Editorial

Y, ¿cuál es la diferencia?

#InPerfecciones
Quizá, hablar con la verdad puede ser la grandiosa diferencia que nos lleve a una auténtica transformación.

 

Miguel Angel Millán Cancino / @MiAngel_Millan
miangel.millan@inperfecto.com.mx

 

Los discursos triunfalistas son el pan de cada día en el ambiente gubernamental, de todos los gobiernos habidos y parece que por haber.

Quizá, una transformación real se va a dar en el momento en donde el examen y la autocrítica se den de una manera real y no llena de exacerbadas preocupaciones por la opinión pública, en donde se digan en primer lugar, las condiciones en las que se encuentra un país, en este caso, y el balance real de lo que se va a poder y no dentro de las promesas de campaña y compromisos adquiridos en vez de dar largas y largas a algo que quizá no va a pasar.

 

Yo, realmente no se que inseguridad y homicidios han bajado, solo basta leer los periódico amarillistas al día, informar sobre los hechos de feminicidios que se han dado, y en menos de un mes han caído gobernadora, senador, hijos de diputados, equipos, hermanos de gobernantes y muchos civiles de a pie que no sabemos que es lo que debían o porque se encuentran en esta penosa situación.

Durazo, nos dijo ayer al lado del presidente, que estamos viviendo una mejora y ante una pantalla con indicadores que no sabemos su veracidad o el maquillaje, me recordó justamente el discurso de todas, todas las administraciones pasadas que han ido informando acerca de la disminución de la violencia, para llevarse aplausos pero que en la calle y estadísticas no se ha generado como una realidad determinante.

Al igual, recordando los tres primeros años del gobierno de Enrique Peña Nieto, los indicadores y las falsas estadísticas marcaron -según- una baja en los niveles de violencia para luego, subir de manera considerable y eso por decirlo de manera amable.

¿Cuál fue el justificante? Que había habido elecciones intermedias, entonces los trabajos que se habían iniciado en coordinación con el poder Legislativo así como Gobernadores y alcaldes, se había modificado y no se tenían los mismos acuerdos.

 

Ahora, ¿qué se dirá?
Yo no se si ustedes se acuerden en realidad de esos discursos igualitos al de ahora que muchas veces se dicen al primer mes y a los primeros cien días de gobierno, oraciones como:

  • ¡Se ha disminuido la delincuencia!
  • ¡Se han generado más empleos!
  • ¡La economía está en mejoría!
  • ¡Hay más personas afiliadas al Seguro Social!
  • ¡Hemos atraído más inversión!

Todas aquellas expresiones siempre terminandolas con la frase: “Más que el gobierno anterior”, o como: “las cifras más grandes de la historia”.

 

Al final de cuentas, todos dicen quedar en la historia haciendo lo mismo que todos hacen, aplaudirse entre todos, sobandose el lomo y las nalgas después de una nalgada placentera que le da velocidad al caballo de la hipocresía, del cinísmo y de la mediocridad.

Yo, yo no se que espere de éste o de cualquier otro gobierno, pero si sé que un país entero tiene la esperanza en que llegue la cuarta transformación, anhelada, ansiada y deseada, pero que con acciones que parecen igualitas a los antecesores, parecería que todo tipo de gobierno integrará una transformación en el gasto hacia programas asistencialistas y no tanto en el desarrollo de un país.

 

Andrés Manuel, por favor, no le vayas a fallar al pueblo de México que votó por ti, calla la boca a la oposición, se que los errores van a existir, pero si en realidad tienes esa honestidad que tanto pregonas, por favor, di la verdad y las realidades, se valorará mucho más que digas de frente como son las cosas que decir cuentos mágicos que nos recuerdan justo todo lo que durante tus muchos años de campaña atacaste, por lo menos en el discurso.

Si no, entonces, ¿cuál es la diferencia?.

 

#InPerfecto