Sexualidad

 Las perversiones del locutor. 

#Sexualidad
“Una voz sensual, una presencia encantadora y la audacia de hacerme sentir tocar el cielo”

 

 

Lorena López.
sexualidad@inperfecto.com.mx

 

Mi nombre es Lorena López, soy originaria de Saltillo Coahuila, me complace estar con ustedes compartiendo parte de mi historia,  que tal vez son la historia de muchas personas  que se identifiquen con ellas. 

 

Capítulo 1

 

La primera vez que lo ví, me impresionó sobremanera…

Habíamos quedado de vernos para discutir unos temas de letras de canciones de mi autoría que le habían interesado.

La verdad, me daba algo de pereza, pues ya había mostrado mi trabajo a otras personas sin éxito alguno, así que no tenía mucha ilusión ahora. Ya que él había mostrado un repentino interés…

Salí de mi casa, caminé un poco, soy algo desesperada para estar en un solo sitio y él bajó sobre el boulevard en su hermosa camioneta blanca.

Al verme, bajó a toda prisa de ella, con una hermosa sonrisa que me cautivó de inmediato.

Era un hombre maduro, no muy alto, estatura promedio, elegantemente vestido, zapatos y ropa impecables.

Yo trate, cómo siempre en verme bien, aunque también soy una mujer madura de casi 50, soy algo llenita; me vestí está vez con un palazo a rayas y un saco negro, una blusa con un escote discreto en color negro y mi cabello suelto, con mis rizos alborotados.

Ví en su mirada esa admiración por mí inmediata. Y la mía se cruzó también fascinada.

¡Fué por decirlo así: ¡Un flechazo a primera vista!

En ese momento me di cuenta que algo muy grande estaba por suceder…

 

Tomó mi brazo y me abrió la puerta de su camioneta, llegamos a un restaurante cercano y yo, estaba muy nerviosa, era algo que no podía describir.

 

Cómo cuando sabes que ese evento que parecía por demás insignificante..¡Te cambiaría la vida entera!

¡Para bien o para mal… Así fué!

 

Soy algo tonta cuando estoy nerviosa, aunque aparentaba ser muy segura de mi misma, ¡Se me salía la situación de las manos!

Y es que… ¡El tan perfecto!

Usaba las palabras correctas justo en el momento. Se notaba a leguas su instrucción académica, aún sin saber exactamente qué profesión tenía. Pues era la primera ves que lo veía…

Me dijo que entre otras profesiones que tenía: Era psicólogo y también locutor de radio: tenía un programa por eso buscaba letras de canciones inéditas para promover nuevos talentos.

Debido a su profesión tiene y él lo sabe: una voz sensual, inigualable y definitivamente; El don de la palabra.

Yo, tengo menos preparación académica, pero me defiendo un poco. 

Quise ser correcta en todo momento.

Llegamos a ese restaurante al que jamás pensé entrar…

Elegante, sabía que eran precios carísimos, la verdad: ¡No iría por mi cuenta! 

Busqué una mesa, tratando de caminar segura y el todo un caballero: Saca mi silla para que me siente, ¡Sorprendiéndome!

Afortunadamente: esto ya lo había visto en algunas películas, pero nunca me hacía sucedido en persona.

¡Fingí saber qué hacer en esos casos!

Al parecer todo  fluyó bien… Pedí una ensalada, pues ya era casi noche y él se limitó a pedir café y pan.

No dejaba de observarme… Con esa mirada que hacía sentir como mi piel se erizaba… Cómo la humedad entre mis piernas fluía.

¡Y tener que guardar compostura!

¡Sonreía, siempre sonreía! Y yo con cara de tonta viéndolo y esperando no se diera cuenta.

¡Ahora sé, que si lo hacía!

Fui al baño, es increíble, cómo sientes la mirada penetrante a tus espaldas… ¡No sé cómo pude mantenerme derecha, sabiendo que era observada detalladamente!

¡Hablamos de todo! Se interesó en mis letras y yo en él demasiado.

Me propuso seguir viéndonos para arreglar detalles… Y no podía yo más que asentir con la cabeza a todo lo que él proponía.

Salimos del restaurante.

Se dirigió a mi casa y se estacionó cerca…

Sin decir palabra, nos miramos fijamente.

Le dí las gracias y él acercándose a mí, acarició con sus manos mi cabello, diciéndome que le fascinaban mis rizos.

¡Dios! Esa caricia hizo que se erizara el último poro de mi piel.

Y él lo notó… Obviamente.

Me acercó a él y yo, solo podía dejarme llevar, no tenía la menor intención de frenarlo.

¡Me besó!

Aún ahora lo recuerdo y se estruja mi ser completo.

No era un beso cualquiera… ¡No!

Era el beso justo, en la medida justa de mi boca.

Embonaba perfecto. Su sabor… Era el más delicioso jamás probado.

La suavidad, la ternura, la pasión, la dulzura justa.

¡El beso de mi vida!

Tengo que reconocerlo… ¡ Es el mejor beso de mi vida!

A mis 50 años…me sentí como una colegiala enamorada y sentí que él estaba en la misma posición.

Me despedí avergonzada, ruborizada, confundida.

¿Quien ese hombre que con un beso me hace estremecer más allá de la piel. ¿Quién?

Había decidido quedarme sola un tiempo, había fracasado en varios intentos con tipos que solo quieren una noche y se van.

No tenía ganas de más. ¡Ya no!

Pero llega este tipo… Francisco, es su nombre.

Y me desarma totalmente.

Quita esa coraza que rodeaba mi corazón… 

Puesto que yo, no deseaba conocer a nadie  sentimentalmente hablando.

 

Continuará…