Editorial

¿Quién necesita maestros si tenemos internet?

#InPerfecciones
El internet vino a quitarle el protagonismo a uno de los pilares de la educación, la adquisición de conocimientos. Y muchos maestros aun tambalean por ello, sin lograr acostumbrarse.

 

 

Gina H. Amelio Profa. Del Centro de Estudios Sophia
Ginaha.ankh@gmail.com

 

Más de una vez, los docentes hemos escuchado a los alumnos quejarse por tener que aprenderse cosas que están en internet. Y en parte, tienen razón. ¿Para qué aburrirse escuchando al profesor decir cifras y datos durante horas, si gracias a las nuevas tecnologías, la información está al alcance de todos y además, explicada en amenos y coloridos formatos?

El internet vino a quitarle el protagonismo a uno de los pilares de la educación, la adquisición de conocimientos. Y muchos maestros aun tambalean por ello, sin lograr acostumbrarse. Se aferran a la reproducción de técnicas de disciplina militar prusiana del siglo XIX. Ni siquiera el uso de plataformas online, pizarrones electrónicos o clases digitales, logra esconder el hecho de que en muchas clases, la misma dinámica de “yo hablo y tú escuchas” predomina detrás de los artículos de “innovación educativa”. 

Pero no es útil ni productivo juzgar unos u otros métodos educativos. Basta con decir que la educación no es repetir datos que deben ser memorizados; es un largo camino entre maestros y alumnos que ayuda a entenderse en el mundo para ser miembro de su sociedad. La vida está llena de causas, consecuencias, contradicciones, relaciones, injusticias, milagros y bellezas; todo ello escondido bajo los datos y cifras que nos muestra el mundo. Un maestro no enseña para compartir datos, sino para ayudar a los alumnos a crear vínculos con las ideas detrás de esos datos, aquellas ideas que nos permiten comprender las múltiples realidades de la vida.

De mi maestro de literatura aprendí que está bien ser espontáneo aun siendo adulto; del de matemáticas, que no es bueno encerrarse en sí mismo; en clase de geografía viví los beneficios del orden, y en carrera experimenté las consecuencias de dar una opinión contraria a los demás. Las páginas de internet informan pero no forman; carecen de la convivencia y retroalimentación transformadora del esfuerzo docente. 

Necesitamos maestros porque ellos nos enseñan que la vida no es tan fácil como sacar datos de internet; porque a través de la comunicación con ellos, aprendemos a entenderla con nuestros propios matices y ser parte de ella. Ningún maestro es perfecto, y probablemente, algunas de sus percepciones erróneas hayan traído consecuencias en nuestro entendimiento del mundo. Pero los lazos con las ideas que ellos conectaron para nosotros, nos han permitido abrir camino para ser quienes somos hoy. Feliz Día del Maestro.

 

#InPerfecto