1968 EL AÑO EN LA MEMORIA DE MÉXICO
La cantidad de figuras destacadas que se dieron cita en México alrededor del teatro fue de tal importancia que tenemos una buena cantidad de ejemplos donde desde lo histórico hasta la crítica social se presentan como excelentes expresiones de la realidad nacional.
Carlos Rosas C.
Se pensó que la educación podría ser punta de lanza para elevar a un estadio superior a las masas marginadas urbanas y rurales, pero, más que educación, lo que a fin de cuentas se transmitió a través de distintos medios, entre ellos el “Teatro de los maestros rurales” o el “Teatro de Masas”. Estimados InPerfectos, terminemos de conocer el contexto del teatro en México, sigan con nosotros.
EL TEATRO EN MÉXICO
Rodolfo Usigli, prolífico dramaturgo, director, teórico, profesor y diplomático, es considerado como el padre del teatro nacional en México. Retrataba el medio mexicano empleando un estilo realista y estructuras aristotélicas, logrando nueva profundidad sicológica en sus personajes.
El gesticulador (1947), cuya acción se desenvuelve en un prototípico pueblo de provincia, desenmascara la más completa falsedad e hipocresía del sistema político mexicano. La trilogía Corona de sombra (1947), Corona de fuego (1961) y Corona de luz (1967) enfocan eventos decisivos en el desarrollo tanto histórico como espiritual de México como nación: el reino malogrado de Maximiliano y Carlota, la tortura y muerte de Cuauhtémoc -el último emperador azteca-, y la aparición de la Virgen de Guadalupe. Posteriormente Usigli incorporó técnicas expresionistas a otras obras de orientación política.
El Grupo Proa (1942-47) dirigido por José Aceves mantenía vivo el espíritu universalista y experimental, sin menoscabo de la dramaturgia mexicana. Xavier Rojas, siguiendo el ejemplo del Teatro la Barraca de Lorca, creó el itinerante Teatro Estudiantil Autónomo en 1947, presentando obras clásicas y modernas en un acto y corridos mexicanos dramatizados. Los montajes se hacían al aire libre en la Ciudad de México y pueblos circundantes utilizando un mínimo de escenografía o utilería.
Con la misma temática familiar de la Comedia Mexicana, surgió a partir de los años cincuenta una dramaturgia que trató de examinar las conductas, contradicciones y valores de la clase media y la pequeña burguesía mexicana, aunque con mayor rigor crítico y preocupación formal.
Sin duda el proyecto de Rodolfo Usigli es el más relevante en este contexto fijándose como meta la creación de un teatro mexicano, nacional por su temática y realista en su estilo a fin de convertirse en instrumento de crítica social, de ahí su axioma: “Un pueblo sin teatro es un pueblo sin verdad”. Para él, entre más local fuera la temática o la anécdota, mayor sentido de universalidad alcanzaría, siempre y cuando ese teatro tuviera la fuerza y la calidad formal para sostenerse a sí mismo. Planteó el realismo como el modelo a seguir.
El efecto de Seki Sano en el teatro mexicano ha sido profundo. Discípulo de Meyerhold, dio a conocer a éste y a Stanislavsky discípulos entre 1939-66, introduciendo así en México por primera vez un sistema coherente de actuación.
En 1941 Sano fundó, conjuntamente con el pintor Gabriel Fernández Ledesma y la bailarina y coreógrafa Waldeen Falkestain, el revolucionario y anti comercial Teatro de las Artes.
En 1948 creó el Teatro de Reforma, un centro para la experimentación profesional que funcionaba dentro del recientemente constituido Instituto Nacional de Bellas Artes. Su montaje en 1948 de Un tranvía llamado Deseo constituyó un evento importante para el teatro en México. El movimiento de Poesía en Voz Alta (1956-63) reaccionó contra el melodramatismo y realismo del teatro comercial. Estos artistas de renombre como Héctor Mendoza, Octavio Paz, Juan José Arreola, Juan Soriano y otros perseguían como fines la interacción y experimentación.
Inicialmente bajo el patrocinio de la UNAM, se presentaron ocho collages de materiales literarios de España, Francia, Norteamérica y México. Se formaron también actores (Beatriz Sheridan), directores (Juan José Gurrola, Héctor Mendoza) y una dramaturga (Elena Garro) que luego destacarían dentro del teatro mexicano.
