1968 En la memoria de México

PERSPECTIVA JURÍDICA Y EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL 2da PARTE

1968, EN LA MEMORIA DE MEXICO

Carlos Rosas C.

carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Estimados inPerfectos, continuemos disfrutando del trabajo del Dr. Manuel Becerra Ramírez (Cultura Jurídica y el movimiento del 68), y vayamos introduciéndonos en los orígenes del movimiento de 1968, disfrútenla con nosotros.

 

LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO DEL 68

El movimiento se inicia con acontecimientos que son nimios. La furiosa represión gubernamental contra los estudiantes no es concebible a menos de que se acepte la hipótesis de Raúl Álvarez Marín, quien manifiesta que la policía del DDF y el regente Alfonso Corona del Rosal, por cuenta propia, o en coordinación con la Secretaría de Gobernación prepararon una provocación como parte de los trabajos de represión preventiva que regularmente utilizaba el gobierno priista para encarcelar temporalmente a personajes de oposición y así impedir acciones de protesta en momentos cruciales de la vida nacional, en este caso las olimpiadas.

ALFONSO CORONA DEL ROSAL

Por supuesto no es descabellada la hipótesis, pues las redadas para detener temporalmente a los “elementos políticos peligrosos” o bien a los raterillos, era una práctica “normal” de la policía que controlaba todo. Otra hipótesis que se apoyan en la naturaleza del sistema priista de lucha por el poder dentro de la “familia revolucionaria” es aquella que maneja que en vísperas del fin del sexenio, los posibles candidatos a la presidencia, como era usual, utilizaron a los estudiantes para desacreditarse uno a otro; de ahí que haya habido provocaciones a lo largo del movimiento de los estudiantes, inclusive la matanza del 2 de octubre fue una provocación de un bando contra otro.

 

Son hipótesis que como tales están sujetas a comprobación, pero que de alguna manera ya manifiestan y ponen evidencia el grado de cerrazón del sistema y su carácter antidemocrático. Sin embargo, lo más importante es el hecho de que los estudiantes no iniciaron el movimiento, por generación espontánea, fue provocado por la represión gubernamental, independientemente de que había un caldo de cultivo producido por las frustradas protestas sociales que se habían dado con anticipación y que terminaron en represiones por parte del Gobierno en turno.

Pero, los mismos estudiantes no se dieron cuenta del alcance que pudiera alcanzar el conflicto con la fuerza pública, lo que sí es claro es que era una generación que tenía muchos motivos por los cuales protestar; su organización significó una nueva manera de hacer política, y con ello legitimaba el derecho a la manifestación a la disidencia al autoritarismo que estaba enraizado en la sociedad, no sólo en el Gobierno, sino en todas las organizaciones sociales, incluyendo la familia. Todo eso pone en jaque el modelo de Estado cerrado, autoritario, en donde todo lo controlaba el poder político alrededor del presidente, con una aguda corrupción que era “el aceite de la maquinaria gubernamental”. Además de que fue innovadora, su organización, era atípica en su tiempo, y significó una nueva manera de hacer política. Así, el pleito callejero desencadena una represión “in crecendo” de las fuerzas públicas que vista desde la perspectiva actual es absurda o que tenía una lógica de poder del régimen revolucionario.

LOS SESENTA Y SU ENTORNO POLÍTICO-CULTURAL INTERNACIONAL

No hay duda de que el movimiento estudiantil del verano del 68 está inserto en un entorno político internacional que de alguna manera ejerce influencia. La Revolución cubana, su ejemplo revolucionario, su postura antiimperialista, es uno de ellos. Una parte de la juventud de aquellos tiempos, la de mayor preparación política y de alguna manera ilustrada, se había nutrido ideológicamente del ejemplo de la Revolución cubana: su aspecto libertario, su idea de crear una nueva sociedad más justa y de lucha en contra de la influencia estadounidense.

 

Eso también está ligado con la Guerra Fría. El Gobierno, con el pretexto de la lucha en contra de “los comunistas” reprimía todo intento de disidencia o de oposición al Gobierno por considerarlo subversivo. Es más, del principio al fin del movimiento del 68, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz manejó una línea de propaganda muy fuerte en el sentido de que el movimiento de los jóvenes tenía su origen en una conjura comunista instrumentada en La Habana y Praga por agentes y agitadores internacionales que tenían como objetivo derrocar al Gobierno mexicano.

 

Esto supuestamente le daba cierta “legitimidad” a la represión contra los estudiantes y era esgrimido como arma de propaganda e inclusive se consideraba como un elemento que daba motivo a una condena por los tribunales (“…la desmesurada respuesta de Díaz Ordaz y de otros miembros de su gabinete se debió en primer término a que los acusados eran comunistas, y si no lo eran, de todos modos se les acuso por eso). Por lo que respecta a la conjura comunista que tenía su origen en La Habana, era absurdo y más viendo a la perspectiva histórica de la relación Cuba-México. Precisamente para el gobierno priísta era importante Cuba, pues su retórica de defensa de la revolución de la isla permitía cubrirlo con un halo de izquierdismo en su política exterior para beneplácito de la izquierda interna, aunque hubiera incongruencia con su comportamiento autoritarismo casero, lejano a la democracia y a ser un gobierno propio del pueblo.

Por la parte de Cuba tener un país que, aparentemente, no se aliaba con su enemigo estadounidense era una gran cosa y lo pagaba con su respeto a los asuntos internos de México. Precisamente, el régimen priista autoritario tenía cierta complejidad y una serie de posturas que eran contradictorias, pero que le daban sustentabilidad: se decía respetuoso de la legalidad emanada de la Constitución producto de una revolución ejemplar, aunque en la práctica no se respetara o se cumpliera en forma selectiva (a esto nos referiremos más adelante).

En la próxima entrega continuemos con el Dr. Manuel Becerra y el pliego petitorio de los estudiantes y la respuesta del gobierno que ha quedado marcada en La Memoria de México.

Fuente:
La Cultura Jurídica y el Movimiento de 1968
Becerra Ramírez Manuel
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de investigaciones Jurídicas, México, Distrito Federal
México (Alegatos, México, 2008, Núm. 70 Sep.-Dic, Pág. 371-394)

 

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