1968

1968 AQUELLA ODISEA SOCIAL QUE SIGUE ALZANDO LA VOZ.

1968 EN LA MEMORIA DE MÉXICO
La memoria, esa virtud del pensamiento, nostalgia de los románticos, bastión de los que nunca dejan de luchar, temor de perversos represores. ¡Nunca olvides México! ¡nunca bajes la voz!.

Carlos Rosas C.   

carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

El tiempo ha pasado en un abrir y cerrar de ojos, los gritos, los llantos, el dolor e impotencia de quien tuvo que soportar el embate de las bayonetas, los empujones, los golpes y los disparos hacen un eco que ha ido trasminando el tiempo y como sutil gota aparece cada año para recordarnos a todos aquellos que desaparecieron con la voz ahogada en sangre, la sangre de los hijos de la nación que un puñado de paranoicos intolerantes tildó de comunistas y de querer instaurar un régimen muy lejano a la “libertad” y la “democracia”.

 

Y bien cabe la pregunta ¿por qué parecen cíclicos los movimientos estudiantiles, obreros, campesinos, magisteriales, etc.? , la respuesta parece simple, sin embargo, reviste una complejidad mucho más profunda que lo que aparece en la superficie, y es que la batalla por la consecución del respeto a los derechos y la exigencia de mejoras para cada sector tiene en su haber victorias que se han dado a cuentagotas y cada victoria ha cobrado la vida o la libertad de muchos, y aquellos que han heredado las carencias también han heredado el espíritu combativo de la lucha social que se ha enfrentado a la descalificación y a métodos cada vez mas sofisticados de represión oficial que ha encontrado en los medios impresos y digitales a falsarios aliados que trabajan en las trincheras oficialistas.

 

La década de los sesenta representa para los movimientos sociales una especie de crisol donde se fueron manifestando movimientos que aglutinaron la conciencia de la sociedad que su volvió participativa y empática con las demandas de los sectores que se volcaron a las calles a levantar la voz ya que identifican que aquellos que se manifiestan son hijos, hermanos, primos, tíos, o simplemente amigos que también padecen las políticas implementadas por el gobierno y que afectan profundamente la estabilidad de los sectores que se movilizaron, sin embargo, los antecedentes se remontan incluso más a la década de los cincuenta que en su haber destaca movilizaciones obreras y estudiantiles.

 

El 23 de septiembre de 1956, el Ejército desalojó el internado del Instituto Politécnico Nacional (IPN) cortando de tajo un movimiento estudiantil que se había extendido a varias entidades.

La UNAM mantuvo en perfil muy bajo de simpatía frente a las demandas de los movimientos sindicales. Sin embargo el romance entre el Gobierno y la Universidad no resulta ser lo suficientemente sólido ya que el primer destello de rebeldía a las imposiciones del gobierno se da cuando en 1958 los universitarios levantaron una sonora protesta en contra del incremento en las tarifas del transporte público.

Demetrio Vallejo líder de La Gran Comisión pro Aumento de Salarios del Sindicato Ferrocarrilero y que en 1959 dirigió la huelga de rieleros que fue brutalmente reprimida y su líder encarcelado por los delitos de disolución social y sabotaje.

 

La influencia ideológica de la Revolución Cubana tuvo una repercusión importante en los círculos estudiantiles universitarios que siempre se manifestaron en contra de las políticas intervencionistas de los Estados Unidos.

 

El movimiento médico comenzó en noviembre de 1964, cuando los residentes e internos del hospital 20 de noviembre del ISSSTE reclamaron el pago de aguinaldos atrasados y 206 de ellos fueron despedidos.

 

Los médicos residentes e internos del Hospital Juárez de la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia (SSA); Hospital Colonia, Servicio Médico de los Ferrocarrileros; Hospital San Fernando del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Hospital General de México, SSA, decidieron adherirse en apoyo al movimiento. Los paristas, constituidos en sesión permanente, constituyeron la AMMRI, Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos, independiente de todas las organizaciones sindicales.

 

La AMMRI elaboró un pliego petitorio con tres puntos básicos: mejorar el nivel económico, seguridad en el empleo y participación activa en los programas de enseñanza. El doctor Ismael Cosío Villegas y todos los médicos del Hospital Huipulco, sanatorio para tuberculosos, hoy Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias “Dr. Ismael Cosío Villegas”, presentaron su renuncia en apoyo al movimiento. Cosío Villegas declara públicamente “que si se cometía cualquier acto de violencia en contra de los becarios, él y de los demás médicos del hospital de Huipulco presentarían su renuncia y se retirarían del mismo”.

