Editorial

FE SIN CERTEZA

#InPerfecciones
Los aplausos en torno a la figura presidencial son solo eso aplausos a un hombre sin análisis de la implementación de sus políticas de Gobierno.

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C  
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

La escalada de violencia, la coyuntura política y social, forman parte de la sintomatología que se ha manifestado a partir del pasado diciembre. Y a escasos días de cumplirse seis meses de Gobierno, la lejanía del discurso de toma de posesión comienza a tener una reverberancia significativa sobre la incertidumbre de la dirección que se está tomando.

 

Las declaraciones de Andrés Manuel López Obrador en las que señala “irónicamente” que no se dejará rodear de lambiscones y barberos, de inmediato trajo a la mesa la imagen de Elena Poniatoswka el pasado 10 de mayo durante la mañanera elevando una plegaria de agradecimiento al cielo por la presencia del Presidente en la vida nacional, los periodistas que preguntan por Juan Gabriel, y el ex alcalde de Lima Perú Ricardo Belmont para nombrar algunos ejemplos que se han concentrado en elogios no para el Gobierno, sino para el Presidente, y aquí es donde es muy importante detenerse al análisis porque estamos hablando de dos elementos se han convertido en agua y aceite.

 

La tendencia que se ha manifestado en redes sociales es que la defensa de las políticas implementadas en cualquier materia no se está sustentando en el análisis acucioso de las técnicas utilizadas para conseguir los resultados ofrecidos, sino que se han enarbolado en la “fe ciega” del criterio hacia un personaje que basa su discurso en buena medida en el carisma que su imagen proyecta. Si bien la crítica hacia la pasada administración se concentró no solo en las pifias personales sino en la cantidad exacerbada de publicidad que enaltecía los supuestos logros del Gobierno, ha dado un giro completo para enaltecer los discursos presidenciales que han oscilado entre veladas amenazas y adjetivos proferidos para los detractores del régimen.

 

Las decisiones tomadas por el gobierno a partir del supuesto clamor social, gozan de aceptación popular por la serie de dádivas que se han otorgado mediante una serie de programas sociales y que se ha confundido con el término de “justa repartición de la riqueza”, porque lo que se está repartiendo en realidad son los recursos que se generan mediante la recaudación de impuestos, en ningún momento se le ha restado riqueza a los personajes ni grandes empresas que se encuentran en el país y que se encuentran bajo sospecha de evasión de cuantiosas cantidades.

 

La reyerta verbal en redes y otros foros después de casi seis meses de gobierno comienzan tomar cada vez más un tono duro y ofensivo, los análisis técnicos no se están realizando a fondo so pretexto de hacer las cosas entendibles, sin embargo ni se están entendiendo ni se están difundiendo de manera que la certeza económica no se encuentra a la vista, y todo esto como resultado de una muy mala costumbre de fincar en un solo personaje la fe y los criterios de ejecución del Gobierno.

 

#InPerfecto