#InPerfecciones
No somos competencia, complicidad afectiva de morras, contra mandatos patriarcales.
Alejandra Rivero / @a.n.dra._
alejandra.rivero@inperfecto.com.mx
Si, en efecto, todos poseemos conductas que tienden a ser machistas, aprendidas de la misma forma. Parece fácil hablar y escribir sobre deconstrucción, sororidad y volvemos al mismo sitio donde comenzamos, ejerciendo poder, señalando a otras o siendo calladas por aquellos que enuncian razón. No puedo contar las veces que me han callado, las veces en las que mi voz fue ignorada; la impotencia y el hartazgo de vivir el machismo en sus mínimas expresiones, se sienten y se reafirma cada que alguien pretende imponerse.
Fuimos cridas bajo la culpa, educación que se sostuvo bajo frases como: no lo provoques, ya sabes cómo es, todo se arregla bajo las sabanas, es vieja, pa’ que estudia, no más sirve para abrir las patas, es muy bonita para pensar, las leyes y las viejas son para violarlas, pues andaba borracha, se lo busco, era de noche, se lo busco, te buscaste una cebollita para llorar, te aguantas.
¿Quién busca ser violada, secuestrada y ultrajada? Al parecer las mujeres lo buscamos, por nacer, por hacer, crear, leer, bailar, salir, caminar, viajar en transporte y estar en casa. Me he cuestionado múltiples veces sobre ¿Dónde está mi lugar? Crecí en la cocina sirviendo los platos de mi papá, crecí lavando y tendiendo ropa, doblándola, llenado por el mandando, picando verdura, lavando trastes, me ensañaron a ejercer labores domésticas de forma correcta.
Me enseñaron a callar si me regañaban, guardar silencio, a quedarme en casa porque el mundo era peligroso para alguien tan pequeña, que no podía decir palabras despectivas porque me volvían fea. Crecí donde no podía masturbarme porque era sucio, donde la ropa que usaba me hacía merecer menos respeto y si alguien me tocaba, no pasaba nada, porque yo me lo buscaba.
Mi madre y mis abuelas crecieron bajo la desinformación, a base de golpes y nula educación; no, no era, ni es su culpa cuando se les obligaba. Dices pelear una guerra a nuestro lado mientras escondes pornografía en tu celular, mientras miras los escotes, las faldas cortas, encubres amigos que violaron a una extraña en una fiesta, porque solo en código de hombres las mujeres se respetan; siempre con las ganas de ver un poco más.
Te proclamas feminista, mientras críticas y llamas puta a quien te rechazo, sin dejar pasar a la que vive su sexualidad bajo sus normas llamándola ninfómana. Te proclamas mi amiga y cuando puedes me clavas unas cuantas palabras por conocer mis secretos. Mentir sobre temas tan delicados como lo es el aborto y el embarazo a temprana edad para buscar aprobación y atención masculina. Nos llaman locas, exageradas y se usan realidades extremadamente delicadas.
Te llenas la boca de decir, ‘’las apoyo’’, cuando críticas y violentas los cuerpos femeninos que no entran en tu estereotipo, prefieres tu placer antes que pensar en ella. Te proclamas amigo, amante, amor, pero cada que te cuenta algo sobre su día, lo ignoras, pasas de ella, juzgas su forma de vestir, peinar, andar, hablar, ser. Y cuando se le ocurre una idea ‘’brillante’’ pasas de ella, la vuelves a ignorar, preguntas detalles y la usas a tu favor, en una clase, en una exposición.
Te proclamas el eterno femenino, pero pasas por sentado todo, no cuestionas tus acciones, esperas que alguien te lo diga, que te griten en la cara y aun así negarlo, porque son chistes sin importancia, porque solo son tetas, porque solo el cuerpo de la mujer sirve para coger, disfrutar, y sexualizarlo. Para acosarlo, porque si te sonríe, te quiere coger. Si disfruta de su cuerpo y se tomas fotos desnuda, te quiere coger. Todo es para ti y por ti en tu pequeño mundo de macho, de poder, donde todo es un sí y se hace lo que tú quieres, el mundo no gira en tu verga.
Porque importan más unas tetas grandes y un culo, porque parece que somos mercancía, porque no usar brasier es insinuarnos, porque las faldas cortas y los escotes son vulgares, porque que te cocinen y te hagan de comer es su labor. Porque parece que ser mujer es un sinónimo de esclava; sin voz, sin decisión, sin capacidad de pensar, ser mujer en tu mundo es sinónimo de debilidad, cabello largo, piel hermosa, maquillaje y simples emociones.