Editorial

LA SANGRE LLAMA

#InPerfecciones

La línea de sangre priista de la que emana MORENA le da vida al que parecería haber entrado en etapa de extinción y que sigue vivito y coleando.

 

 

Carlos Rosas C.   

carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

 

Ya no son tiempos donde un solo partido gozaba de las mieles de ser el solitario soberano del país, que, junto con el resto de “partiditos” que no podían más que secundar y mirar para otro lado –en algunos casos- y en otros casos cooperar con el régimen para tener alguna clase de beneficio político y económico. Con noventa años de existencia en la historia contemporánea nacional el Partido de la Revolución Institucional puede jactarse de ser referente, sin embargo, no precisamente de buena imagen, al contrario ha sido ese referente vergonzoso en muchos casos en los que ejerció un poder absoluto que fue heredando de las generaciones revolucionarias a las generaciones progresistas de los años cincuenta, sesenta y setenta, muchos recordarán la persecución, represión, y el descaro con el que se ejerció una muy institucional corrupción.

 

El tropezón del año 2000 cuando el Partido Acción Nacional con la figura “dicharachera” de Vicente Fox le propina una derrota escandalosa, puso en perspectiva la extinción de los dinosaurios priistas y dejó claro que la potencia del Revolucionario Institucional venía en picada, pero la tradicional presencia del partido oficial en el imaginario colectivo nos dejó una serie de usos y costumbres que mantienen su vigencia.

 

Aun con todos y los tropezones políticos de los últimos años, el PRI aunque ha visto disminuida su fuerza y presencia en las cámaras, ha mantenido un estatus que ha heredado de años y años de experiencia en el poder, que en nada se parece a los estertores que sufre el Partido de la Revolución Democrática, que, aun con el espíritu de priistas desertores del proceso electoral del 88 fue desfigurando su postura de “izquierda” nacional al tener que pedirle prestado oxigeno al PAN en el ejercicio electoral del año pasado.

 

El PRI habla de reconfigurarse frente a los nuevos desafíos nacionales bajo su nueva figura de oposición o contrapeso en el mapa político donde el Movimiento de Regeneración Nacional goza de un peso inusitado en las cámaras. El PRI ha regresado con esos discursos encendidos donde habla de las abandonadas bases y la búsqueda del beneficio nacional y su preocupación por lograr de México un lugar mejor en el que todo sea bienestar. ¿y que tan cierta será su “preocupación”?, de hecho la pregunta es mera formalidad en torno a lo que representa el PRI en México, porque queda claro que el discurso es mera formalidad dentro de una apuesta por el olvido de esos años donde la ignominia fue el sello de sus acciones.

 

Es probable que como dice el dicho “no hay mal que dure cien años”, y el PRI es uno de esos males que con seguridad no durará, pero, no hay que olvidar que conjurarlo como lo ha hecho MORENA para conseguir ciertos objetivos políticos lo único que genera es una imagen contraria a ese discurso donde no tiene cabida la corrupción, sin olvidar que la línea de “sangre” morenista emana de esa vieja tradición priista que nos hace pensar en el viejo dicho “la sangre llama”.

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