Editorial

¿JUSTICIA DIVINA?

#InPerfecciones
Si las investigaciones no arrojan resultados contundentes no es nuevo viniendo del Gobierno, al fin que Dios siempre defenderá las causas “justas”.

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C  
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Yo gané, me la robaron, pero los castigó Dios; así sentenció Miguel Barbosa Gobernador de Puebla durante un discurso dado en Huejotzingo, donde al hacer alusión al proceso electoral del 2018 se aventó la puntada de mezclar la gimnasia con la magnesia en materia de política, y aunque la Constitución permite la libertad de credo, eso de señalar que la justicia divina tiene que ver con los resultados en las urnas es definitivamente un exceso de elevadas proporciones.

 

Aunque el Gobernador de Puebla no se refirió precisamente al suceso del pasado 24 de diciembre donde perdieron la vida la entonces Gobernadora Martha Erika Alonso y su marido el entonces Senado Rafael Moreno Valle, lo más probable es que lo señalado en el discurso de Barbosa tenía toda la intencionalidad de propiciar una lluvia de reacciones al herir la susceptibilidad de sus opositores, sobre todo por la cantidad de especulaciones en torno a la figura de Barbosa en la que se le ha llegado a señalar de ser el autor intelectual de lo sucedido en diciembre pasado con el helicóptero donde viajaban la ex gobernadora y su marido.

 

Sin embargo, es posible señalar que las causas divinas efectivamente propiciaron el accidente aéreo, sobre todo después del adelanto que dio el Secretario de Comunicaciones y Transportes Javier Jiménez Espriú  sobre el dictamen que se entregará sobre el accidente el próximo 25 de octubre. Jiménez Espriú ha comunicado que el resultado de las investigaciones señalan que no hubo falla del motor ni de los componentes de la aeronave antes del accidente, al menos hasta el momento no hay indicio de ello, por lo tanto es muy probable que los resultados finales de la investigación apunten a una falla ocasionada por factores divinos, algo así como la verdad histórica –y fantasiosa- de Murillo Karam, con lo cual ante tal definición tan científica se irá diluyendo el tema, quedando como una simple anécdota fatal –así como muchos otros casos-.

 

Indignarse por las declaraciones de Barbosa es un tanto estéril, no es más que ese discurso de confrontación que se repite una y otra vez de parte de los apóstoles de la 4T, así como tampoco es novedad que las investigaciones sobre el deceso de personas –importantes o no- se diluyan y queden enterradas bajo toneladas de investigaciones y dictámenes técnicos, y aunque la ex gobernadora y el ex senador estuvieran vivos y carcajeándose de todos –como también se especula- entonces es obligación de las instancias correspondientes revelar esa verdad y no estarle haciendo el caldo gordo a los conservadores de los que tanto se quejan. Pero en fin, políticos tenían que ser, demagogos que pactan y prometen llegar al fondo de los asuntos fingiendo buscar en cualquier lugar menos en el sitio correcto. Ya nos estamos dando cuenta de las ventajas de acusar a los que se portan mal con sus mamás o con Dios.     

 

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