Poesía en Voz Alta fue muy criticado en su momento por su elitismo y su falta de atención al realismo todavía predominante. Comenzando en 1949, jóvenes dramaturgos inspirados en el trabajo de Usigli empezaron a explorar el creciente carácter urbano y cosmopolita de México, aunque sin menoscabo de otros temas extraídos de la vida de provincia.
Emilio Carballido sigue siendo el dramaturgo mexicano de mayor renombre y más prolífico de la actualidad. En su obra el costumbrismo y la fantasía se turnan y se combinan en un estilo altamente original, repleto de humor y poesía. Rosalba y los Llaveros (1950) es una comedia de enredos en la cual una muchacha citadina intenta provocar cambios en la vida de una familia de provincia.
Carballido presenta su defensa más firme de la individualidad humana en la farsa romántica Te juro Juana que tengo ganas (1965). La mayoría de sus decenas de obras en un acto tratan aspectos de la vida en la Ciudad de México. Un ejemplo saliente es Yo también hablo de la rosa (1967) en la que la esencia de la realidad es cuestionada poéticamente a través de un perspectivismo múltiple y el símbolo de la rosa.
Entre los contemporáneos destacados de Carballido se hallan Sergio Magaña, Jorge Ibargüengoitia, Elena Garro, Hugo Arguelles y Luisa Josefina Hernández. En Moctezuma II (1954) de Magaña y Felipe Ángeles (1978) de Garro, Cuauhtémoc y un protagonista de la Revolución Mexicana son elevados al status de héroes arquetípicos mediante el uso de estructuras trágicas clásicas. En Los buenos manejos Ibargüengoitia emplea un estilo farsesco y grotesco para atacar los abusos del poder civil y eclesiástico en provincia.
En Los cuervos están de luto (1960) Arguelles pone al descubierto la hipocresía de una familia burguesa de provincia a través de una situación funeraria y el uso del humor negro, tan característico de este autor.
La Nueva Dramaturgia
Carballido, Arguelles y Hernández, junto con Héctor Azar y Vicente Leñero, han sido maestros importantes para la generación contemporánea de dramaturgos. Este numeroso grupo, cuyo desarrollo se remonta a las convulsiones políticas y sociales y a la masacre de Tlatelolco de 1968, ha tenido que luchar para abrirse camino. Temas de protesta social y de conflictos generacionales dentro de un molde realista inicial, se volvieron una multiplicidad de estilos y géneros con la influencia marcada de Brecht, tanto al nivel estructural de las obras como en sus perspectivas políticas. Frecuentemente se busca y se cuestiona la realidad frente al peso de la hipocresía de la sociedad y una sensación de impotencia. La reinterpretación de temas históricos mexicanos sigue siendo de interés para esta generación.
La mayoría de estos autores representativos nacieron entre 1944-55 y han recibido importantes premios: José Agustín, Oscar Villegas, Willebaldo López, Abraham Oceransky, Víctor Hugo Rascón Banda, Osear Liera, Sabina Berman, Jesús González Dávila, Otto Minera, Dr. Guillermo Schmidhuber, Enrique Ballesté, Enrique Cisneros e Ignacio Betancourt Robles, entre otros. En años recientes José Manuel Galván ha aplicado sus experiencias como actor, escritor y director a los círculos teatrales chicanos de EE.UU.
El Nuevo Teatro Popular
La turbulencia política de 1968 y los primeros años de la década de 1970 dieron origen al Nuevo Teatro Popular, emparentado con el Nuevo Teatro latinoamericano. En los años 60, el colectivo pionero Los Mascarones inspiró a centenares de jóvenes a formar grupos teatrales y hacer teatro callejero tipo agitprop (de agitación y propaganda) y de guerrilla, con el fin de contribuir a una radical transformación política y social.
Obras de creación colectiva se dirigían a públicos populares y de clase media. Modelos importantes eran Brecht, Enrique Buenaventura (Colombia) y Augusto Boal (Brasil). En 1973 estudiantes de arte dramático de la UNAM y otros teatristas independientes iniciaron el movimiento rebelde de CLETA (Centro Libre de Experimentación Artística), rompiendo con las limitaciones de la política cultural de la UNAM y ocupando como centro de su movimiento el teatro universitario Foro Isabelino.
Lectores InPerfectos, continúen con nosotros la siguiente semana, ya que conoceremos que pasaba en el cine en aquellos años que siguen para siempre en la Memoria de México.
#InPerfecto
FUENTE:
DESARROLLO Y FLORECIMIENTO DEL TEATRO MEXICANO: SIGLO XX
Donald H. FRISCHMANN
(Texas Christian University)