El 22 de julio de 1968 se enfrentaron en la plaza de la Ciudadela estudiantes de las Vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional (IPN) contra estudiantes de la Preparatoria “Isaac Ochotorena” (particular, incorporada a la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM). El día 26, estudiantes del IPN y la UNAM sufrieron una brutal agresión al manifestarse en las calles del centro de la ciudad. En la madrugada del 30, el Ejército tomó las instalaciones de la preparatoria de San Ildefonso tras derribar el portón colonial del edificio con un tiro de bazuca. Aquella noche fueron detenidos un centenar de jóvenes y, por primera vez, se habló de muertos y heridos.

 

Ante estos hechos, el entonces rector de la UNAM, José Barros Sierra, condenó los ataques y detenciones de estudiantes. Por otra parte, se conformó el Consejo Nacional de Huelga (CNH), instancia que agrupaba a representantes de distintas instituciones de educación superior del país.

 

El 18 de septiembre, el Ejército tomó Ciudad Universitaria. A los seis días también fueron ocupadas las instalaciones de Zacatenco y Santo Tomás, del IPN. El 30 de septiembre el Ejército se retiró de Ciudad Universitaria y se acordó una reunión entre líderes del movimiento y representantes gubernamentales.

 

Los aspectos jurídicos del 68 tienen que ver, en principio, con el desenmascaramiento del régimen autoritario, que hasta ese momento se viste de legalidad y presenta una cara de cumplimiento de la normatividad.

 

Las demandas de los estudiantes terminaron concretándose, a través del pliego petitorio del CNH en seis puntos: 1) Libertad a los presos políticos; 2) Destitución de los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea, así como también del teniente coronel Armando Frías; 3) Extinción del Cuerpo de Granaderos; 4) Derogación del artículo 145 y 145 bis del Código Penal Federal (delito de Disolución Social); 5) Indemnización a las familias de los muertos y a los heridos; 6) Deslindamiento de responsabilidades de los actos de represión y vandalismo por parte de las autoridades a través de policía, granaderos y ejército.

 

Una de las características del Gobierno mexicano es que, como parte de un sistema absolutamente autoritario, no podía aceptar que un movimiento social pudiera debilitar, y aún tocar el “principio de autoridad” del presidente, que como titular de un poder total dentro del Estado mexicano se erigía como un padre rígido que no admitía ninguna contradicción a su palabra. En procedimientos prefabricados, en una insistencia burda de guardar las apariencias de legalidad se siguieron procesos judiciales en contra de los miembros del movimiento estudiantil que incluía a dirigentes estudiantiles, trabajadores, intelectuales, empleados públicos y militantes de partidos políticos.

 

El 2 de octubre ha quedado como el último momento del movimiento estudiantil y también por eso condensa todo lo vivido aquel verano. Si el movimiento hubiese concluido, de forma menos trágica (y aun cuando hubiese tenido lugar una represión similar a la ocurrida la noche de Tlatelolco), poco después de la manifestación del silencio del 13 de septiembre, hoy quizás su recuerdo no se condensaría en lo ominoso: lo ominoso de los muertos, tanto los conocidos como los desconocidos.

Frente al dolor, resulta pertinente preguntarse: ¿qué hacer frente al sufrimiento vivido en el pasado que sigue teniendo un peso considerable en el presente? Narrar el sufrimiento es una forma de apropiarse del pasado, pues éste se elabora a través del lenguaje. ¿Qué hacer con el sufrimiento, como tramitarlo? Éste puede ser tramitado a través de la elaboración, de la justicia (es una de las causas de la creación del Comité 68, que persigue la justicia y la reparación como uno de sus objetivos), de los lugares de memoria (como los testimonios, el Memorial del 68): todas ellas formas de elaborar el sufrimiento. Quizás individualmente muchos han logrado tramitarlo, pero socialmente aún quedan muchos pendientes sobre el 2 de octubre: una herida abierta que por lo mismo persiste como imagen de todo el movimiento estudiantil de 1968.

 

El inventario de 50 años de aquel 1968 tiene muchos vacíos, no solo en los procesos de justica, tiene vacíos familiares, vacíos emocionales, y paradójicamente en la búsqueda por resarcir aquellos vacíos, el ánimo por no olvidar llena de vida cada consigna, y cada paso en cada marcha, cada bandera y cada pancarta.

 

Bajo la consigna de “prohibido olvidar” queda para la memoria el trabajo realizado a lo largo de estas relatorías que llegan a su fin con un agradecimiento muy sincero por haber contado con su lectura y compañía, por la reflexión y por la conciencia adquirida, gracias a todo el equipo de InPerfecto, gracias por 1968 en la Memoria de México.  

 

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