#InPerfecciones
De seguir por ese rumbo, tendremos de regalo de fin de año la vergonzosa cifra de 100,000 fallecidos, derivado de una cadena de irresponsabilidades compartidas.
Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx
En marzo pasado la minimización del tema de la pandemia por COVID-19 por parte de las autoridades sanitarias llegaron a la osadía de declarar que en tan solo un mes nos encontraríamos fuera de aquella situación, desafortunadamente debido a que no hemos superado la “bonita” tradición de que las autoridades en cualquier materia en México se adornen para evitar antes que otra cosa el ridículo, después de casi siete meses la situación sigue atascada entre la verborrea de Hugo López Gatell, el sub registro de contagios y fallecidos, el relajamiento de las medidas preventivas, el desdén del Presidente y otras tantas cosas más que ponen en el escenario un todavía largo camino para superar el tema.
Ya pasamos por los buenos deseos y los “detentes”, los decálogos y los “vamos bien”, incluso por conceptos como “inconmensurable” y “catastrófico”; de seguir por ese rumbo, tendremos de regalo de fin de año la vergonzosa cifra de 100,000 fallecidos, derivado de una cadena de irresponsabilidades compartidas entre Gobierno Federal, Secretaría de Salud y sociedad civil que han demostrado una falta de sentido común que no solo está costando dinero, está costando vidas, sin embargo, hay algo que no ha dejado de avanzar, algo que no tiene el menor empacho por sacrificar a quien sea.
Así es, la agenda política del Presidente no ha estado en confinamiento, la coyuntura social alimentada por López Obrador es inmune a cualquier patología, si, el Presidente está vacunado contra el dolor ajeno, su proyecto de nación es eso, “su proyecto de nación” que está dispuesto a cimentar sobre los restos de ese “pueblo bueno” del que se cree monarca, está dispuesto incluso a sacrificar a su conglomerado de fanáticos que se hacen llamar Diputados y Senadores con tal de concentrar todo el poder y todos los recursos mientras parlotea incesante que “como nunca se atiende a los más pobres”.
El fin de año se avecina, y será muy triste, mucha incertidumbre y encono, la 4T poco a poco –y paradójicamente- se ha transformado en todo menos en esperanza, si la miopía fanática no se abandona, los atropellos al estado de derecho disfrazados de justicia terminarán por otorgarle el poder absoluto a un personaje gris y profundamente ignorante; sin duda es el caldo de cultivo perfecto para avanzar, si, pero hacia un oscurantismo político, ideológico y social donde la verdad sea dictada desde un atril por un esquizofrénico indolente.
Día de muertos se aproxima, y con seguridad la hipocresía del Presidente lo llevará a simular un homenaje a los fallecidos por COVID-19 y por su política de militarización del país. Desde luego la factura la pagarán todos los habitantes de lo que considera su feudo.