Editorial

UNA ÉPOCA… ¿VA DESAPARECIENDO?

#InPerfecciones
“Carpe diem, quam minimim credula postero”. -Horacio.

 

Maikel Ansted Hoffmann / @AnstedM
maikel.ansted@inperfecto.com.mx / maikel.ansted.hoff@gmail.com

 

No hace falta ser un genio o un sabio, para darse cuenta de que estamos ante un mundo en un constante cambio.

Estas crisis que estamos viviendo, no son en sí otra cosa que la manifestación negativa de este “cambio de epidermis” que de vez en cuando sufre la humanidad entera. Muy pocos, por cierto, han sido éstos, pero cuando suceden, a quien le toca la buena o mala fortuna de vivir esos momentos, se siente, como es lógico: desorientado.

Todo cambio comienza con un malestar, por eso pienso que la conciencia de crisis es de por sí positiva. Pasamos ya ese momento de bonanza y sana despreocupación propia de la época estudiantil en el ciclo que estamos viviendo. 

Pasamos una circunstancia por la cual se hace más interesante este cambio: estamos en constantes guerras, algunas iniciadas por humanos y otras, simplemente por la naturaleza, y no faltarán aquellos que empezarán a profetizar el fin del mundo.

La historia se repite, con la excusa de que hace mil años, los que entonces vivían en el mundo occidental aseguraban que serían las fuerzas divinas o las satánicas las que se encargarían de hacerlo. Sabemos ahora que, por desgracia, en ese sentido nos hemos vuelto autosuficientes. Ya no necesitamos de Dios o de Satán para acabar con la vida de este planeta, tenemos todo lo necesario para hacerlo por nosotros mismos. Sin embargo, no nos pongamos tan trágicos, es posible que la guerra nuclear mundial nunca suceda. Es posible (y así lo espero) que el año 2022 arribará sin mayores consecuencias, y que en todos los confines de la tierra este suceso se celebrará con alegría por los que estamos y extrañaremos a los que nos dejaron por diversas circunstancias.

Aquello de lo que sí podemos estar seguros es que todos estamos pasando por los famosos “dolores de parto”. Estamos, valga la comparación, “pariendo un mundo nuevo”. Y este hecho resulta doloroso. Ya pasaron los momentos de placer, del ímpetu que nos transportaba al infinito. Llegan, por el contrario, las molestias, sabemos que estas pasarán y que al final un nuevo ser vendrá al mundo y, por curioso que sea, ese ser debemos de ser todos nosotros.

Quizá pueda decir cualquiera que me esté leyendo en este momento, que, en vez de escribir artículos, estudiar pedagogía y ser un político juvenil, debería dedicarme a escribir poesías. Pero, como en definitiva no creo que el caos nuclear llegue a suceder, prefiero poetizar un poco y prepararme para la venida de una nueva humanidad.

¿Por qué no pensar que los malos momentos actuales no son sino la preparación para tiempos mejores? ¿Por qué no ser un poco más abiertos y admitir simplemente que la llamada edad contemporánea está desapareciendo, dejando su lugar a otra época quizá menos racionalista, pero más humana? Yo así lo creo, pero lo que debemos hacer es reflexionar sobre nuestra vida. ¡Carpe Diem!

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Saludos, un abrazo virtual.

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