Sexualidad

Todos los caminos llevan a Roma

#Sexualidad
¿Cuántas veces has escuchado que lo que hace falta para lograr tus metas es motivación? Yo muchas, pero no lo sé Rick… en mi experiencia hace falta más que bonitas intenciones para llegar al destino. Hoy quiero platicarte lo que me ha servido a mí. Pásele a leer.

 

 

Dulce Merlos@la_dulce_vita.mx  @matrioska_libro
dulmerlos@gmail.com

Empecé a escribir formalmente hace 3 años, al inicio de la pandemia. Hace un año mi primer libro vio la luz, nació de dos cajas de cartón que llegaron a mi oficina,ahí abracé ese pequeño bebé envuelto en celofán mientras me decía a mi misma, no lo puedo creer, por supuesto lloré. Lloré porque no podía creer que lo había logrado, que la persona que había escrito ese libro era yo y que había tenido las agallas para finalizar un proyecto que nunca en mi vida imaginé posible.

Cuando lo terminé hubieron dos grandes frases alrededor del suceso: la primera fue, yo también estoy escribiendo un libro. Lo cual me parecía bastante cool pero lejano, cuando les comenzaba a cuestionar cual era el plan o la estructura  que estaban siguiendo. La segunda fue ¿cómo le hiciste? y de esa es de la que quiero hablarte hoy. ¿Cómo le hice? Pues la respuesta corta es, me senté cada semana durante 6 meses en un café cercano a mi casa a escribir durante un par de horas. 

Pensarías que soy súper disciplinada y ñoña, bueno la verdad ñoña si, pero no me considero tan disciplinada como quisiera, esa palabra me pone los pelos de punta porque me lleva a un lugar donde tengo que hacer las cosas a fuerza y eso para mí no funciona, yo necesito algo más de cariñito porque así soy yo,  sé que no todos somos iguales y que lo que funciona para unos no funciona para otros. En fin que entonces uno piensa en la motivación, piensas que lo que necesitas para concluir un proyecto es eso, hartas ganas y un chingo de motivación, pero te tengo noticias, eso no es cierto, al menos no en mi caso.

Hubieron días que no tuve ni motivación, ni ganas, ni inspiración, pero si tenía un objetivo claro que me apasionaba. Semanas que me arrastré a la misma mesita de dos plazas a escribir entre el bullicio sordo de la música y las pláticas ajenas, que recorrí paso a paso el plan y la estructura que mi editora me ayudo a armar,  y así fue como un día después de teclear y teclear nació Matrioska. 

Con toda honestidad hoy entiendo que mi libro no surgió de la motivación, sino de la rutina. Tú dirás uy Duls ¡que poco romántica! pero es la verdad, la rutina con la que mi mente aprendió a entrenarse durante meses rindió frutos y no hay nada que le guste más a la mente que la rutina, la predicción, saber que sigue, autocompletarse y no lo digo yo, lo dice la psicología. Entre más capaces somos de automatizar procesos, nuestro cerebro nos lo agradece, liberando espacio del disco duro que a su vez permite la llegada de nuevos proyectos, sueños, metas, y es más hasta personas que sirvan a tu objetivo.

La rutina aunque pueda pensarse como aburrida, la verdad es que salva vidas. Por ejemplo, mi coach Jessica Vázquez, a la que quiero mucho, narra en sus redes que aunque ha vivido por años con depresión, crear una rutina matutina de ejercicio la rescató, la ayudo a construir identidad y a continuar su negocio. La rutina constituye un lugar seguro porque la vamos creando de acuerdo a nuestras necesidades y con la información que poseemos o que el entorno nos proporciona.

Yo por mi parte, cree una rutina para escribir, que me ayudo a lograr un objetivo y que ahora me ha dado la habilidad para sentarme a escribir una columna que  muchas veces nace sólo de una idea fugaz en mi cabeza. Una rutina que me da la certeza de que las ideas y la creatividad son una fuente inagotable a la que todos podemos acceder si nos entrenamos, si nos ejercitamos.

Así que todo este choro es para decirte que no, no te falta motivación ni disciplina para lograr eso que anhelas. Lo que te falta es rutina, entrenamiento planeación, estructura, y mira que a mí muchas de esas palabritas me dan miedo, porque no me identifico con ellas. Sin embargo, en coaching  aprendí un termino que se llama resignificar y lo que quiere decir es encontrarle un nuevo significado a las cosas o bien renombrarlas hasta sentirte cómoda y lograr apropiarte de ellas.  Y bueno creo que al final mi rutina es solo un nombre con el que logré disfrazar a la disciplina para poder caminar de la mano con ella. 

También sigo creyendo que independientemente de todo lo que ya te dije, los objetivos si necesitan pasión, pasión de esa que enciende el fuego y te mueve a la acción pero que por si sola tal vez no sea suficiente. Tambien creo que no necesitas saber con precisión a donde llegarás, pero si tener un plan que te dé una guía, un plan de vuelo sobre el que puedas trazar muchas rutas. Ya que como bien dice el dicho, todos los caminos llevan a Roma.

Hoy quiero despedirme  de ti,con la siguiente reflexión, piensa en alguna meta que hayas alcanzado en tu vida ¿cómo fue que la lograste? ¿tuviste un plan o una guía? ¿creaste alguna rutina especifica? Cuando encuentres la respuesta, piensa de que manera podrías replicar ese modelo para darle forma a tus sueños. A lo mejor descubres que como yo, eres una fan closetera de la disciplina. 

Duls

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