1968, En la memoria de México.
Seguimos con este relato donde Myrto sigue en su narración, los miedos, los retos, lo que tuvo que enfrentar en su paso por el 68. 2a parte.
Rosario Aguilar
rosario.aguilar@inperfecto.com
Myrthokleia, sentada en su escritorio, atrás de ella, las fotos enmarcadas, cuadros alusivos al 2 de Octubre, “no perdono y no olvido”, es una de ellas, sus manos pasan sobre sus cabellos semi ondulados y cortos, un gris blanqueado. Myrto, a veces la llaman así, revivía de nuevo aquellos años donde los jóvenes fueron protagonistas de una lucha a favor de sus derechos, se unió con un grupo por que quería aprender a ser oradora, y fue en ese entonces cuando la invitaron al movimiento, y lo vio como una oportunidad para salir un poco de casa, a sus 22 años aún vivía bajo el trato exigente de su hogar, y aunque nunca rompió la comunicación con su padre ya que peleaban por el mismo ideal, él como maestro y ella como estudiante, platicaban, asistían a asambleas, se preocupaban por lo que el Gobierno pudiera hacer.
Para ese entonces ya era maestra, ella recuerda, “Un día mi papá me dijo: acompáñame. Y salimos, caminamos hasta Juan de Dios Bátiz, donde ya los esperaba el director, al verlo y saludarlo le dijo: “ahí te la dejo” el director salió y me dijo ¡sígame!, al llegar a un salón le dijo: maestra ahí están sus alumnos, “¡me mando a la puta guerra sin fusil!”.
Al ganar su propio dinero podía apoyar a sus compañeros que fumaban comprando cigarros, Ya en el movimiento solo iba a casa muy poco, se quedaba a organizar con los compañeros lo que se necesitara, en su casa, su papá con los maestros, su mamá preparando alimentos y llevarlos a campamentos.
Le tocó vivir fuertes momentos, el impacto de estar en la marcha del silencio y mirar los tanques que intimidaban a los jóvenes, estuvo cuando entraron a CU los militares, ella como miembro del Poli, ya que la rivalidad solo se daba en los partidos de fútbol americano, puesto que en el movimiento hubo una buena comunicación y juntos pudieron trabajar por la misma causa, en una de las asambleas, se dijo que hombres y mujeres trabajaban hombro con hombro, y eran reconocidas por el trabajo que estaban haciendo, Myrthocleia fue nombrada oradora para el mitin que se estaba organizando, su memoria recuerda el momento en que salió de casa y se despidió de su papá, no sin antes advertirle “las cosas se van a poner cabronas”, bueno no lo dijo así, lo dijo con otra palabra, ahora ya digo más malas palabras, que hasta dicen que soy de “ Alvarado”, ante tal advertencia solo le dijo, “solo voy a dejar estas cajas de medicina”.
Nunca imaginó lo que estaba por suceder, ya que al llegar ya estaban organizando el mitin y le piden que sea oradora por parte del Poli, y de acuerdo a los preparativos, en Tlatelolco el edificio Chihuahua, ahí tenían todo listo, al lado de Marcia Gutiérrez estudiante de la UNAM.
Escalofriantes imágenes que llegan a la memoria incluso nos dice como la piel se le hace chinita, al recordar, aun así sabía que esta lucha era afrontar lo que viniera.
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