cazals. El lamentable hecho de paranoia de un cura en dicha comunidad de San Miguel Canoa ocurrió aproximadamente dos semanas antes del 2 de octubre de ese mismo año. No hay que olvidar el famoso halconazo en junio del 71 y otras situaciones que casi levantan en armas a un México que venia del famoso milagro mexicano de la década de los cuarentas y cincuentas. Ola famosa “Verdad histórica” del terrible acontecimiento de Ayotzinapa en el 2014 y que se desmintió años después.

 

Pasando a este 2022, momento donde hago este escrito, es que puedo decir, que la derecha mexicana se ha izquierdizado. Se ha convertido en lo que “juraron destruir”. Lo malo es que no lo hacen ni siquiera bien. De acuerdo a uno de los tweets de Claudio X. González en el 2021, buscan poner en una lista a todos los que apoyamos este inicio de 4ª transformación, liderada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. 

 

El aeropuerto y la famosa señora de las tlayudas que tanto revuelo armaron que en Twitter reventaron y lincharon mediáticamente a aquella pobre señora que, de acuerdo a las palabras de los conservadores y ricos que tienen negocios, “la señora se avivó, les ganó el negocio.”.

 

Pero a diferencia de los movimientos sociales de aquellas épocas, ocurridos entre estudiantes universitarios y los empresarios capitalistas, es que los primeros buscaban y buscan aún una sociedad igualitaria, que todas las ganancias se repartan de igual manera. En cambio, el capitalismo busca llevar dichas ganancias a sus cuentas de banco sin repartirlas a nadie. 

 

Como no pudieron tumbar el aeropuerto Felipe Ángeles con su golpeteo político y como se mencionó al inicio del ensayo se les ha dado las herramientas para alzar la voz, pero no pueden ni llenar la Plaza de la Revolución el domingo 3 de abril de este año. Son los mismos discursos de siempre: “Nos estamos Venezolanizando”, “que estamos en el des-Peña-dero”, que el dólar iba a estar en 35 o 40 pesos, que todo iba a subir, que se iba a tardar  134 años en vacunar a la población mexicana contra el Covid-19.

 

Del mismo modo, viene la revocación de mandato este domingo, ya es cuestión de las personas si ir o no, se necesita un 40% de los votantes para cumplir con una promesa que el mismo Presidente ha dicho en todo momento: “No coman ansias, me voy en el 2022 si el pueblo lo pide”, dicho por el mandatario mexicano tras una manifestación en su contra en junio del 2021.

 

Sí, no todo es bueno, Andrés Manuel López Obrador es la persona con el cargo más importante, solo equivalente en importancia al seleccionador de futbol nacional. Tiene sus detalles el Presidente de la República, como su infinita guerra contra algunos comunicadores, conflicto que, no es malo el conflicto, pero que no lleva a nada. La violencia contra los periodistas que ha aumentado en lo que llevamos del 2022, la inseguridad en las personas de a pie, pero que seguimos apoyando al presidente con todo nuestro ser.

 

Por otra parte, los conservadores ven mal a uno de los mejores presidentes que ha tenido México, que es Benito Juárez. Se le considera “acomplejado” y, palabras más, palabras menos, “que si no hubiera muerto, hubiéramos sido la Venezuela del norte desde el siglo XIX.”.  En cambio, consideran a Antonio López de Santa Anna (énfasis irónico en el apellido López) como un “gran estratega, sí, vendió la mitad del territorio nacional, pero fue para que los planes de expansión y conquista de los Estados Unidos no se vieran mermados. Además, ni se usaban esas áridas tierras, ¿pa’qué las queremos, no?, o sea, de todas maneras nos van a pedir pasaporte si queremos irnos de compras a Houston, Texas.”.

 

Sin una estrategia viable más que el golpeteo político, con manifestaciones que no llegan ni a mil personas, sin ideas para hacer de México la Suiza de América, con ideologías como derrumbar el aeropuerto Felipe Ángeles para quitar el decreto de Área Natural Protegida del Lago de Texcoco para construir su aeropuerto en esa zona, para que termine con una barda que costó millones de pesos o una Suavicrema gigante. Eso es mejor que un Tren que va a reactivar el olvidado sureste mexicano, donde dos de los contras de aquella zona llegaron a decir que, “los del norte trabajan, los del centro administran y los del sur, comen” y el otro pelafustán que dijo “que si México no “cargara” con los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas, México sería un país de desarrollo medio y potencia emergente.”. 

 

Lo del párrafo anterior es mejor que una refinería, como Dos Bocas, una refinería como la de Deer Park que se compró con el dinero recaudado de los impuestos que los mexicanos pagamos, sin necesidad de endeudar más al país, igual a las vacunas contra el Covid-19, que si la oposición hubiera estado en el poder, esas vacunas no hubieran llegado a nosotros si no es por la medicina de paga a precios estratosféricos; que nosotros el pueblo nos rasquemos con nuestras propias uñas. Para finalizar, ¿se vale estar en desacuerdo?, sí, pero así como le piden a uno que muestre santo y seña de todo lo expuesto, la oposición al gobierno actual no lo permite, ni mucho menos que las dará.

 

¿Les puedo recomendar libros?, hay un par. El primero se llama Haz patria: educa a un derechairo, de Jairo Calixto Albarrán y La Disputa por México. Dos proyectos frente a frente para 2024, escrito por los periodistas Alejandro Páez Varela y Álvaro Delgado.

 

¡Hasta la próxima!

 

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