Editorial

¿QUIÉN CUIDA A QUIÉN? 

#InPerfecciones
Exigir justicia se ha convertido en provocación y traducido en desdén ante el destrozo a la dignidad y el robo de la tranquilidad ciudadana.

 


Carlos Rosas Cancino
/ @CarlosRosas_C  
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Reflexionar sobre el ejercicio de las autoridades de la CDMX en materia de seguridad sin duda es un ejercicio que implica sentimientos encontrados por lo general negativos. Y es que la imagen de la policía es sumamente negativa en lo que respecta a la percepción de la ciudadanía.

 

El caso de violación en el que presuntamente han participado cuatro policías en contra de una menor de edad en la alcaldía de Azcapotzalco ha puesto el dedo en la llaga –una vez más- de las agresiones, asesinatos, desapariciones, etc. no solo por el número de ilícitos que se suman a cifra que en cada momento aumenta no solo a nivel local sino también a nivel nacional, sin embargo, a la ecuación le podemos incorporar la respuesta de las autoridades que ha dado cátedra de ineficacia.

 

La protesta llevada a cabo en la Procuraduría General de Justicia de la CDMX atrajo la atención de los medios –de manera desafortunada- más por las pintas y los “destrozos” que por los motivos y la exigencia de justicia de casos como el antes mencionado en el que la integración de las investigaciones ha sido ineficaz a pesar de tener una “nueva administración de justicia”, “una nueva forma de gobernar” y “una nueva estrategia de seguridad”, y lo peor del tema es que la postura de la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum y la Procuradora de Justicia Ernestina Godoy gira en torno a la politización y supuesta afectación de la imagen de su administración al tildar la protesta como una “provocación” en la que no caerán, a ello se suma la “agresión” a Jesús Orta que ha sido “mancillado” en su honor con brillantina rosa.

 

La manifestación y exigencia de justicia en México sufre los efectos de la mediatización que se enfoca en los “destrozos” materiales y en el atentado al patrimonio institucional sobre el destrozo a la dignidad y atentado al patrimonio de la ciudadanía, dejando una clara falta de empatía y un cuidado excesivo de la imagen de las figuras públicas que salen a descalificar cualquier manifestación que vaya en contra de un discurso acuñado en las mismas promesas de justicia incumplidas de manera crónica durante sexenios de impunidad. Y así mujeres violadas, asesinadas, desaparecidas, estudiantes, campesinos, obreros, maestros etc. son reducidos a provocadores, vándalos, ladrones o enemigos de la paz social maquillada con cifras oficiales que siempre irán a la baja para alimentar la imagen de la familia política.

 

Barnizar la procuración de justicia con un lenguaje político ha dejado de lado a las víctimas, ha dejado de lado el dolor que sufren, ha dejado de lado la confianza en las autoridades, mientras los responsables gozan de impunidad y un marco jurídico que protege más la imagen que los derechos –incluido el de manifestarse- sepultados en montañas de papeles e indolencia burocrática. ¿quién cuida a quién en México?.

 

  #InPerfecto