#InPerfecciones
“Se puede adoptar un discurso auto victimizante para denunciar conspiraciones y vender soluciones que impliquen el desmantelamiento de las libertades ciudadanas.”
Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx
A pesar de todo, hay que conservar el buen humor, irónicamente el sentido del humor provoca mucho malestar, sobre todo cuando de reír del régimen de Gobierno se trata, los más recalcitrantes dirán que una crítica irónica no le hace daño al régimen ni a quienes lo representan, porque solo son expresiones de ardidos que han perdido sus privilegios frente al cambio verdadero, así, la réplica que responde a la ironía se atrinchera detrás de un sin fin de excusas simplistas que se la pasan defendiendo los postulados de los que hablan mucho del pueblo, por eso, no hay que perder el sentido del humor, dicen que el que se enoja pierde, sin embargo, la seriedad de los asuntos no son motivo de risa, no tiene nada de risible que diariamente en promedio asesinen a diez mujeres en México o que el precio de los alimentos ponga en jaque la economía de las familias, ninguno de estos dos ejemplos le causa gracia a nadie.
Sin embargo, lo risible del asunto son las declaraciones de los profesionales de la política, ya sabemos que la burbuja ficticia que se infla por medio de una narrativa que sostiene que todo va muy bien tiene un poder mediático que permea en la opinión pública que oscila entre impresiones encontradas, el oficialismo hace su trabajo provocando conflictos donde debe haber consenso, por eso resulta irónico qué el Presidente sostenga que las mujeres que reclaman por justicia y seguridad son conservaduristas que buscan golpetear al régimen de la Cuarta Transformación, reír de las declaraciones de López Obrador se ha convertido en un ejercicio cotidiano por el alcance subjetivo, banal y mediocre del santo transformador que se permite reír socarronamente del dolor ajeno, pero que se enchila si se ríen de él; el sarcasmo, queda claro, que para el Presiente es un ejercicio muy elevado que dejó de practicar cuando se puso la banda presidencial, no es lo mismo denunciar el número de muertos por la Guerra contra el narco que tener que justificar el número de muertos que arrojan los abrazos contra el crimen organizado, resulta que lo que antes era un ejercicio de las libertades conseguidas por la sociedad civil, hoy, bajo el régimen de los “libertadores” es un ataque a las libertades del pueblo, no cabe duda que en el circo transformador los payasos tienen de todo menos sentido del humor.
El Presidente habla mucho de hipocresía, gusta mucho de la denuncia escandalosa y superficial, habla mucho del juicio del pueblo en contra de los saqueadores y corruptos de antaño pero no es capaz de proceder judicialmente en contra de ninguno de ellos a pesar de tener en sus manos la capacidad de ordenar las investigaciones correspondientes a través de los mecanismos institucionales que bien podrían instrumentar sus incondicionales secretarios, por eso resulta de risa loca, qué, aplauda el juicio que se lleva en contra de García Luna en Estados Unidos esperando que la justicia alcance al fetiche de sus sueños húmedos Felipe Calderón escudándose en el malabar retórico de que “lo suyo, no es la venganza”, pero hay que recordarle al “presidentito” que responder por uno o varios actos ilícitos en contra del país –como constantemente acota- no es una cuestión de venganza sino de justicia o estado de derecho, de modo que eso de que lo suyo no es la venganza exhibe más un pacto entre cómplices que una postura benevolente, así que, la hipocresía queda de manifiesto en boca del Presidente, lo que agregaría un defecto más al dueño del circo que tiene poco sentido del humor y además un impedimento intelectual muy notorio.
Lo que definitivamente no es una broma y que deja muy claro que la venganza si ocupa un nicho importante en la agenda ideológica del Presidente, es el desmantelamiento de la opinión pública favorable a una de las instituciones académicas más importantes del país, la confrontación directa entre el régimen transformador y la UNAM es un una pugna que dejó al descubierto lo que era un secreto a voces, la sumisión que el Rector de la UNAM Enrique Graue dejó de manifiesto el pasado viernes 20 de enero lejos de abonar a la dignidad universitaria terminó por hacerle el caldo gordo a López Obrador apuntándole una victoria para limpiarle la cara de paso en el marco del caso sobre el plagio de la tesis de licenciatura de la Magistrada Jazmín Esquivel, lo que se encuentra en tela de juicio en este momento es la honorabilidad de la UNAM y no la honorabilidad de la Magistrada, la victoria de la moral “lopezobradoriana” que premia la mentira, la corrupción y la mediocridad, goza de cabal salud y se atreve a plantear a través de la Cámara de Diputados una iniciativa que asegure a los plagiarios gozar de impunidad si su ilícito tiene más de cinco años sin ser descubierto, sin duda estas son bromas de alto octanaje y el desprestigio para la UNAM irónicamente ha sido apuntalado por la cabeza de la misma, el hilo se tenía que romper por lo más delgado, la reacción de académicos y estudiantes ha sido tan tibia como el mensaje demagógico de Enrique Graue, así, López Obrador puede seguir diciendo con singular alegría que la Máxima Casa de Estudios se derechizó y cobrar venganza por toda la crítica que ha recibido antes y durante su mandato, por parte de la UNAM, a la narrativa de comunistas, mariguanos, huelguistas, porros y flojos, se suman los adjetivos de derechistas y plagiarios cortesía del Presidente, queda muy claro que el poder junto con los negocios y pactos cambia por completo al más idealista, que es capaz de dinamitar la honorabilidad de la UNAM si se trata de reforzar la imagen que tiene ante la opinión pública y de sus feligreses.
Barnizar de bienestar el conflicto tiene más parecido con la ultra derecha capitalista que con la izquierda socialista, perfectamente se puede adoptar un discurso auto victimizante para denunciar conspiraciones y vender soluciones que impliquen la pérdida o el desmantelamiento de las libertades ciudadanas, por eso está tan de moda la teoría del sabotaje para fincar en enemigos imaginarios la responsabilidad de los fallos en la administración del régimen de gobierno, los accidentes y desperfectos en el transporte público enardecen a la opinión pública y permiten apuntalar el discurso de la seguridad a través de los militares, el endurecimiento de la supuesta vigilancia con la propuesta para declarar como de seguridad nacional los actos de sabotaje en el metro dejan de manifiesto que el control social es fundamental en la agenda transformadora, los ciudadanos usuarios del transporte serían ahora potenciales sospechosos de actos de sabotaje y la justificación para detenciones arbitrarias se encontraría tocando a la puerta, es decir, una medida muy de derecha vendida desde un discurso de izquierda, aspecto que se apuntala con el aval de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la ley Nacional de detenciones en la que exime a las fuerzas armadas de reportar en primera instancia la identidad de los detenidos a cualquier instancia civil, ¿queda alguna duda sobre el espíritu militarista del régimen lopezobradorista?
Por eso el sentido del humor no debe perderse porque exhibe la calaña de los profesionales de la política, los pone en verdadera forma y magnitud porque entre más absurda que parezca la ironía más cerca de la verdad se encuentra, los payasos de este circo no regalan risas, regalan control y represión de baja intensidad, venden bienestar a través del dolor y la muerte como si fuera un cobro de piso, la mafia en el poder no solo está vigente, la mafia en el poder cuenta chistes muy macabros.