1968, EN LA MEMORIA DE MÉXICO
Carlos Rosas C.
carlos.rc@inperfecto.com.mx
El espacio que habitamos, el paisaje que contemplamos, el color que nos evoca un sentimiento, las texturas que nos erizan la piel, la escala que nos cobija o nos aplasta y los detalles tan sencillos pero llenos de magia nos acompañan a lo largo de la vida como fiel testigo de nuestro paso por la historia, así es la presencia de la arquitectura en el desarrollo de la sociedad que deja el testimonio vivo y pausado en un instante de aquello a lo que nos remite.
En México los referentes arquitectónicos y urbanos han sido escenario de toda clase de historias de corte político, castrense, insurrecto o simplemente personal que han dejado constancia del estatus que guarda la situación económica, política e ideológica del país.
La tendencia heredada del Porfiriato con modelos formales y académicos europeos encontraron gusto en la sociedad afrancesada que vivió la “Belle Epoque” bajo el eclecticismo arquitectónico como muestra del progreso nacional y que favoreció arquitectos como Adamo Boari y Emile Bernard sus obras representativas como el Palacio De Bellas Artes, Palacio Postal y el mal logrado Palacio Legislativo (hoy Monumento a la Revolución) respectivamente en la Ciudad de México.
La arquitectura mexicana nacionalista durante la postrevolución removió el imaginario tejido en torno a la unidad cultural planteado pero lejos de haber resuelto lo estético y funcional que impulsado por la tecnología, rebaso las prácticas vigentes y fue rebasada por la demanda social
La primera mitad del siglo XX tuvo en México grandes exponentes de la Arquitectura que lograron con sus aportaciones crear los íconos que serían un referente visual a lo largo y ancho del país, especialmente durante los años cincuenta cuando el funcionalismo da vida en 1952 a la Ciudad Universitaria al sur de la Ciudad de México donde se reúnen los mas destacados arquitectos e ingenieros del país para darle forma a la Máxima Casa de Estudios que tanta trascendencia histórica tendrá en lo futuro, José Villagran, Mario Pani, juan O ‘Gorman, Enrique del Moral, Pedro Ramírez Vazquez, Francisco Serrano, etc. formaron parte del destacado grupo.
La arquitectura emocional da paso a la transición del funcionalismo que fue cuestionado por la perdida de identidad y tradición de la arquitectura mexicana y aunque respondía al propósito de ideológico de la modernización tecnológica y del abstraccionismo artístico comenzó a quedar cada vez mas lejos de aspectos fundamentales como el clima de cada región y la congruencia del lenguaje arquitectónico que el uso de los materiales regionales que sin duda ofrecían mejores resultados en la habitabilidad de los espacios. Luis Barragán, Ricardo Legorreta, Antonio Attolini, y Mathias Goeritz representan la primer avanzada de esta tendencia que marco los años sesenta.
En lo sucesivo cada quince días estaremos con ustedes en este especial de Arquitectura dentro del marco de la conmemoración del 50 aniversario del 2 de octubre de 1968 que el periódico InPerfecto ha preparado para ustedes en que tendremos a bien mostrarles una mas de las manifestaciones de nuestra historia que quedó cincelada en 1968, El Año en la Memoria de México. Sean bienvenidos
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