1968

Myrthokleia una mujer del 68.

#sexualidad.

Su historia de vida es para contar, una infancia como muchas,  una estudiante con retos, una mujer convencida de una lucha que tenía que vivir. Primera parte.

 

Rosario Aguilar

rosario.aguilar@inperfecto.com.mx

 

Hemos tocado historias de mujeres del 68, un poco de lo que guardan en sus vidas las que aún viven, y lo que se llevaron quienes han partido, dejando recuerdos y muchas anécdotas,  hoy quiero dedicar mi relatoría a Myrthokleia Adela González Gallardo, un nombre que encontré en mis lecturas para poder escribir, fue especial, pensaba las cosas que pasaban detrás de aquellas mujeres que hoy tienen un lugar en la historia.

¿Cómo había sido su vida familiar? ¿Qué tipo de educación tuvieron? Sus amigos,  sus pasatiempos, todo.

 

Poder contactar a Myrthokleia fue una maravillosa experiencia,  el día de la cita pasó por nosotros que fuimos por parte de #InPerfecto, llegamos puntual a la cita pero justo en ese momento empezó a llover,  lo que hizo que no pudiéramos vernos en seguida, cuando nos pudimos encontrar, me recibió con un abrazo cálido, algo empapadas pero agradable, sencilla y cordial; en su  carro después de comentar la lluvia y el granizo, mi acompañante lanzó la primera pregunta, ¿cómo se decía su nombre? Segunda pregunta fue ¿Qué significa? A lo que nos respondió que su papá le dijo que era griego y que tenía el significado en una hoja,  pero que en el 68, se tuvo que quemar al igual que todos sus documentos, ese día murió y volvió a nacer.

Es ese momento pensé que, en nuestro encuentro la sexualidad no sería el tema principal, Myrthokleia fue parte del movimiento del 68 de las muchas mujeres que apoyaron un movimiento estudiantil,  donde solo exigían sus derechos, que fueran cumplidos y respetados.

Llegar a su casa y ver el jardín al lado de un patio amplio, entrar  a la sala y cruzarla para entrar al patio trasero donde lo adorna una fuente,  una casa donde lleva gran parte de su vida viviendo, entrar a su estudio, donde guarda sus títulos, fotos,  reconocimientos papeles y quizá donde ha pasado mucho tiempo recordando sus vivencia. Ella fue la cuarta de 5 hermanos, sus juegos eran las escondidas,  hacer merengues de lodo, jugar a ser vendedor de ropa en abonos con la ropa de su mamá, y sonríe al recordar; su papá catedrático del politécnico, de la vocacional, la llevaba al Auditorio Nacional a las exposiciones de maquinarias, mirar los engranes la fascinaba,  como el olor a aceite quemado, y de ahí decidió ser torneos, ella cuenta que en la escuela no le iba muy bien, pero su papá la convenció de que si quería ser tornera tenía que ir a la secundaria y después la carrera, y así lo hizo la comunicación en familia era cordial,  una educación un tanto severa en cuanto a los castigos, pues el padre regañaba por igual, y si hubiera complicidad entre hermanos los encerraba en el baño hasta saber la verdad, y sin comer, nos regañaba al igual y al terminar “nos pedía el darnos un beso”

 

Los pasatiempos se los hermanos mayores eran las tardeadas de 4 a 6 de la tarde, no había fiestas de 15 años, “mi papá decía no 15 años, no 18 años, no 21 años,  es darle carne a los muchachos, y después salir embarazadas, él quería que estudiáramos y después podíamos hacer de la vida un papalote” Así que preguntarle por los novios decía que no era posible, “cuando tenía 17 años y me operaron del apéndice, vino un amigo a visitarme y mi papá lo corrió”  

 

Cuando terminó la secundaria y busco un lugar en las escuelas para estudiar la carrera que la llevaría a ser tornera, le negaban el lugar por el simple hecho de ser mujer, fue algo a lo que se enfrentó  y lejos de desistir con más ánimo siguió buscando hasta que la aceptaron en el IPN en una Ingeniería , fue la primera y la única mujer de su generación, consiguiendo el respeto de sus compañeros, y el trato igualitario de sus profesores, en tres años solo una vez tuvo un conflicto con un compañero, “el me dijo que yo era un niño vestido de mujer,  ¡y le solté un putazo!, en seguida fue con el director y lo acusó”,

Su entrada al movimiento llegó como una invitación a aprender, a saber, al conocer el pliego petitorio no dudo ni un momento en defender la lucha estudiantil las consecuencias de esto aun no las sabría y ella escuchaba a su padre hablar del movimiento era un año donde ya no se podía callar más y solo era exigir un derecho que corresponde tener, sin duda lo que acontece en esos meses,  marcaría la historia de su vida en todos los aspectos.

 

#InPerfecto