1968

EL GRAN DICK FOSBURY

1968, EN LA MEMORIA DE MÉXICO

¿Por qué es importante la fecha de 1968? Obviamente entre otras cosas porque en esos Juegos Olímpicos, celebrados en México, el estadounidense Dick Fosbury cambió para siempre la forma de saltar, proclamándose campeón olímpico.

 

Eduardo Morales

dorado.deportes@inperfecto.com.mx

 

¿Por qué es importante la fecha de 1968? Obviamente entre otras cosas porque en esos Juegos Olímpicos, celebrados en México, el estadounidense Dick Fosbury cambió para siempre la forma de saltar, proclamándose campeón olímpico.

 

Aunque su carrera deportiva fue muy efímera –se retiró en 1972, poco después de cumplir los 25 años–, el estadounidense Dick Fosbury finalmente ha pasado a la historia del atletismo como el inventor de una novedosa técnica de salto de altura con la que en los Juegos de México’68 sorprendió a sus rivales y a todo el mundo para ganar la medalla de oro con su nuevo récord olímpico (2,24 metros). Tan innovadora fue su técnica, que otros atletas ya habían probado pero ninguno se había atrevido a usarla en una competición de primer nivel, que fue bautizada para siempre con su propio nombre.

Cuando a los 11 o 12 años Richard Douglas Fosbury comenzó a experimentar en su Portland natal su nueva técnica, que consistía en saltar de espaldas y de cabeza hacia el listón con el brazo más próximo a él extendido para así acercar más el centro de gravedad del cuerpo a la barra, nadie podía imaginar entonces la trascendencia que tendría en la historia del atletismo. Al principio fue calificado como un excéntrico y un snob, pero Fosbury fue perfeccionando sus saltos hasta que en 1968, con 21 años, se proclamó campeón universitario de la especialidad y poco después ganó las pruebas de selección olímpicas de los Estados Unidos con 2,21 metros.

 

Fosbury se atrevió a innovar (esa es la razón de que aparezca en el anuncio) y a cambiar la técnica del salto: antes de él nadie saltaba de espaldas que, por otra parte, parece lo más lógico. Fosbury creó lo que hoy conocemos como Fosbury Flop, que consiste en aproximarse al listón de forma transversal y saltar de espaldas al mismo. Pero ¿cómo se saltaba antes de Fosbury?

 

Antes de la aparición de Fosbury y por extraño que nos pueda parecer amigos InPerfectos, ahora mismo, los saltos de altura se realizaban con tres técnicas diferentes, pero ninguna contemplaba el salto de espaldas. Estas eran:

Técnica de la tijera: con una ligera carrera, y pasando de forma lateral primero una pierna y luego la otra. Recuerdo que cuando en el colegio jugábamos a saltar la goma elástica, cuando llegaba a alturas por encima de los hombros ésta era la opción que utilizábamos.

 

Técnica del rodillo costal, western roll o rodillo californiano: se salta también de lado, esta vez realizando una media tijera y “rodando de espaldas” al llegar al punto más alto del salto, sobre el listón. Al realizar el salto, el pie que nos ha dado el impulso (el que deja el suelo en último lugar) pasa por delante del primero y nos da el impulso para realizar el giro. Como “hacer la croqueta” en el aire, para que nos entendamos.

 

Técnica del rodillo ventral: se comienza a usar en 1936, y consiste en realizar un salto como el del rodillo costal, pero saltando de cara al listón.

 

¿Por qué se usaban estas técnicas antes de Fosbury? Quizás porque son movimientos más naturales del ser humano: si yo tengo que saltar un obstáculo en mi camino seguramente lo afronte de frente o de lado, aunque hacerlo de espaldas sea más efectivo pero si poco comun.

 

Fosbury, con su técnica del Fosbury Flop, llegó a saltar 2,24 metros. Consiguió el récord olímpico, pero no el récord mundial de aquel momento, que era de 2,28 metros, pero cambió para siempre la historia del atletismo. Actualmente el récord para hombres lo tiene el cubano Javier Sotomayor con 2,45 metros, y el de mujeres la búlgara Stefka Kostadinova con 2,09 metros.

 

No tengáis miedo de innovar, tanto en materia de entrenamiento como en otros aspectos del día a día: que no lo haya hecho nadie hasta ahora no quiere decir que no sea eficaz, eficiente o mejor de lo que se hace hasta ahora. Si quieres resultados diferentes, no hagas lo mismo de siempre.

 

En aquella época el récord del mundo estaba en poder de un soviético llamado Valeri Brumel con 2,28 metros y nada hacía pensar que un atleta sin palmarés como Fosbury pudiera ni siquiera subir al podio. Pero en la calificación superó por un centímetro su propia marca (2,22) y en la final franqueó los 2,24 que no sólo le sirvieron para ganar el oro olímpico por delante de su compatriota Ed Caruthers (2,22) y el también soviético Valentin Gavrilov (2,20), sino que pocos años después todos los saltadores acabaron adoptando su técnica, que sigue siendo la imperante en la actualidad, y quedaron enterradas para siempre las del rodillo ventral o la tijera, que se utilizaban hasta entonces.

 

Pese a no ser el mejor saltador de altura de su época, Dick Fosbury alcanzó la gloria olímpica gracias a su nueva técnica, pero su trayectoria se estancó y cuatro años después, tras fracasar en su intento de clasificarse para los de Munich’72, acabó retirándose para dedicarse a la ingeniería civil en Idaho. Tenía sólo 25 años, pero ya había entrado en la historia, nos vemos en la próxima amigos InPerfectos