#InPerfecciones
En las últimas fechas de rondas clasificatorias rumbo a Catar 2022 en el continente americano se desarrollaron encuentros en condiciones complicadas, sin duda no fueron las más óptimas para poner a rodar el balón; la legitimidad de dichos actos es peligrosa.
Jorge García Vielma
jorge.garcia@inperfecto.com.mx
Lo que suele despertar más la atención entre los aficionados al Deporte son los resultados, al final éstos son los que dotan de validez cualquier actividad, pero no es una mentira que todo lo que ocurre antes, durante y después de la obtención de cifras hace aún más rico el análisis. Si el mundo en general se dejara llevar por datos fríos quién sabe que situaciones ya se hubieran suscitado; claramente los números desnudan ciertos escenarios pero lo hacen de manera superficial porque no alcanzan a presentar todo lo que acontece en escenarios particulares, las cantidades deben ser utilizadas como conductores de algo, no son verdades absolutas.
En ocasiones se suele desvirtuar por completo aquello que llega a representar el Deporte para algunos cuantos, esto ocurre principalmente en atmósferas mayúsculas cuando se piensa que hay algo mucho más grande en juego que un simple encuentro deportivo. Con base en la visión del sociólogo argentino Pablo Alabarces, existen varios puntos desde donde poder abordar a la gran carpa deportiva, pero en esta ocasión no se tomarán en cuenta todos sino solo algunos y cómo se pueden relacionar con realidades palpables, tales como la última jornada de eliminatorias rumbo a Catar 2022 desarrolladas en el continente americano.
Aunque parezca una cantaleta muy sonada en los tiempos actuales, Alabarces pondera que en el Deporte también se persigue una igualdad, ¿en qué sentido? Su visión arroja que si todo parte de un piso parejo en el campo deportivo ocurrirá lo mismo cuando se esté situado en una arena democrática; siendo valientes también se podría tomar como una pequeña dosis de justicia, aunque realmente esta pocas veces aparece en algún espacio de la vida terrenal. A inicios de semana la Selección Nacional de México disputó un partido en las frías tierras de Canadá, en Edmonton para precisar, el resultado fue adverso para los aztecas pero algo, o lo que más llamó la atención fue observar el terreno de juego blanco gracias a las inclemencias del clima por aquella región, ¿se puede jugar así? Se pudo, y claramente no es lo mejor para nadie, ya sean jugadores, aficionados y demás personajes inmiscuidos en un partido de futbol, pero esto parece importar poco en quienes son los dueños del balón.
En algunas otras latitudes hacia el sur del continente también ocurren este tipo de trampas disfrazadas de actos legítimos amparados en un reglamento; hay que destacar lo que ocurre en La Paz y Barranquilla cuando las selecciones de Bolivia y Colombia fungen de locales, ¿qué punto en común hay entre dichas situaciones? Ambas ciudades representan cierto riesgo para disputar encuentros deportivos, claramente en cada nación hay mejores escenarios donde desarrollar eventos de esta índole. Los casi 3 mil setecientos metros sobre el nivel del mar con los que cuenta la ciudad andina son altamente peligrosos, la integridad de los deportistas pende de un hilo; no es casualidad que en este sitio se hayan dado resultados casi inimaginables, eso sí, siempre a favor del cuadro local. Sucede lo contrario con el cuadro cafetalero porque sus partidos se llevan a cabo en una urbe costera con la intención de sofocar al rival a toda costa, a diferencia del ejemplo anterior aquí son más las veces dónde esta supuesta ventaja se desvanece.
Ambos casos atentan contra la igualdad deportiva propuesta por Alabarces, pero también ven una luz al final del camino cuando el argentino habla sobre la inercia secular en el Deporte, ¿a qué obedece esta premisa? Principalmente relata cuáles son algunos objetivos de este campo: dinero, fama, éxito, prestigio, competencia. Y sí, es evidente que se anteponen los intereses económicos antes que cualquier otra cosa, pasa en todos lados ya no sorprende que esa sea la tónica principal. Si hace mucho frío, calor o inclusive se complique respirar queda de lado porque esto es algo que siempre se puede evitar pero no se quiere.
Se prenden alertas respecto a que puede ofrecer el Deporte, evidentemente tienen más proyección los actos positivos pero hay que tener claro que no todo puede ser color de rosa, es imposible, además le quitaría cierto sabor a los hechos. Invisibilizar este tipo de acciones es un grave error, aceptarlos y cuestionarlos es por ahora lo más sensato e inmediato; aunque también resulta valioso distinguir que lo fundamental en este negocio está en manos de los actores primarios y llevándolos al precipicio lo único que se va a conseguir son pérdidas irreparables, cuidado.
Rueda el balón, rueda la vida